Lago Baikal
Asia Rusia Transmongoliano

Lago Baikal, el ojo azul de Siberia

Escrito por la
el
30 septiembre, 2015

Existen habitantes del pueblo buriato que nunca en su vida han contemplado el océano, a miles de kilómetros. Para ellos su mar es de agua dulce, en calma, sin olas y congelado en invierno: viven a orillas del lago Baikal, «La Perla de Asia». Aunque ellos lo llaman «Dalái-No«, que significa «Lago Sagrado». Un lugar impregnado de leyendas y misticismo. En los árboles de la ribera, aún se atan lazos con plegarias. Los rusos lo conocen como el «Ojo azul de Siberia«, por su forma ovalada.

Fuente: es.wikipedia.org

Fuente: es.wikipedia.org

Lo cierto es que por mucho que hayas leído, visto imágenes sobre el lago Baikal… Es imposible quedarse indiferente ante tal magnitud: se trata del mayor de los lagos y el más profundo de la Tierra. En él viven cientos de especies endémicas, incluyendo la nerpa, la única foca de agua dulce del planeta.

Fuente: http://wikifaunia.com/

la foca nerpa

Rumbo al lago Baikal…

Pero, retomemos desde donde lo dejamos: a bordo del Transiberiano. Después de tres días atravesando Siberia en el tren procedente de Kazán, la capital de los tártaros, llegamos a Irkutsk . El reloj ha ido avanzando a la par que lo hacía la máquina en dirección oriente. Son las 02.00 de la mañana, toca esperar en una silla dura entre mochilas y pasajeros descolgados a que aparezcan las primeras luces. Como en todas las estaciones de tren rusas hay wifi gratuito, lo que nos sirve para conectarnos de nuevo al mundo, después del paréntesis, y descargamos el mapa que nos marque la ruta. Apenas despunta la mañana nos sacudimos de tren y de pereza. Con un cielo sonrosado caminamos por el centro de la ciudad dormida. Irkutsk es una gran urbe soviética, donde se mezclan los edificios altos y grises con destartaladas casas de madera.

Irkutsk

Amanece en Irkutsk

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Lago Baikal, el Ojo azul de Siberia.

Casi cuarenta minutos andando hasta la estación de autobuses: el primero a Listvyanka sale a las 07.00. Compramos el billete en las taquillas (pronuncio «lisvianka» y me entienden a la primera, ¡guau!) Y nos subimos a bordo de un loco microbus que parece volar por una estrecha carretera entre el bosque. Después de una hora aguantando frenazos y sacudidas, con la mochila sobre las rodillas porque no había hueco en la parte posterior, llegamos sanos y salvos al lago Baikal. A Listvyanka. Un pueblo de casas de madera que se despierta entre la niebla que baja de la montaña.

Listvyanka

Listvyanka

Ante mí el lago Baikal, una extensión de agua tan inmensa que se pierde en el horizonte. No, no se ve la otra orilla. Es un auténtico mar de agua dulce.

Listvyanka

Listvyanka, lago Baikal

Listvyanka es una villa horizontal, construida a lo largo del borde del lago. Se asemeja a una estación de esquí con hoteles, restaurantes y pequeños comercios. Me resulta demasiado turística, fría, como las aguas que lo rodean. De aquí parten las excursiones para ver las focas, las islas del lago u otros pueblos a los que sólo se accede vía acuática. El alojamiento lo habíamos reservado previamente al principio del pueblo, y por suerte resulta una casita de madera acogedora, en la que hay que desprenderse de los zapatos en el vestíbulo.

Listvyanka

¿Un paseo en reno?

El día en Listvyanka se resume en explorar el pueblo, el mercado de pescado seco, los mercadillos de recuerdos donde venden artesanía local y peluches con cara de foca sonriente. Comer en los animados puestos un cuenco de arroz y brochetas de pollo por 500 RB.

Mercado del pescado

Y el lago… Mirar atónita al lago una y otra vez, como si en lugar de ser real fuera un paisaje que sólo existe en mi mente… Independientemente de que Listvyanka no me haya entusiasmado, Baikal es de estos entornos que te envuelven, te transmiten su energía telúrica, como escenario ancestral y sagrado, donde los chamanes aún hoy celebran sus rituales.

Lago Baikal

Lago Baikal

Aunque, basta con meter los pies en sus gélidas aguas para cerciorarse de que sí, ¡Baikal es de verdad!

Lago Baikal

¡Helada!

Y así, se escurre la tarde, disfrutando una cerveza y un bucólico atardecer…

Lago Baikal

Atardecer en Baikal

El Baikal entre la niebla…

La nueva jornada amanece completamente devorada por la niebla. Casi no se ve el lago ni el entorno. Hoy el frío por fin nos recuerda que estamos en Siberia. Conforme avanza el día no se despeja. Imposible hacer ninguna excursión. Hoy no habrá visita a las focas, posibilidad de alquilar una bici o coger el ferry a Bolshiye Koty, opciones que habíamos barajado. Con pena deambulamos por la ribera hasta el Angará, el único río cuya agua procede del Baikal, buscando la «Piedra del Chamán». ¿Será esa que asoma? Parece que la niebla también se haya adueñado de nuestro ánimo…

Lago Baikal

Niebla en el lago Baikal

Vuelta a Irkusrt, con la promesa de volver con más tiempo. El autobús desprende «aroma» a pescado seco: varias señoras los cargan en sus cestas. He decir que en Listvyanka los probé y no me disgustaron. Pero el olor parece que se impregna en la ropa para quedarse allí instalado hasta la próxima ducha…  En apenas unos kilómetros nos hemos trasladado de mundo: casi 30 grados, sol y calor. En un alegre mercado comemos muy barato y cargamos provisiones para las horas que nos esperan en el tren a Ulan-Udé.

Irkutsk

En el mercado de Irkutsk se come rico y barato

Esta será nuestra última noche en territorio ruso, antes de cruzar la frontera con Mongolia
Irkutsk

¡Adiós, Irkutsk! El Transmongoliano continua.

«El camino sigue y sigue
desde la puerta.
El camino ha ido muy lejos,
y si es posible he de seguirlo…»

(J.R.R. Tolkien)

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17 Comentarios
  1. Responder

    krisporelmundo (@krisporelmundo)

    2 octubre, 2015

    Tuviste suerte, pudiste disfrutar de la inmensidad del lago antes de que la niebla se adueñara de él!!!

    • Responder

      @lacosmopolilla

      3 octubre, 2015

      Claro, eso es ver el vaso medio lleno ja ja ja pero tienes razón. En Mongolia nos encontramos unas chicas catalanas que habían estado cinco días en el lago y todos con niebla, así que supongo que es algo habitual y nosotros tuvimos mucha suerte el primer día… Un abrazo

  2. Responder

    Belén (mis viajes y sensaciones)

    2 octubre, 2015

    A través de la lectura de tu post he llegado a sentir la tranquilidad del lugar, sin duda me ha parecido un lugar místico. Saludos

    • Responder

      @lacosmopolilla

      3 octubre, 2015

      Gracias, Belén. Sí, el lago Baikal sin duda tiene ese «algo» místico o sagrado. Un abrazo

  3. Responder

    ipaelo (Whattimesailing)

    3 octubre, 2015

    Oooohhhhh. Como mola el lago Baikal, lastima la niebla que no os dejó disfrutar más de él. Cuando nos pasa algo así, Manmely siempre dice lo mismo: «Así es como nosotros lo hemos visto, este es nuestro recuerdo y no mucha gente ha tenido esta oportunidad». Nos pasó lo mismo en San Gimigniano y tenemos las fotos que no tiene nadie.

    Muchas gracias por compartir vuestro viaje.

    Saludos Viajeros

    • Responder

      @lacosmopolilla

      3 octubre, 2015

      Ya, nos hubiera gustado mucho ir a ver las focas pero bueno, habrá que volver. Es de esos lugares que aunque te quedes una semana es tan grande que siempre quedan cosas por ver y hacer… Un abrazo y ¡gracias por el comentario!

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