El gólem, el santo y el jinete sin cabeza: Leyendas de Praga
Anochece en la Ciudad Vieja. Las farolas del puente de Carlos se prenden arrojando destellos de luz sobre los adoquines de piedra. El rumor del Moldava se torna más tenue a la par que la neblina hace acto de presencia envolviendo la Ciudad de las Cien Torres. Es entonces cuando cobran vida las leyendas de Praga, con personajes tan siniestros como un jinete sin cabeza en busca de su próxima víctima, el mítico gólem del barrio judío o esa misteriosa dama blanca que vaga por Mala Strana, clamando justicia. Las historias de Praga recogen algunas de las más populares leyendas checas, contadas de boca en boca generación tras generación. Mitos que todo turista debe conocer al visitar Praga en 2 días ó 3 -mínimo-, para empaparse del alma de esta urbe medieval enclavada en el corazón de Europa.
Praga, antigua capital del reino de Bohemia, es una de las ciudades más encantadoras del mundo. Romántica y fascinante, su propia fundación está ligada a la leyenda de la princesa Libuše allá por el siglo VIII. Según la tradición, la menor y más sabia de las hijas del rey Krok tuvo una premonición. En sueños contempló una villa a orillas del Moldava «cuya gloria tocaba las estrellas». No andaba falta de razón: hoy Praga está en el top 20 de ciudades más visitadas del mundo. Es el principal foco turístico que ver en la República Checa. ¿Recorremos rincones mágicos de Praga con algunas de sus historias más míticas?
La ciudad de Praga
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Contenido del artículo
La maldición del Reloj Astronómico.
Comenzamos este paseo por las leyendas de Praga en el lugar más conocido de la ciudad. La torre del Viejo Ayuntamiento es el que mayor volumen de turistas congreja a sus pies, cada hora. Todos quieren ver, grabar, disfrutar… del espectáculo de figuritas danzantes del Reloj Astronómico -en checo Orloj– más famoso del mundo. Con un calendario circular representando los meses del año, una esfera lunar y otra solar, cada hora se abren las compuertas dando paso a los doce apóstoles, la Muerte y tres pecados capitales: la Lujuria (representada con un turco), la Avaricia (un mercader judío) y la Vanidad con un espejo. El Gallo da por finalizado el show, cantando para anunciar la hora.
Hasta aquí el deleite de los turistas. Pero el Reloj Astronómico guarda una tétrica leyenda. Cuentan que a su finalización, en 1410, los gobernantes decidieron dejar ciego a su autor para que no replicara esta obra maestra y el Reloj Astronómico de Praga fuera único en el mundo. El maestro, en venganza, se metió dentro del reloj y paró su mecanismo, justo antes de morir. Desde entonces, se dice que el día que el reloj deje de funcionar, la mala suerte se cernirá sobre la ciudad de Praga y sus habitantes. Hasta aquí la leyenda… Pero, llámalo coincidiencia: en 2002 el reloj se paró. El río Moldava se desbordó y Praga sufrió la mayor inundación desde que hay registros. Parece que siglos después, el relojero cobró su deuda…
Torre del Ayuntamiento y Reloj Astronómico de Praga
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El Gólem de Praga.
De todas las leyendas de Praga, esta es mi favorita. Transcurre en Josefov, el barrio judío de Praga, uno de los distritos más populares de la capital checa gracias a sus sinagogas centenarias y el viejo cementerio. El gólem es un personaje antropomorfo que cobraba vida cuando era requerido por su creador, el mítico Rabino Loew. Según la tradición, en el siglo XVI la comunidad judía de Praga sufría maltrato y persecución por parte del sector más antisemita de la población. Para defender a su pueblo, este rabino a quien se le atribuyen propiedades mágicas creó a un ser de barro en secreto, en el ático de la la Sinagoga Vieja – Nueva (la más antigua de Praga). El gólem era un temible personaje, quien salía a patrullar las calles del barrio para evitar agresiones e injusticias.
Sin embargo, este ser un día se volvió incontrolable y se escapó del desván, sembrando el caos por todo Josefov. El rabino tuvo que destruirlo, pero consiguió que el respeto por la comunidad judía se prolongara un tiempo… Hasta la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi de Chequia, donde todos los judíos acabaron el cercano Gueto de Theresienstadt, más conocido como el campo de concentración de Terezín. Esto ya, forma parte de la historia de Praga más terrible: en el suelo de Josefov verás las placas doradas en recuerdo de todos los judíos deportados y asesinados. También se les rinde homenaje en el memorial que hay a la entrada del Viejo Cementerio Judío de Praga. En este, la tumba más visitada es la del rabino Loew, a quien los turistas dejan un deseo escrito en un papel.
Viejo Cementerio judío de Praga, Josefov
Nota al pie de página: el deseo que escribí en un papelito y deposité sobre la tumba del rabino Loew… Se cumplió.
Leyendas del puente de Carlos.
La estatua de Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Germánico, se yergue en la plaza a unos pasos del puente que lleva su nombre -antaño se conocía simplemente como puente de Piedra-. Este rey, el más querido por los checos, nació en Praga en 1316. La última piedra del más famoso de los puentes que cruza el Moldava la puso el monarca el 9 de julio de 1357. Custodiado por dos torres, une Mala Strana, a los pies del castillo de Praga, con la Ciudad Vieja. Treinta estatuas de santos locales y extranjeros se extienden a lo largo de este legendario puente con farolas de gas -en Navidad, las enciende el farolero-. Su aura medieval y romántica ha sido objeto de numerosas historias de Praga que, como escenario, trascurren en el puente de Carlos.
Noche en el puente de Carlos, Praga
San Juan Nepomuceno, el confesor de la reina.
La estatua más famosa del puente de Carlos es la del patrón de Bohemia, San Juan Nepomuceno. Nacido en Nepomuk, región de Pilsen, en 1340, pronto hizo carrera religiosa. Llegó a ser todo un erudito y acabó en la corte de Praga, como confesor de la reina, Sofía de Baviera. Su marido el rey Wenceslao IV, al contrario que el rey Carlos, fue uno de los más despreciados, sumiendo al reino en un caos de anarquía y guerras internas. Cuentan que el monarca estaba celoso de la amistad que unía a su esposa con el religioso y llegó a creer que la reina le había sido infiel. Exigió al confesor que le contara todo lo que le había revelado Sofía, pero este se negó en rotundo argumentando el voto secreto del santo sacramento. Wenceslao lo tomó como una afrenta personal y una confirmación de sus sospechas: si no se lo contaba era porque, efectivamente, había infidelidad. Por lo que condenó a Juan de Nepomuk a muerte y fue arrojado a las aguas del río Moldava.
Hoy a los pies de este santo hay grabada una figura de un perro -como símbolo de fidelidad- que los turistas frotan y la famosa Estrella de Praga. En realidad, es el relato en piedra de este terrible suceso. Si quieres volver a esta ciudad ¡sólo tienes que tocarla!
Estatua de San Juan Nepomuceno en el puente de Carlos, Praga
El demonio y el gallo.
Otra de las leyendas de Praga sobre el puente de Carlos hace referencia a su construcción. Cuentan que el Diablo, enojado porque a causa del puente no se iba a cobrar la vida de muchos ahogados, se empeñó en arruinar las obras. Cada noche, desbarataba los arcos que con tanto esfuerzo el maestro proyectaba. Desesperado, éste hizo un pacto con el Maligno: si lo dejaba terminar, sería suya el alma de la primera persona que pisara el puente. Para burlar al diablo, el constructor metió a un gallo en una cesta, dispuesto a soltarlo el día de la inauguración del puente, antes de que nadie cruzara.
Pero el diablo no se le engaña fácilmente y decidió jugársela al maestro. Se disfrazó de ayudante y se presentó ante su mujer. Le contó que su marido había tenido un terrible accidente y ella echó a correr cruzando el puente ante los ojos horrorizados de su esposo, quien trató de soltar el gallo. Pero ya era demasiado tarde. Por lo que el diablo tomó su alma en precio del pacto por haber dejado concluir el puente de Carlos. En una versión extendida de la historia, hay quien asegura que ha visto a la mujer del maestro vagando por el puente de madrugada y por los callejones de Mala Strana, donde vivían.
Los sacrificios paganos del monte Petrín.
Uno de los mejores miradores de la ciudad de Praga se encuentra en la colina de Petrín, hoy extenso parque que es un auténtico bosque con un divertido laberinto de Espejos. Sin embargo, cuentan que antaño era un lugar temible: en el sitio que hoy ocupa la iglesia y monasterio de San Lorenzo existía un altar pagano donde los sacerdotes hacían sacrificios humanos para aplacar a los dioses. Prácticas que con la llegada del Cristianismo llegaron a su fin.
Monasterio de San Lorenzo, monte Petrín, leyendas de Praga
El jinete sin cabeza de la calle Liliova.
Antaño existió el llamado Camino Real de Praga. Una larga calle que conectaba la misma plaza del Castillo con Malostranské náměstí, la plaza principal de Mala Strana, la ciudad pequeña, donde está ubicada la iglesia de San Nicolás. La tradición dice que esta era una vía segura para el tránsito de viadantes ya que estaba bien iluminada y nada malo podía pasar. Sin embargo, si por un casual alguien se despistaba y, al doblar a la altura de la Universidad Carolina -fundada por Carlos IV en el siglo XIV- podía llevarse el susto de su vida. Y es que dicen que la calle Liliova está maldita: por ella pasea un antiguo caballero templario que hizo pactos con el diablo y renunció a la fe cristiana, por lo que fue decapitado.
La mano cortada de San Jacobo.
Quizá esta sea de las leyendas de Praga más escabrosas. Y es que en la basílica de San Jacobo -ubicada tras la famosa iglesia de Santa María de Týn- hay una mano momificada colgando de una cadena. ¿Cuál es su historia? Se cuenta que este es el miebro amputado de un ladrón. O más bien intento de ladrón, ya que se escondió en la iglesia con la intención de robar el collar de oro y piedras preciosas de la estatua de la Virgen en el altar mayor. El ladrón esperó a la noche y a que el templo estuviera vacío para perpetrar su fechoría. Pero cuando fue a coger el collar, la escultura de la Virgen cobró vida y agarró su brazo, sin dejarlo escapar. Así lo encontró el cura al día siguiente; nadie consiguió soltarlo y hubo que llamar al carnicero del barrio para que lo liberase, cortándole el brazo. Así lo cuenta la placa colocada en el suelo, como advertencia a los futuros ladrones.
Leyendas del Callejón Dorado de Praga.
En el barrio del Castillo hay una pequeña calle que aparece siempre abarratoda de turistas, al menos de sol a sol. Al anochecer va quedando vacía y entonces muestra su verdadera historia: este era el callejón de los alquimistas, donde vivían curanderos, ocultistas y hechiceros que servían a los personajes de la propia corte, muy aficionados a las ciencias ocultas durante el medievo. Relegado al olvido durante siglos, a finales del XIX y principios del siglo XX en el callejón del Oro se instalaron escritores y bohemios como Kafka: hoy se puede visitar su casa a modo de museo.
Callejón Dorado o Calle de los Alquimistas, Praga
El violinista de la Torre.
Una leyenda cuenta que, a quien preste atención, a veces durante la noche llegan hasta el callejón Dorado las notas de un violín. Y es que la cercana Torre Daliborka fue usada como prisión de estado. Tomó el nombre del primer reo: el caballero Dalibor. Este noble acusado de incitar las revueltas campesinas contra el rey, fue detenido y condenado a muerte. Cuentan que como última voluntad pidió un violín y pasaba las largas noches de encierro aprendiendo a tocarlo mientras esperaba la muerte. Según los archivos esta sentencia se llevó a cabo y fue decapitado por un verdugo -¿quién sabe si no será él el jinete sin cabeza de Mala Strana?-. Pero, según la leyenda, el caballero se esfumó entre los muros de la torre como por arte de magia: desapareció. Y nunca pudo ser ajusticiado. ¿Quién sabe?
De las muchas leyendas de Praga, las que envuelven el Callejón de los Alquimistas son las más jugosas. Y es que el mismo rey Rodolfo II, nieto del emperador Carlos V, tenía la esperanza de conseguir la piedra filosofal. De hallar el elixir de la vida eterna que le libraría de la Muerte. Esa que aparece en el Reloj Astronómico marcando cada hora: una menos para el final de los días. Tic – tac. Más vale apresurarse.
Reloj Astronómico de Praga, leyendas de Praga, la capital checa
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