Los tejados rojizos y casas de piedra se agrupan dibujando un triángulo rodeado de verde, cuyo ápice apunta a un horizonte cargado de nubes. Desde el castillo de los Rojas -fortaleza del siglo XIV- tengo las llanuras de La Bureba a mis pies. Una comarca del norte de la provincia de Burgos con monumentos, salinas y una historia muy curiosa forjada en torno al recurso más preciado antes de la Revolución Industrial. Hoy vengo a conocer qué ver en Poza de la Sal, uno de sus municipios más pintorescos y pueblo natal del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. ¿Me acompañas?
Poza de la Sal junto con la ciudad de Frías -la más pequeña de España- y la villa de Oña, cuyo emblema es el Real monasterio de San Salvador, forman la mancomunidad de Raíces de Castilla. Estamos en una tierra legendaria, de antiguos condes y reyes, con un gran legado medieval.
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Sitios que ver en Poza de la Sal.
Fue Diego Rodríguez Porcelos, conde de Castilla y fundador de la ciudad de Burgos en el 884, quien decidió repoblar Poza -antiguo asentamiento romano- y construir un castillo encaramado a las rocas para protegerla. Bajo su atenta mirada se extiende el diapiro de Poza de la Sal. Visto desde el aire asemeja a un enorme cráter salino creado hace milenios, cuando estos terrenos estaban bajo el océano. Llamado por los locales «El salero», el afloramiento ha sido explotado desde hace siglos, siendo la base de la economía del pueblo. Un valioso recurso que los romanos llegaron a usar como pago -de ahí la palabra «salario»- es la razón de ser de Poza. Pero vayamos por partes…
Las murallas medievales.
Nada más aparcar el coche en la parte baja del pueblo las calles empinadas conducen hasta la plaza Nueva. Una explanada rectangular donde se ubica la oficina de turismo y el Templete de la Música: la tradición musical está muy arraigada en Poza de la Sal con sus bandas y charangas. Tanto es así, que se considera el pueblo más pequeño de Europa -poco más de 200 habitantes censados- con banda de música. Muchas de sus calles tienen nombres de músicos pozanos y cada año el municipio acoge en mayo el Festival Nacional de Charangas.
Desde la plaza Nueva podemos acceder al casco medieval del pueblo -declarado Conjunto Histórico – Artístico- a través de la puerta del Conjugadero. Parte de la muralla que rodeaba en el medievo Poza de Sal aún se mantiene. El curioso nombre de este arco proviene porque era el lugar desde donde se lanzaba el tentenublo: el conjuro para alejar a la lluvia, perjudicial para la producción de la sal.
Pasear por el entramado de callejuelas de Poza es una delicia: conserva el encanto y la arquitectura tradicional típica de los pueblos burgaleses. Con la particularidad de viviendas de varios pisos: estamos ante un pueblo «industrial» de los siglos XVII – XVIII, donde habitaban los obreros o trabajadores de las salinas. Hay placitas escondidas, pasajes cubiertos con vigas de madera y casas blasonadas con entramado de madera que recuerdan mucho al burgalés pueblo de Covarrubias, en las tierras del Arlanza, también feudo del conde de Castilla.
El castaño de la plaza Vieja: cuenta una leyenda local que el comienzo del invierno en Poza de la Sal lo marca este frondoso castaño, al caer su última hoja.
Iglesia de San Cosme y San Damián.
Construida a finales del siglo XIV, esta iglesia gótica -con portada barroca- es el corazón del pueblo y el templo religioso principal que ver en Poza de la Sal. En su interior de tres naves y bóvedas de crucería queda patente el poderío de la casa de los Rojas, señores de Poza: en capiteles de las columnas están presentes las cinco estrellas, símbolo de la familia. Las fiestas patronales se celebran entre el 26 y 29 de septiembre, días en que Poza de la Sal es un hervidero de música y gente.
Nota: completa la ruta con este artículo: Frías, Oña y Poza de la Sal, un viaje a las Raíces de Castilla.
Ayuntamiento de Poza de la Sal.
Junto a la iglesia, en una de las plazas más bonitas que ver en Poza de la Sal por sus casas típicas se localiza el Ayuntamiento o Casa consistorial, edificio del siglo XVI de dos plantas.
La casa natal de Félix Rodríguez de la Fuente.
En 1928 nació en Poza de la Sal uno de sus personajes más ilustres: el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Si continuamos callejeando en dirección a la Casa de la Administración de las Salinas veremos su casa natal. Solo podremos contemplar la fachada: no se puede acceder al interior de la vivienda. Aunque cerca de la plaza Nueva sí que existe un Centro de Interpretación de la figura de Félix, gran impulsor del ecologismo en España.
Casa de la Administración de las Reales Salinas.
Edificio del siglo XVIII, hoy alberga el Centro de Interpretación de las Salinas, un didáctico museo para explicar la singularidad geológica de Poza de la Sal y su diapiro, así como la importancia histórica de este recurso. Las salas se suceden mostrando cómo era la recolección de la sal de forma manual desde los tiempos en que Felipe II tomó el control de las salinas por parte de la Corona (de ahí lo de «Reales»). Fue entonces la época de esplendor, cuando se producían 6 – 7 millones de kilos al año y Poza de la Sal llegó a tener 3.000 habitantes.
La decadencia surgió a finales del XIX. Con la llegada de la Revolución Industrial y el ferrocarril se abarataron los costes del transporte: la sal comenzó a viajar por toda España desde el Levante de manera más económica. La última era de Poza de la Sal se cerró en los años 70.
La sal ha marcado el carácter y las costumbres de los pozanos desde tiempos ancestrales. Prueba de ello es una de las tradiciones más arraigadas: cuando se bautiza a un niño se le pone una pizca de sal en la frente «para que salga salado».
Lavaderos de Poza de la Sal.
De camino a las salinas se pueden observar los antiguos lavaderos del pueblo o la Fuente Vieja: un conjunto de piscinas y abrevaderos del siglo XVIII en piedra, por donde se canalizaba el río para uso cotidiano.
Monumento a Félix Rodríguez de la Fuente.
Todo un emblema de Poza de la Sal. Construido y donado al pueblo por el programa de Televisión de Íker Jiménez, Cuarto Milenio, este Félix con su gran amigo el lobo ibérico mira hacia su pueblo natal. Fue construido para un episodio donde se rendía homenaje al creador de la magnífica serie documental «El hombre y la Tierra». Las impactantes imágenes y la banda sonora de la saga forman parte de la historia cinematográfica de España como una obra maestra que caló en el gran público sobre la defensa de la fauna salvaje en la península ibérica.
Las Salinas de Poza.
Nos encontramos dentro del diapiro. El bello paraje modificado por el humano para llegar a los filones de sal gema se extiende por la ladera. Aprovechando el desnivel del terreno excavaron pozos conectados entre sí mediante galerías subterráneas. Por el más elevado se introducía agua dulce: así conseguían disolver la sal y convertirla en salmuera. A mano o con la ayuda de un torno se extraía de los pozos usando odres de piel de cabra y se depositaba en los estanques. Al llegar el verano la salmuera se dejaba en las eras – plataformas poco profundas para que el agua se evaporara-, quedando así la sal al fondo.
El salinero la recogía y almacenaba; los arrieros se encargaban de comercializar la sal. La de Poza se distribuía por todo el norte de la península ibérica, llegando a ser junto con las de Álava las más importantes. En la actualidad, solo se producen unos pocos kilos de manera anecdótica, en recuerdo de aquella actividad que durante siglos mantuvo a este pueblo salinero de la Bureba. Hacerse con un tarrito de este oro blanco es todo un privilegio.
Consejo: si vas en verano ¡lleva el bañador! Se han acondicionado dos pozas -una para adultos y otra infantil- donde simular a pequeña escala la placentera sensación que se vive en el Mar Muerto. ¿Te atreverías?
Palacio de los Marqueses de Poza y castillo de los Rojas.
Dos fortificaciones destacan en Poza de la Sal. Sobre el peñasco, dominando el paisaje, el castillo de los Rojas; en la parte baja de la montaña, las ruinas del que fue palacio de los marqueses, señores de Poza. Devorado hoy por la maleza, el recinto palaciego poseía una torre defensiva cuadrada y un paseo de ronda amurallado protegiendo huertos y jardines.
Merece la pena subir hasta el castillo de Poza de la Sal, inexpugnable fortaleza con control sobre el paso de La Bureba y las propias salinas. Desde el siglo X ya hay constancia de un pequeño baluarte defensivo. Pero fue la familia de Rojas -a quien entregó Fernando IV el señorío en 1298- quienes fortificaron la villa dispuestos a proteger la joya de la corona: la rentable producción de sal, bien muy preciado por sus cualidades de conservante natural. Cuando Castilla creció y las fronteras se deslizaron hacia el sur, el castillo continuó con su función de vigilancia de las salinas, sirviendo también de prisión.
Abandonado y en ruinas a principios del siglo XIX, con la invasión francesa fue tomado y rehabilitado por los soldados galos, quienes se instalaron allí por la posición estratégica y la perspectiva. Algo que solo se comprende conquistando la atalaya y contemplando el horizonte desde las alturas, como hacen los buitres y águilas que habitan en estos lares. Desde las piedras de este viejo castillo toma todo el sentido el apelativo de Poza de la Sal: el balcón de La Bureba. ¡Sin duda un palco de lujo!
Alojamiento recomendado en Poza de la Sal.
En Poza de la Sal y alrededores hay varios alojamientos rurales como el Hotel rural Casa Martín, donde también ofrecen menús del día para el almuerzo con gastronomía típica de La Bureba.
Más información e ideas sobre qué hacer en Poza de la Sal y sus alrededores en la web oficial de Raíces de Castilla.
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Agradecimientos: gracias a Turismo de Burgos por invitarme a descubrir esta parte del norte de la provincia de Burgos y qué ver en Poza de la Sal. Todo lo que he escrito en este artículo está basado en mi propia experiencia.
3 comentarios en “Qué ver en Poza de la Sal, balcón de La Bureba”
Siguiendo todos tus artículos de Burgos y sus merindades ( y otros más) vamos a visitarlos la semana que viene. Gracias por tanto. Es un placer seguirte
Muchas gracias 🙂 espero que os guste mucho, toda la zona del norte de Burgos es maravillosa 🙂 un saludo
Preciosa zona , y se agradece el reportaje que. has hecho en dos días voy a ir el finde y espero pasarlo estupendo, gracias saludos