Oña y el Real Monasterio de San Salvador, una joya medieval al norte de Burgos
Donde el camino de la meseta al mar Cantábrico se torna afilado y agreste, atrayendo a las tormentas. En un paisaje angosto, por el que discurre el río Oca antes de fundir sus aguas con las de un incipiente Ebro. Ahí, justo en la falda de los montes Obarenes -primeras estribaciones de la cornisa cantábrica- encontramos Oña. Baluarte fortificado en los albores de la cristiandad al que el primer conde de Castilla, Fernán González, concedió privilegios. De ahí que la villa de Oña junto con la ciudad medieval de Frías y Poza de la Sal, pueblo natal de Félix Rodríguez de la Fuente, formen la llamada mancomunidad “Raíces de Castilla”. Triángulo de municipios para una visita apasionante y cultural; hoy me voy a centrar en la primera: los lugares que ver en Oña, destacando el milenario Real Monasterio de San Salvador.
Descubrí Oña en otoño del año pasado en mi ruta por Las Merindades de Burgos. Era un día lluvioso por lo que no pude tomar muchas fotografías al aire libre y aún así me pareció un pueblo medieval muy bien cuidado, enclavado en un bello entorno. Me gustaría regresar en verano, especialmente durante la celebración del Cronicón de Oña, día grande de la villa en la recreación de un evento histórico del que hablaré más adelante.
Contenido del artículo
Lugares que visitar en Oña:
-
- Monasterio de San Salvador de Oña.
- El Jardín Secreto de Oña.
- La Casa del Parque.
- Piscifactoría.
- Iglesia de San Juan.
- Calle Barruso.
- Jardines Benedictinos.
- Museo de la Resina.
Plano turístico de Oña. Fuente: Google maps.
Cómo llegar a Oña.
Oña se ubica entre Burgos y Bilbao. A medio camino de la comarca de la Bureba y las Merindades, norte de la provincia de Burgos. A 60 kilómetros de su capital – una hora en coche por la AP-1 y la E-80 – y a 87 kilómetros de Bilbao -hora y media de trayecto-. Lo que la convierte en una escapada perfecta de fin de semana desde ambas ciudades. ¡Es uno de esos pueblos con encanto en Burgos que hay que visitar!
Alojamiento en Oña.
Te recomiendo reservar un hotel rural con encanto en pleno centro de Oña: El Rincón del Convento. En la parte del restaurante sirven menús y cocina castellana tradicional burgalesa en un comedor de piedra con chimenea. ¡A mí me gustó mucho!
Qué ver en Oña: sitios imprescindibles.
¿Instalado el equipaje? Vamos a conocer los sitios principales que ver en Oña, comenzando por la joya de la corona: un monasterio que impacta al visitarlo. Por su importancia histórica y artística es imperdonable que no sea conocido y valorado más allá de la provincia de Burgos.
El Real Monasterio de San Salvador: el tesoro de Oña.
Fue el nieto del primer conde independiente de Castilla, Sancho García, quien fundó un poderoso monasterio benedictino en esta pequeña villa a orillas del río Oca. Era el año 1011 y al sur el empuje de los musulmanes sembraba discordia y temor. La abadía fue un regalo para la infanta Tigridia, hija del conde, quien dispuso que se fueran reubicadas de conventos ya existentes: monjas de San Juan de Cillaperlata y monjes de San Salvador de Loberuela. Sin embargo, unos años más tarde por orden de los reyes de Pamplona la abadía pasaría a ser dirigida únicamente por monjes de la orden del Cluny. Ahí comenzó el esplendor medieval de San Salvador de Oña, como monasterio de cabecera teniendo bajo su jurisdicción más de 70 conventos e iglesias del norte peninsular.
Panteón de la realeza de Castilla.
Una gran escalinata de piedra conduce hasta el pórtico, adornado con las estatuas de los reyes de Castillas. Detrás, la fachada de la iglesia del monasterio de Oña donde se accede a su visita turística en la actualidad. El templo gótico, aunque reconstruido durante el siglo XV, alberga los sepulcros ricamente tallados en madera de nogal aquellos primeros nobles y reyes castellanos: de ahí lo de “Real Monasterio”. Además de las tumbas en un primoroso gótico – mudéjar, el interior de la iglesia es un auténtico museo.
Hay retablos barrocos y pinturas gótico – flamencas que aportan color a los muros desnudos de piedra desde hace varios siglos. Entre otros personajes históricos, en la iglesia del monasterio de Oña reposan: Sancho II de Castilla; el rey de Pamplona Sancho Garcés III y su esposa Muniadona de Castilla; el conde Sancho García -fundador del monasterio- y Urraca Gómez, su mujer.
¿Otras maravillas que esconde el monasterio de Oña? No hay que perderse la sacristía de estilo herreriano y la capilla principal, con una bóveda de estrellas de 400 metros cuadrados, obra de 1460 por la mano de Fernando Díaz. De ella se escora un gran ábside para contener el sepulcro plateado de San Íñigo, el ermitaño mozárabe de Calatayud en el siglo XI. La capilla funeraria fue decorada a posteriori con pinturas del cuñado de Goya, Francisco Bayeu.
Último enclave en la visita al monasterio: el gran claustro renacentista. Espacio diáfano que se abre a la luz natural, obra de Simón de Colonia en el siglo XVI, el arquitecto de la capilla de los Condestables en la Catedral de Burgos.
¿Locos o cuerdos? El viejo hospicio de Oña.
Rodeando el monasterio de San Salvador, camino de la Casa del Parque, encontramos dos enclaves. Las dependencias traseras del complejo monástico, donde estuvo instalado el viejo hospicio. Algo tétrico, sin duda es uno de los lugares más curiosos que ver en Oña aunque sólo se perciba el exterior. Anexo, un “Jardín Secreto”: un proyecto de arte vanguardista que sólo se expone de julio a diciembre en los jardines del monasterio.
Casa del Parque de los montes Obarenes – San Zadornil.
La antigua vaquería del monasterio, entre pastos -la huerta- y la frescura del río es hoy una sala de exposiciones dedicada a la prodigiosa naturaleza que rodea a Oña: los ecosistemas presentes en los montes Obarenes y el bosque de San Zadornil conocido como “la metrópoli verde”. Visita más que recomendada si se pasa un fin de semana o más días en Oña, con la idea de aventurarse por alguna ruta de senderos por estos espacios naturales protegidos. En el mismo huerto que abastecía a los monjes existe una piscifactoría centenaria -se cree que la más antigua de la península-.
Más información en la web: Casa del Parque de los Montes Obarenes.
Otros lugares que ver en Oña son los jardines Benedictinos o, si toca día de lluvia, el museo de la Resina. Merece la pena callejear por el casco histórico de la villa, con monumentos como el Palacio del Obispo, la calle Barruso donde se ubicaba la antigua aljama judía, además de casonas blasonadas como las de las familias Alonso de Prado y Díaz del Castillo.
El cronicón de Oña: una recreación histórica en el ecuador del verano.
Cada agosto la villa revive el esplendor medieval por medio del Cronicón de Oña. Una recreación histórica y espectáculo teatral en el que actúan los propios habitantes de Oña caracterizados de época -llegan a participar más de 120 personas- por las calles de la localidad y dentro de la iglesia de San Salvador. Qué mejor forma de conocer la historia de la fundación de la villa y su monasterio, los acontecimientos acaecidos desde hace un siglo, que contada por sus protagonistas: don Sancho García, doña Urraca Gómez, la reina Munia o san Íñigo vuelven a pasear por Oña.
Sigue viajando por Castilla y León en el blog:
Código ético: este post contiene enlaces de afiliación. Significa esto que si reservas por medio de los enlaces recibo una comisión sin que por ello incremente el precio final. Así me ayudas a continuar con el blog. Todo lo que he escrito en este artículo sobre qué ver en Oña, Burgos, está basado en mi propia experiencia.