«Quien salva una vida, salva al mundo entero.»
6 de septiembre de 1939. Las tropas alemanas invaden Cracovia y, con el nuevo orden, los negocios y fábricas de judíos son expropiadas. Del barrio de Kazimierz tienen que trasladarse al recién inaugurado gueto, al otro lado del río Vístula, despojados de dignidad y pertenencias. La fábrica de esmaltados y productos de hojalata «Rekord», fundada por tres empresarios judíos en 1937 no escapó de la purga. Ubicada en la zona industrial de Zablocie, un empresario alemán llamado Oskar Schindler la adquiere. En 1940 la fábrica de Schindler funciona a toda máquina produciendo, además de esmaltados, armas y utensilios militares tan necesarios para la guerra. Pero lo valioso es que, gracias a una lista, salvó a 1200 judíos de la deportación a Auschwitz. Hoy, esta fábrica es un museo de la memoria y una de las visitas imprescindibles que hacer en Cracovia.
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¿Quién fue Oskar Schindler? De la película de Spielberg a la realidad.
Oskar nació en la región de Moravia en 1908. De joven, trabajó en la fábrica de máquinas agrícolas de su suegro (el padre de Emilie Pelzl, con quien se casó a los 20 años) hasta la crisis económica. Era representante comercial de una fábrica en la ciudad checa de Brno cuando en 1935 se unió al Partido Alemán de los Sudetes. Schindler comenzó a colaborar con la agencia de Inteligencia Militar Alemana y fue detenido por las autoridades checoslovacas. Pero no duró en cautiverio: hasta 1938, año de anexión de los Sudetes al Tercer Reich. Oskar Schindler se convirtió en miembro del NSDAP, el partido nazi. Con la invasión de Polonia fue enviado a Cracovia al comienzo de la guerra.
Schindler en Cracovia.
En Cracovia, gracias al apoyo de las autoridades de ocupación, tomó las riendas de varios negocios expoliados a los judíos. La fábrica de esmaltados fue uno de ellos, la cual amplió para producir material militar, oficialmente. Pero lo cierto es que generaba más ingresos con las ventas en el mercado negro. La Gestapo investigó la fábrica por actividades irregulares; logró librarse con sobornos y contactos con los altos mandos nazis. Cada año de guerra, Schindler empleaba a más judíos del gueto, quienes estaban obligados al trabajo forzado sin remuneración. En 1943, siendo inminente la deportación de los judíos a los campos de exterminio, Schindler elaboró una lista con los nombres de sus empleados, argumentando que le era imposible proveer al ejército de materiales sin ellos.
Al final de la guerra, en 1944, Oskar evacuó la fábrica a Moravia junto con sus empleados. En 1945, tras la derrota de Alemania y la liberación de los campos, Schindler viajó de Checoslovaquia a Argentina, donde abrió una granja. gracias a la ayuda económica de sus antiguos empleados judíos durante la posguerra. Invitado en varias ocasiones a Israel, en el año 63 fue nombrado Justo entre las Naciones. Desde 1974, año de su fallecimiento, descansa en el cementerio católico de Jerusalén. La historia de la Lista de Schindler se hizo famosa cuando Steven Spielberg la llevó al cine, en 1993.
Visita a la fábrica de Schindler en Cracovia.
Un memorial del Holocausto y la historia de los judíos de Cracovia. Este es el testimonio que quiere dar al mundo la exposición permanente en la fábrica de Schindler. Las salas y espacios del museo nos llevan de viaje por el pasado más oscuro de esta ciudad polaca: la Segunda Guerra Mundial y la invasión alemana.
Kaiserpanorama: el taller fotográfico.
Primer piso. Estamos en la Cracovia de preguerra. Un primer espacio dedicado a la historia gráfica de Cracovia entre 1918 y 1939. Las fotografías de aquellos habitantes de hace un siglo, reflejan la convivencia de las comunidades católicas y judías de la ciudad. Aproximadamente el 25% de la población de Cracovia era judía y personas de ambas religiones se sentaban juntos en el consejo local.
Cracovia bajo la ocupación nazi, 1939 y 1945.
Una sala de espera de una estación. Acaba el verano de 1939 y la gente está regresando a sus domicilios de las vacaciones. El 1 de septiembre el caos: la invasión de Polonia. Un túnel oscuro conduce a la nueva situación, entre audios de conversaciones cotidianas en la que los habitantes de la ciudad se preguntan qué va a suceder ahora. De las fachadas de los edificios cuelgan las esvásticas. Los comunicados radiofónicos de las autoridades alemanas comunican el nuevo orden: queda prohibido hablar polaco, entre otras muchas órdenes a las que se verán sometidas la población de Cracovia en los siguientes años. La prensa y la radio polaca y judía se suprimen.
Los judíos sufrieron persecuciones desde el comienzo de la ocupación. Sus comercios fueron marcados y tenían que llevar sobre el brazo una banda con la estrella de David. La segregación racial fue decretada: católicos y judíos no pueden compartir los mismos espacios, tampoco en el tranvía. El primer paso para la creación del gueto de Cracovia.
Bajo la ocupación alemana, los nazis llevaron a cabo una política de germanización de la ciudad de Cracovia, demoliendo monumentos nacionales como el dedicado al poeta Adam Mickiewicz. Incluso cambiaron nombres de plazas y calles: la emblemática plaza del Mercado se convirtió en la de Adolf Hitler.
El ejercicio del terror.
Parte de la exposición está dedicada al método de ejercicio del poder por parte de los nazis: el miedo. En esta sala se recoge carteles con nombres de prisioneros, así como una fotografía realizada durante la primera deportación de judíos de Cracovia, en 1940. Interrogatorios, detenciones y torturas: la Gestapo no escatimaba a la hora de someter a la población, víctimas del terror nazi. No faltan a lo largo del museo los carteles de propaganda alemanes, con mensajes antisemitas y antibolcheviques.
Testimonios de las duras condiciones de vida, cartillas de racionamiento y las argucias para conseguir productos necesarios en el mercado negro también se exponen en las vitrinas de las salas dedicadas a la vida cotidiana al comienzo de los años 40. Contrasta la representación del campo de Plaszow con una peluquería que hoy sería de estilo vintage. Entonces, pura supervivencia.
Las oficinas de la fábrica: secretaría y gabinete de Schindler.
La auténtica secretaría de Oskar Schindler se mantiene en el lugar original. Aunque el único objeto original de las dependecias, que ha sobrevivido hasta hoy, es el panel decorativo para la lámpara en el techo. En la sala se exhibe la biografía del industrial, acompañada de fotografías y documentos. También piezas de vajilla realizadas en la factoría. En el gabinete de Schindler se conserva el mapa de Europa de principios de los 40 que decoraba la pared.
Y en un cilincro de metal están enumerados los nombres de los más de 1000 judíos que salvó el alemán. Desde la última sala del museo la pared nos devuelve sus miradas: son fotografías de algunos de los protagonistas de la historia. Retratos de personas reales que sirvieron a Spielberg para crear y caracterizar a los personajes que cobran vida en la película. Estremecedora pero verdadera.