Puente nazarí en Tablate. Frontera entre el valle de Lecrín y las Alpujarras, barranco de enfrentamientos y contiendas. De esas guerras de moros y cristianos que dictaron el fin de un reino, el de Granada, cuando Fernando el Católico conquistó Lanjarón en 1490 apenas queda un testigo: la vieja fortaleza musulmana, donde se amotinó Qasim el sublevado e hizo frente a las tropas enemigas con la consigna de vencer o morir. Hoy, estas centenarias piedras siguen vigilando el abrupto valle que se extiende hasta el mar, recortado por las montañas azules del sur de Sierra Nevada. Ahora es la paz absoluta la que sume al pueblo en un dulce letargo. Sosiego que se respira en el aire limpio, en sus tranquilas travesías bajo los tinaos, con sus casas blancas de flores y macetas. Ahí se dirigen mis pasos: a descubrir todo lo que ver en Lanjarón.
«Lanjarón que vas llorando por tus grietas agua pura, aunque me calman la sed también me sirven de cura». Manolo Lola.
Estos picos, los más altos de la península, a los que se aferra Lanjarón cual equilibrista en una de sus laderas, permanecen bajo un manto níveo todo el invierno que se funde en agua pura bajo el calor de la primavera. Se desliza bajo la tierra monte abajo, hasta el pueblo, donde brota en forma de fuentes de agua transparente, curativa, con propiedades medicinales gracias a los minerales de los que se ha impregnado en su camino desde las cumbres.
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El pueblo más longevo del mundo: la fuente de la eterna juventud.
Al andar por Lanjarón la melodía del agua se siente, se escucha… Te envuelve todos los sentidos. Se dice que en este pequeño pueblo de Granada viven los más longevos del mundo ¿será por el agua? Sea por lo que sea, esta leyenda ya forma parte del ADN de la villa. No sólo es que el agua de las fuentes en Lanjarón se transforme aquí en arte, en poesía. Se ha convertido en su emblema. Así se homenajea a este bien de la naturaleza que lo ha bendecido siendo su festividad más famosa las fiestas del agua, que se celebran cada año en el solsticio de verano, la noche San Juan.
Qué ver en Lanjarón, el pueblo del agua.
Visitar Lanjarón para mí es conectar con la infancia, con los buenos recuerdos. Siempre quiero volver a la Alpujarra, a mi tierra, que forma parte de mí como esta sierra mágica, Sulayr, de donde provienen todos mis ancestros. Ahora bien, ¿qué ver en Lanjarón, en el pueblo del agua?
El Balneario de Lanjarón.
Cuenta la leyenda que hace ya trescientos años un enfermo bebió de un manantial de Lanjarón y se curó de su dolencia. Desde ese suceso fue cobrando popularidad y sus fuentes comenzaron a usarse con fines terapéuticos. A principios del S.XX vive su esplendor y se convierte en refugio de la élite cultural y económica no solo de España: en busca de estas aguas virtuosas acuden nobles y monarcas, Federico García Lorca, Manuel de Falla, Virginia Woolf o Beltrán Rusell. En 1928 se construye el edificio de estilo neomudéjar con doble torre del Balneario de Lanjarón. Hoy funciona como hotel spa recientemente modernizado.
El Museo del Agua de Lanjarón.
Cuatro salas didácticas con contenido audiovisual para entender la importancia vital del elemento primario en torno al que se articula el pueblo. El Museo del Agua de Lanjarón es una muestra de recorridos, historia, significado del agua en Lanjarón, e incluye itinerarios para disfrutar de ella en el propio parque natural en el que se enmarca este municipio.
Casco Histórico de Lanjarón: Barrio Hondillo.
Dejo atrás el Balneario, a la entrada del pueblo si se viene desde Granada por el puente de Tablate, como es mi caso. Las ruinas del castillo «de los moros», como lo llaman los lugareños, quedan a la derecha, sobre los riscos. La calle principal de Lanjarón es larga y transitada, con ultramarinos tradicionales, tiendas de artesanía y hoteles coquetos.
Destaca la torre de la iglesia de la Encarnación, de finales del S.XVI, blanca y encalada con esa estampa pintoresca y andaluza que he aprendido a apreciar y a echar de menos con los años. Un poco más adelante encuentro la plaza del Ayuntamiento, corazón de Lanjarón, acogedora y tranquila. Hoy está tomada por las brujas en un divertido aquelarre; ya expliqué en artículos anteriores la relación de la Alpujarra con costumbres gallegas, debido a las repoblaciones tras la expulsión de los moriscos. Si vienes con suficiente tiempo, tal vez puedas acercarte a donde habitan las brujas: Soportújar, el pueblo embrujado de la Alpujarra.
El verdadero encanto, para mí, de Lanjarón se inicia en este punto. Adoro perderme por el Barrio Hondillo y sus callejuelas, dejarme sorprender por sus tinaos, techos recubiertos de vigas de madera alpujarreños, sus pilares de agua, sus fachadas de hornacinas con santos patrones, flores y macetas. En primavera huele a jazmín y azahar. En otoño, a membrillo y castañas asadas. El verdadero espíritu de esta comarca granadina reside aquí, en los rincones de habitantes gatunos y curiosos que duermen el sueño de las manzanas.
Fuentes de Lanjarón, donde el agua es poesía.
Ya dije que la banda sonora de Lanjarón es el agua. Sus calles y plazas están adornadas con numerosas fuentes donde brotan los chorros. Que es fresca y deliciosa, un placer al paladar, resulta obvio. Al trago sanador se le añade el color de las palabras, las del gran poeta que amó este pueblo: el agua en Lanjarón canta con la voz de Lorca, haciéndome soñar con los cuentos de la luna-luna en una noche de anís y plata.
«Cantan los niños en la noche quieta, arroyo claro, fuente serena».
Qué ver en los alrededores de Lanjarón: ruta por la Alpujarra granadina.
- Otros pueblos encantadores próximos a Lanjarón son Soportújar, Cáñar o el mítico barranco del Poqueira. Echa un vistazo a esta completa ruta en coche por la Alpujarra de Granada.
Tello, el bosque encantado de Lanjarón.
Agua arriba, sigo la vereda del parque natural que finaliza en el cerro del Caballo, el monte que corona Lanjarón con sus tres mil metros. Desde lo alto, los días despejados, se divisan las costas africanas dibujadas en el horizonte. Pero antes de alcanzar la cima cual cabra montés que habita en estas peñas, existe un lugar llamado Tello: el bosque mágico de Lanjarón.
Me entristece escribir que su belleza se marchitó tras el terrible incendio que asoló Sierra Nevada en el aciago verano de 2005. «Antes esto era Canadá», suele decir mi tío. Hoy, la sombra de los que fueron castaños centenarios izan sus largos dedos calcinados hacia el cielo, condenando a los hombres que fueron culpables de su desgracia.
Aún tras el desastre, Tello sigue siendo un paraíso en el que recrearse una tarde, un día, un siglo. Sus cascadas se precipitan río abajo, creando a su paso un despliegue de exuberancia vegetal, de vida. Corre por las laderas hasta llegar a su destino: Lanjarón, el pueblo del agua.
Lanjarón, datos prácticos.
- Cómo llegar a Lanjarón: en coche desde Granada por la autovía de la costa (A-44) son 45 minutos. En transporte público desde Granada va la compañía ALSA.
- Alojamiento en Lanjarón: Además del Balneario, otra opción típica es disfrutar de un alojamiento local y rural como El Brazal. De excelente calidad precio, alojarse en el Castillo de Lanjarón.
- Descubre más lugares que ver en Andalucía.
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Jose Lop
La verdad es que para mí Lanjarón siempre ha sido la puerta de entrada a las Alpujarras e imperdonablemente no lo he visitado. La próxima vez que visite la zona habrá que dedicarse también a visitarlo y sobre todo a conocer Tello. Por lo que veo aun pese al incendio es un lugar precioso. Por cierto me apunto a que me hagas de guía. jejejej
Un abrazo
cosmopolilla
Je je muchas gracias, Jose, eso está hecho, hay que andar un poquito río arriba hasta Tello pero merece la pena 🙂
Un abrazo
Carmen
Pero que pueblo más precioso Lanjarón. La verdad es que sabía que pertenecía a Granada por su agua embotellada, pero de lo demás no tenía ni idea (una colleja para mi). En cuanto a lo del bosque de Tello, si está así de bonito tras el incendio, puedo imaginar cómo sería antes!! Que pena. Conclusión: Tomo nota de Lanjarón y por supuesto de la ruta porque me han encantado.
Un saludo
Carmen
cosmopolilla
Muchas gracias, Carmen. Tienes que visitar la Alpujarra de Granada y en concreto Lanjarón, es mi pequeño paraíso en la tierra. Un besazo
Cristina
¿En serio que los más longevos viven en Lanjarón? Si además de ser un pueblo tan bonito (me recuerda mucho a mi querida Córdoba?, el vivir allí y beber ese agua hace vivir más…¡¡¡que nos vamos todos!!! Un abrazote
cosmopolilla
Pues eso digo yo ¿por qué no me voy a vivir allí? 🙂