Andalucía España

Órgiva entre limones

Escrito por la
el
23 mayo, 2015

¿Puede Órgiva, un pueblo de cinco mil habitantes, ser un enclave cosmopolita y multicultural?

La respuesta lógica sería «no». Y más si tenemos en cuenta su situación: a 53 kilómetros de la ciudad de la Alhambra, atrapado entre montañas -Sierra Nevada, techo de la península, y la de Lújar- y a 30 de las orillas del Mediterráneo. Un rincón «perdido» de difícil acceso, por una carretera de trazado sinuoso en la que se sucede curva tras curva. Si se viene de la costa, Motril, como es mi caso, la entrada es a través del puente de los Siete Ojos, sobre el río Guadalfeo, en el que sólo puede transitar un vehículo.

Órgiva

Órgiva

Y, sin embargo, hoy por las calles estrechas de este pueblo andaluz típico, blanco y encalado, con geranios de colores engalanando rejas y balcones; de gatos tranquilos patrullando las esquinas; en esta pequeña «capital» de la genuina comarca al sur de Granada -parada imprescindible en una ruta por la Alpujarra, se puede escuchar una amalgama de más de cincuenta idiomas con tan sólo vagar un rato.

Plaza de la Alpujarra

Plaza de la Alpujarra

Echa un vistazo a este artículo sobre 40 lugares que ver en Granada provincia.

El vestíbulo de la Alpujarra.

¡Cuántas veces he venido a Órgiva! A visitar a la familia, de camino en el ascenso a la Alta Alpujarra, a esos pueblos de nombre gallego encaramados en las cumbres… Imposible fijar un número: son tantas las ocasiones, desde pequeña… Y hoy retorno con ilusión, con alegría, como siempre se vuelve a los lugares en los que hemos sido felices en la infancia. Con los recuerdos intactos en la memoria.

Calle y gatitos alpujarreños

Calle y gatitos alpujarreños

Recuerdo la característica imagen de las torres gemelas de planta octogonal de la iglesia de Nuestra Señora de la Expiración, del S.XVI, seña identificadora de Órgiva. Ahí sigue permaneciendo la Cruz en la verja exterior, erigida por Juan Fernández de Córdoba en 1596, en memoria de la adjudicación de este señorío. Su interior lo guarda un sobrio Cristo de la Expiración, talla de la escuela de Martínez Montañés.

Iglesia de Órgiva

Iglesia de Órgiva

Recuerdo los paseos por la vega, entre el olor a azahar de la flor del limonero, hierba fresca, margaritas y amapolas, que florecen en primavera a la sombra de olivos centenarios. Por el Camino del Zute se alcanzan ejemplares tan antiguos que cinco personas enlazadas no pueden dar la vuelta a su diámetro, a sus troncos retorcidos y nudosos como brazos engarfiados. No se conoce con precisión sus edades, aunque cuenta la leyenda que fueron los árabes los que los plantaron, y hoy sus espíritus moran en ellos…

Olivos centenarios

Y recuerdo que ellos ya estaban: los hippies, los de pintas estrafalarias, los artistas, los extranjeros de tez aria y otros desencantados, conviviendo y mezclándose entre los autóctonos del valle del Guadalfeo. Aún creo ver en la mirada de algún anciano labrador merodear ese interrogante: ¿Cómo llegaron hasta aquí? A este recoveco de luz y aire puro: Órgiva.

Plaza de la Alpujarra

Plaza de la Alpujarra

Hoy es jueves y hay mercado. Una buena muestra de las setenta nacionalidades que hay aproximadamente censadas se aglutina en torno a los puestos de productos frescos de la huerta y ropa de baratillo, pero también amuletos, baratijas, dulces recién hechos… Las palabras en diferentes idiomas se confunden con las notas profundas de un extraño instrumento.

Órgiva

Suena el cuerno de la paz

Ingleses, alemanes, daneses, suecos. De Letonia, Tíbet, Rusia, Japón o Azerbaiyán. Rastas rubias. Túnicas budistas. Barbas hasta la cintura. Y perros, cómo no, muy bien educados. También un olor a marihuana se filtra de cuando en cuando. Le compro un amuleto para la buena salud a Simon, natural de Nuremberg. Me cuenta con un brillo especial en sus profundos ojos azul claro que habita en un cortijo entre limones a las afueras de Órgiva, desde hace veinte años.

Mercadillo de Órgiva

Mercadillo de Órgiva

Y es que fue en los años 70 cuando los primeros hippies comenzaron a llegar a este valle, huyendo de una cada vez más turística Ibiza y de otras muchas partes del norte de Europa, hastiados del mundo capitalista y occidental. Ocuparon cortijos abandonados y comenzaron a labrar la tierra, a coexistir en armonía con la naturaleza. Su popularidad fue en aumento y actualmente hay tres comunidades: Beneficio, en un barranco umbrío, los Cigarrones y el Moleón. Todavía hoy es famosa la «Fiesta del Dragón», que celebra la llegada de la primavera con la mayor concentración de hippies de Europa. Pero fue ilegalizada tras varios accidentes y trasladada a Santa Fé, a las afueras de Granada.

Mercadillo de Órgiva

Mercadillo de Órgiva

Remontémonos aún más atrás. Ya antes de los 70 esta comarca era paraje de peregrinaje de locos y soñadores, escritores románticos, como el renombrado inglés Gerald Brenan («Al sur de Granada»). Desde entonces,  han sido muchos los que han seguido la senda de Brenan y se han instalado aquí buscando sol, paz y la auténtica energía que irradia Sierra Nevada. Uno de esos vecinos ilustres, que habita en un cortijo al otro lado del río sin luz eléctrica, es Chris Stewart, ex-batería de Génesis y ahora best-seller gracias a «Entre limones», donde narra las peripecias en su nueva vida.

Limonero de Órgiva

Músicos que antaño ocupaban las sillas de la orquesta filarmónica de Múnich, pintores, filósofos y sufistas, naturistas, y hasta una cirujana eminente de Copenhague, que cambió batas y bisturíes por un huerto de collejas y mirlas. Ahora pasa las horas solares leyendo, las noches a la luz de las velas, rodeada de perros y gatos. Cada cual con su particular forma de vivir y entender la vida. Todos tienen cabida aquí, en este llano frondoso regado por las aguas del Guadalfeo y el río Chico. Quizá esta sea la tierra de los exiliados. Incluso fue efímero señorío de Boabdil, el rey desterrado, cesión de los Reyes Católicos al tomar Granada en 1492, antes de partir a África y dejar estas costas para siempre…

Alpujarra

 

Si este es el exilio, de paz, naturaleza y sol… ¿Dónde hay que inscribirse?
Ruta completa por la Alpujarra de Granada: "Verde y blanco en la Alpujarra granadina".
Sigue un poco más adelante hasta Soportújar, el pueblo de las brujas.
Información turística de Órgiva: Turismo de Órgiva. 
Ruta de los olivos centenarios: olearum.es.
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16 Comentarios
  1. Responder

    Luis De Yrissarri Auyanet

    23 mayo, 2015

    Qué bueno, me encantan estos pueblos! Me recuerda cuando vivía en Lanzarote y los sábados me iba con mis cholas de playa a Teguise, se forma un mercado gigantésco en todo el pueblo, música en vivo en lo bares al son de Kenny G y otros grandes artístas… muy hippie tb :p

    • Responder

      @lacosmopolilla

      23 mayo, 2015

      Sí, también he estado en Teguise y me gustó mucho. Dan ganas de irse a vivir allí un tiempo y desconectar de la gran ciudad 🙂
      Un abrazote, Luis

  2. Responder

    @lacosmopolilla

    23 mayo, 2015

    ¡Gracias! No dejes de ir a la Alpujarra, es un lugar mágico, los pueblos, la montaña, la comunidad de budistas (o Se Ling) … Y además siempre puedes acercarte a «el Valero», el cortijo donde vive Chris Stewart, a las afueras de Órgiva. Dicen que es muy amable y simpático, yo estoy por ir a hacerle un día una visita 🙂 un abrazote

  3. Responder

    Víctor Sánchez (DinkyViajeros)

    24 mayo, 2015

    Me encantan estos pueblos granadinos. A ver si me animo a visitar la Alpujarra porque hace años que no voy.

    ¡Un saludo! 🙂

    • Responder

      @lacosmopolilla

      24 mayo, 2015

      Gracias, Víctor. Cuando vengas a mi tierra avisa y te recomiendo sitios 🙂
      Saludos

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