Qué ver en Llívia, Girona
Cataluña España

Qué ver en Llívia, el pueblo catalán rodeado de territorio francés

Escrito por la
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26 enero, 2024

¿Lo sabías? Hay un pueblo en el Pirineo oriental totalmente rodeado de territorio francés. Busca en Google maps la localidad de Llívia: pertenece a la provincia de Girona. Pero, para llegar, hay que cruzar la frontera de Francia sí o sí.  Enclavado en un angosto valle entre montañas que rozan los 3000 metros de altura, un aire frío con olor a nieve recorre las callejuelas de casas de piedra con tejados de pizarra. Las ruinas de un viejo castillo, los restos de un foro romano o la farmacia más antigua de Europa son los principales lugares que ver en Llívia. Enclave imprescindible en una Ruta por la Cerdanya. ¡Dicen que en torno a su castillo se forjó Cataluña!

Con 1500 habitantes censados y a 1220 metros de altura, Llívia es una tranquila población típicamente pirenáica. Sus travesías son empinadas y estrechas, con olor a chimenea en invierno.  Llegar en coche es sencillo: está a sólo 6 km de Puigcerdà, la capital de la Cerdanya. Centro turístico de toda la comarca donde se concentran la mayoría de comercios, bares y restaurantes. Pero ya te adelanto que mi lugar favorito donde comer en la Cerdanya está en Llívia: más adelante te cuento cuál es.

Mapa de Llívia, pueblo español en Francia

Alojamiento recomendado en Llívia.

Hay muchas casas rurales en la Cerdanya para disfrutar de una escapada a la naturaleza en esta zona del Pirineo. Región de aguas termales, también hay balnearios para relajarse en piscinas de agua calentita mientras fuera cae la nieve ¡qué gustazo! En mi caso, nos alojamos en la capital de la Cerdanya: el hotel de Lago en Puigcerdà, con área de spa. Llívia tiene menor oferta al ser más pequeñito, pero también hay alojamientos rurales con mucho encanto.

¿Por qué Llívia está en territorio francés?

Tenemos que remontarnos a la Guerra de los Treinta Años que enfrentó a varias potencias europeas de la época en el siglo XVII. El Tratado de los Pirineos (1659) puso fin a un sangriento conflicto. En él, España cedió a Francia 33 pueblos que habían pertenecido a la Corona de Aragón, todos ubicados en la cara norte del Pirineo, incluyendo los de las comarcas del Rosellón y la Alta Cerdanya. Sin embargo, Llívia quedó fuera de ese tratado al tener el estatus de villa, privilegio que había sido concedido por el emperador Carlos V. El rey Felipe IV y el obispo de Orange -representante del Rey Sol- firmaron el Tratado de Llivia en 1660, quedando así como un enclave español dentro de territorio francés.

Vistas de Llívia desde la subida al castillo

Vistas de Llívia desde la subida al castillo

Un paseo por los sitios que ver en Llívia.

Cuenta una leyenda de la Cerdanya que en la colina que hoy ocupa el castillo de Llívia habitaba un malvado dragón que atacaba al ganado y tenía atemorizados a los habitantes de la comarca. Un día apareció un valiente caballero de nombre Llívia, que se enamoró de este enclave en las montañas. Se hizo con un gran escudo al que le pintó una cruz. Armado con una larga lanza, se aproximó a la madriguera de la fiera. El dragón, en cuanto vio la cruz, se apaciguó, por lo que el caballero pudo matarlo sin peligro. Sobre la guarida del monstruo, Llívia construyó un castillo al que dio su nombre. Fortaleza que quedó par la posteridad en recuerdo de la hazaña. Gracias a su valentía, los habitantes de la Cerdanya pudieron volver a sus casas y vivir libres de temor.  

Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.

Aparcado el coche en la parte baja del pueblo, estoy lista para visitar Llívia y descubrir sus secretos. Parece que todas las calles conducen hacia la iglesia: situada en la parte alta de la villa, el campanario de piedra es visible desde todos los ángulos.

Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, Llívia

Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, Llívia

El templo actual -de estilo renacentista- data del siglo XVII, aunque fue construida usando de base los restos de la antigua iglesia románica. En la parte exterior del recinto hay varias lápidas de los siglos XV – XVIII, esculpidas en relieve. Merece la pena entrar al interior: sobrio y recogido, de una sola nave, conserva un cristo tallado en madera del siglo XIV, protector de los arrieros del valle. Aquellos que tenían que enfrentarse a los peligros de los caminos de las montañas, cuajados de lobos y forajidos. Entre otras tallas y objetos sacramentales, destaca una pila bautismal del siglo XII.

Interior de la iglesia de Llívia

Interior de la iglesia de Llívia

Torre de Bernat So.

A unos pasos de la iglesia se ubica una pequeña torre circular: a los largo de sus 500 años de historia ha tenido diferentes usos. Entre ellos, el de antigua cárcel real. Aunque su primera función fue la de hacer de fortaleza protectora de la villa, en el siglo XVI, junto con la iglesia. Siglo en que Llívia se encontraba inmersa en una crisis económica y social, por haber sido destruido su castillo.

torre de Bernat So, qué ver en Llívia

La torre de Bernat So, qué ver en Llívia

Yacimiento arqueológico de Iulia líbico.

Aunque la leyenda de la Cerdanya del caballero contra el dragón, al estilo de Sant Jordi, patrón de Cataluña, sea más romántica, en realidad el nombre de Llívia tiene un origen romano. Se sabe que esta zona, en un alto en mitad del valle, ha estado habitada desde hace milenios. Prueba son los yacimientos arqueológicos que hay junto a la iglesia parroquial: el antiguo foro. Cuando la primitiva Llívia era una colonia romana, de nombre Iulia líbico, en el siglo I. Un estratégico paso por los Pirineos orientales desde Hispania a las Galias. Fruto de las excavaciones se han encontrado fragmentos de esculturas de mármol o monedas acuñadas de Julio César, Tiberio o el emperador Claudio. Vestigios que se custodian en el museo de Llívia. Los trabajos arqueológicos en torno al foro de Llívia continúan.

Yacimiento arqueológico de Iulia líbico

Yacimiento arqueológico de Iulia líbico, lugares que ver en Llívia, Girona

El Museo Municipal de Llívia.

El edificio pintado de rojo que se alza frente a la iglesia es donde se ubicaba la botica de Esteve, hoy rehabilitada como museo municipal. Se tiene constancia de que la Farmacia Esteve de Llívia existía ya en 1415, una de las más antiguas de Europa. Fue pasando de generación en generación hasta que cerró en 1943. En ella se conservan los albarels, botes de farmacia de cerámica de color azul cobalto. Las cajas renacentistas para guardar las mezclas sanadoras, instrumentos varios de laboratorio y tarros de cristal del siglo XIX. ¡Una joya de otro tiempo! Sin duda, uno de los lugares imprescindibles que ver en Llívia.

Museo municipal de Llívia

Museo municipal de Llívia

Castillo de Llívia, inicio de Cataluña. 

Una pequeña caminata desde la iglesia por un sendero de tierra entre pinares conduce hasta el lugar histórico más relevante que ver en Llívia: los restos de su castillo de planta cuadrada, con vistas 360 al valle de la Cerdanya y los picos de los Pirineos. Aunque no existen referencias escritas, se cree que esta privilegiada colina estuvo habitada desde la edad del bronce y en época romana, con una pequeña fortaleza defensiva. Tenemos que viajar en el tiempo hasta el año 672 para encontrar las crónicas de la la revuelta de Hilderico, el duque de Narbona, contra el rey visigodo Wamba. En ellas se cuenta cómo el enclave de Castrum Libyae -el asentamiento fortificado del castillo de Llívia- se había unido a la revuelta.

Restos del castillo de Llívia

Restos del castillo de Llívia

Así, en los tiempos revueltos de los reyes godos y antes de que la península ibérica fuera invadida por los musulmanes, la tradición dice que en torno al castillo de Llívia se forjó Cataluña, primera capital de la Cerdanya y donde residieron sus primeros condes. Con la muerte de Bernat Guillem, en el siglo XII, la capital se trasladó a Puigcerdà. Aún así, Llívia continuó siendo un importante baularte defensivo y se fortificará su castillo, escenario de diversos enfrentamientos a lo largo de los siglos. En una de las guerras, el castillo quedó en ruinas. Actualmente está en proceso de restauración.

Muros del castillo de Llívia

Muros del castillo de Llívia

Dónde comer en Llívia.

Tras visitar Llívia, toca reponer fuerzas: en qué mejor lugar que en la Formatgeria de Llivia, una antigua fábrica de queso a 2,5 kilómetros del centro de la villa. La carta está especializada en cocina montañesa  y fondues. Aunque el local es amplio, hay que reservar previamente, sobre todo si se va en fin de semana o días festivos.

La Quesería de Llívia

La Quesería de Llívia

Qué hacer en los alrededores de Llívia: explorar la Cerdanya. 

¿Cómo completar esta escapada al Pirineo oriental? Varias ideas: un baño en las aguas termales de la Alta Cerdanya. Los baños romanos de Dorres, al aire libre, quedan a 7 kilómetros de Llívia, ya en territorio francés. Un poco más retirados -pero en un entorno precioso- está el balneario de Saint Thomas, enclave termal perteneciente a Fontpédrouse. Visitar Puigcerdà, la animada capital de la Cerdanya, con su fotogénico lago y palacios modernistas es un plan imprescindible. Aunque sin duda las actividades de nieve son la estrella de la época invernal: hacer raquetas o esquiar en alguna de las estaciones de los Pirineos cerca de Llívia: La Molina o Masella, a unos 30 minutos en coche de la villa. ¡Será por opciones en esta preciosa región pirenáica!

Balneario de St Thomas en la Alta Cerdanya

Balneario de St Thomas en la Alta Cerdanya

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Patricia Rojas
Barcelona

¡Hola! Soy Patri, periodista y apasionada de los viajes. Andaluza de Motril (Granada) desde 2013 escribo en lacosmopolilla.com relatos de lugares y gentes del mundo. En mi web encontrarás completas guías de países y ciudades, consejos para ahorrar viajando, rutas en coche o artículos sobre gastronomía local. ¿Viajamos juntas?

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