Autobús panameño
América Panamá

Sucedió en un autobús panameño

Escrito por la
el
22 septiembre, 2016

Las estridentes notas que ponen melodía a la poética del más puro reggaeton panameño retumban en mis oídos. El autobús al Darién, el agujero de la Panamericana intenta superar el intenso tráfico de la capital. Me acomodo en el asiento y suspiro con resignación: me quedan, con un poco de suerte, unas 6 ó 7 horas para llegar al destino, la remota Metetí. A estas alturas del viaje ya nada me sorprende de todas esas esas cosas locas o divertidas que me han sucedido en un autobús panameño.

«El amor que siento por ti con ninguno se compara.
Quisiera ser rímel para correrme en tu cara.
Vete lejos donde nadie te pueda encontrar,
Pero donde vayas llevame contigo nada más…»

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En el autobús de Sabanitas a Portobelo

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Sucedió en un autobús panameño.

En Panamá existen dos tipos de autobuses: el de guiris, los «shuttles», que se contratan en las agencias de viajes. Son rápidos, directos, caros y aburridos. Luego están los autobuses que usan los locales para desplazarse, más económicos y pintorescos. Salvo una excepción, todos mis trayectos en mi ruta por Panamá han sido en estos. Y es de los que voy a hablarte.

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Autobuses panameños

Los «Diablos Rojos».

El autobús panameño en sí tiene una forma y volumen característico: son antiguos autobuses de escolares estadounidenses importados y vendidos en la zona libre de Colón. Sus exteriores están totalmente cubiertos de pintura mostrando dibujos chillones y/o fotografías de héroes de ficción o nacionales, como el campeón mundial de boxeo Roberto «Mano de Piedra» o la Miss Universo Justin Paseko. Rematados con frases lapidarias, religiosas («Solo a Dios espero»), traviesas o incluso románticas («Mi mundo eres tú»), consiguen sacarme una sonrisa una y otra vez. Alguna que otra descarada o incluso con faltas de ortografía.

» A ti te digo levántate»

«Difícil pero no imposible»

» Si tu lengua no me amatado lo hará Dios»

«Mucho más flow»

«Aquí no ah pasado nada»

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«El principio de la sabiduría es el temor a la verdad»

Se les conoce como los «Diablos Rojos» por su fama de conductores «locos». Echaban carreras en la propia ciudad de Panamá atemorizando a pasajeros y transeúntes con sus ruidosos tubos de escape. Hoy están un poco más comedidos y, poco a poco, se van sustituyendo por modernos autobuses. Aunque aún quedan muchas de estas reliquias que nos recuerdan a algún capítulo de Halloween de Los Simpsons con un Otto pasado de rosca…

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Autobús panameño

Depende del trayecto que el viaje sea a bordo de un Diablo Rojo u otro más «normal». He de puntualizar que los autobuses que hacen rutas estratégicas como las que unen la capital con Colón, Santiago o con Bocas del Toro son modernos y ponen entretenidas películas (para todo el autobús). Para trayectos cortos y en zonas más rurales como por ejemplo de Metetí a Puerto Quimba se trata de unas furgonetas destartaladas y ruidosas.

Furgoneta a Puerto Quimba

Furgoneta a Puerto Quimba

Discoteca rodante.

Si te gusta el reaggeton, la salsa, en definitiva la música caribeña, ¡no querrás apearte de un autobús panameño! Mi conclusión es que a conductores y pasajeros les chifla, por eso la tienen a todo volumen sea trayecto diurno o nocturno. Para rematar el efecto, unas luces de colores siempre aportan ambiente. La fiesta está servida. Y si no que se lo digan a los muchachos que iban dando buena cuenta de una botella de ron blanco camino de Portobelo, la villa de los piratas.

«Si fuera Superman te llevaría volando,
Pero como no lo soy nos vamos caminando.
Mami ya me estoy desesperando, estamos perdiendo el tiempo,
Ya nos podemos ir casando».

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Autobús de Portobelo

El autobús congelador.

Coger un «Diablo Rojo» es muy pintoresco. Y hasta saludable. Por lo general no tienen aire acondicionado así que llevan las ventanas abiertas. Mucho mejor que subir a uno de esos autobuses que hacen trayectos largos como el de Bocas del Toro en el que los cristales se empañan hasta crear una película opaca. Temperatura interior: 16 grados. ¡Un auténtico congelador! Los panameños van preparados: gorros de lana, bufandas y chaquetas gruesas, so riesgo de pillar un gran catarro en contraste con el bochorno exterior.

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Pasajeros con chaquetas y gorros

Pasajeros y equipaje de mano.

Si son curiosos los autobuses panameños, al menos para mí como europea, también lo es lo que sucede dentro:

¿Puntualidad? Aunque consulté innumerables veces el horario de autobuses de Panamá en Internet, llegué a la conclusión de que era una hora aproximada y estos salían, simplemente, cuando se llenaban.

El conductor solo conduce. Todo autobús panameño que se precie cuenta con «el ayudante». Este se encarga de, como su nombre indica, ayudar a los pasajeros con sus fardos, abrir y cerrar las puertas en cada parada gritando a pleno pulmón su destino: «Darién, Darién», y a cobrar el precio del pasaje a cada uno, justo antes de bajar.

Equipajes vivos y coleando: siete cajas de bananas. Un señor que viaja de Soná a Santiago con su gallina… Lo del maletero es un elemento desconocido. Las mochilas viajan contigo o, en su defecto, arriba amarradas. Algo poco recomendable dadas las tormentas repentinas. Y que si no las amarran bien pueden salir volando (historia verdadera).

Cargando con la mochila en el autobús de Darién

Cargando con la mochila en el autobús de Darién

Paradas «a la carta»: hace dos segundos que el autobús se detuvo pero no importa. Una señora situada tres asientos adelante le pide al conductor que le pare en la vivienda color rosa: «es mi casa». Otra señora, saliendo de Changuinola, recuerda que no tomó su medicación, por lo que le da un billete de 5 dólares al ayudante con el recado: «cómprame en la farmacia pastillas para la tensión». De esos momentos en que piensas «esto es broma»…

Catering ambulante: ¿hambre con tan largos trayectos? No hay problema. Siempre hay paradas en medio del camino donde se puede comprar cualquier cosa. Si no se quiere bajar del autobús, vendedores ambulantes subirán con todo tipo de viandas: bolsas de piña natural, tamales de pollo envueltos en hojas de plátano, platanitos fritos, sodas…

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Estación de autobuses de Metetí

Y así, parando en cada esquina, consigo llegar al Darién con el martilleo…

«Me duele la mano de tanto pensar en ti.
Soy feliz desde que te conocí.

Mami usted tiene algo que a mi me entretiene
Antes que se vaya usted se viene».

El Blopa, «Usted tiene».

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17 Comentarios
  1. Responder

    Maruxaina

    26 septiembre, 2016

    Jajaja, me ha gustado mucho Patri! Me han recordado a los viajes en bus por Camboya, si cambiamos reaggeton por románticas baladas el resto se parece bastante 🙂
    Son súper chulos los buses con esas decoraciones personalizadas! Me gusta lo que voy descubriendo de Panamá contigo!
    Un abrazo guapa!

    • Responder

      cosmopolilla

      26 septiembre, 2016

      Muchas gracias, Maru. Esto podría dar para un post colaborativo de autobuses por el mundo con todo lo que me estáis contando je je je
      Un abrazo

  2. Responder

    Valen

    9 octubre, 2016

    Por favor me parto con la señora de la medicación, qué pedazo de post te has marcado Cosmo! Mataría ahora mismo por estar en medio de ese desorden panameño, tal como lo cuentas hay que vivirlo. Por cierto, gracias por las fieles transcripciones incluidas faltas de ortografía

    • Responder

      cosmopolilla

      10 octubre, 2016

      Hola Valen, ¡muchas gracias! Ya llegará ese caos panameño si seguís vuestro camino al sur… Allí está esperando je je je lo de la señora de la medicación yo no podía parar de reírme, mi cara era de «no me lo puedo creer»… Seguido de un «madre mía no vamos a llegar nunca…»
      Un abrazo

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Patricia Rojas
Barcelona

¡Hola! Soy Patri, periodista y apasionada de los viajes. Andaluza de Motril (Granada) desde 2013 escribo en lacosmopolilla.com relatos de lugares y gentes del mundo. En mi web encontrarás completas guías de países y ciudades, consejos para ahorrar viajando, rutas en coche o artículos sobre gastronomía local. ¿Viajamos juntas?

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