La visita al Palau de la Música Catalana en Barcelona
Cataluña España

Visita al Palau de la Música Catalana, un sueño modernista de Lluís Domènech

Escrito por la
el
23 abril, 2021

“Nunca más se construirá en Barcelona nada que se pueda parecer desde el punto de vista de atrevimiento conceptual, brillantez formal, simbolismo y efecto decorativo.” Robert Hughes, crítico y escritor, sobre su visita al Palau de la Música Catalana.

Walkürenritt. Las valquirias del gran Wagner cabalgan de nuevo en una tempestad de viento y cuerda sobre el escenario del Palau de la Música Catalana. Ocupan el sitio de honor junto a Beethoven y José Anselmo Clavé y Camps, poeta, director y músico catalán, al que miran los 2000 espectadores desde la platea, anfiteatro y segundo piso. Asistir a un concierto en uno de los edificios más soberbios y deslumbrantes de Barcelona es una de las mejores experiencias que se pueden vivir en esta ciudad. Y aún sin que haya concierto, merece la pena recorrer sus salas donde escultura, vidrio, mosaicos y forja se integran formando una fantasía modernista obra del arquitecto Lluís Domènech.

Sala de Espera del primer piso del Palau

Sala de Espera del primer piso del Palau

El Palau de la Música Catalana es uno de los monumentos imprescindibles de la Ruta del Modernismo en Barcelona. Un lugar único en el mundo de acústica y atmósfera maravillosa.

Una breve historia del Palau de la Música Catalana.

Año 1905. Barrio de la Ribera, Barcelona. Burgueses, industriales, financieros, amantes del arte y de la música recaudan fondos para construir la sede para el Orfeón Catalán. Una sociedad coral impulsada por el maestro Millet y el compositor Amadeo Vives, que había sido fundada una década antes. El proyecto se encarga a uno de los principales arquitectos modernistas de la ciudad: Lluís Domènech i Montaner. El emplazamiento elegido: el claustro del convento de San Francisco, con más de 1.300 metros cuadrados.

Tras cuatro años de obras, el Palau de la Música Catalana se inaugura el 9 de febrero de 1908 como un espacio para todo el pueblo, tal y como representa el conjunto escultórico de “La canción popular catalana” en la esquina de su fachada. Desde su apertura, los mejores compositores e intérpretes contemporáneos han pasado por su escenario, convirtiéndose en un referente mundial, santuario artístico y musical. El Palacio ha sido plató para los estrenos de las obras musicales de los grandes maestros del momento, como Enrique Granados, Isaac Albéniz o Manuel de Falla, antes de su exilio en Argentina tras la Guerra Civil.

Escultura La Canción Popular Catalana

Escultura La Canción Popular Catalana

El Cant de la Senyera en el Palau.

En 1960 hubo un gran revuelo durante la visita de Franco a Barcelona. Estaba autorizada la interpretación del Cant de la Senyera en el Palau, por motivos del centenario del autor de su letra, el poeta Joan Maragall. En el último momento se prohibió su interpretación, lo que provocó que el público asistente se pusiera en pie y entonara este Canto a la Bandera Catalana, lanzando a su vez octavillas contra el dictador, provocando tumultos y detenciones. Legalmente, el Cant de la Senyera estuvo prohibido por la Dictadura franquista hasta 1967.

Palau de la Música Catalana

Palau de la Música Catalana

La visita al Palau de la Música Catalana.

Sorprende que en la confluencia de dos calles estrechas –Sant Pere més Alt y la calle de Amadeu Vives– se alce este singular edificio de ladrillo rojo visto, rematado con cerámica en grandes arcos y columnas. En dos de ellas se instalaron las primeras taquillas donde los barceloneses adquirían las entradas a los conciertos. Por esta puerta se accede a un elegante vestíbulo, donde la escalinata doble alumbrada por farolas conduce a los pisos superiores, dejando la moderna cafetería y atrio -con la estatua de Lluís Millet- al fondo. La barandilla es una joya: labrada en piedra y con los balaustres de vidrio; los arrimaderos son de cerámica vidriada con relieve de flores.

Escaleras del Palau

Escaleras del Palau de la Música Catalana

Primer piso. La bautizada como Sala Lluís Millet, en honor al creador del Orfeón Catalán, es una sala de espera o descanso alumbrada por una gran lámpara modernista. Si es de día, la luz natural penetra por las puertas de cristal desde la terraza con catorce columnas cubiertas de mosaicos. Sin duda uno de los escenarios más fotografiados del Palacio.

Detalle de las columnas de la terraza del Palau de la Música

Detalle de las columnas de la terraza del Palau de la Música

La mejor panorámica de la sala de conciertos se contempla desde el segundo piso de butacas. Forradas de rojo, ofrecen un ambiente cálido paso a paso hasta la baranda donde el escenario es un foco de luz, proscenio de amores y tragedias siempre cantadas con música. La decoración aquí dentro también es una explosión de detalles, siendo protagonista el techo donde crecen rosas blancas y rojas de cerámica vidriada. Destaca en el centro la claraboya rectangular sobre el patio de butacas diseñada por el vidriero y pintor barcelonés Antoni Rigalt i Blanch. Un enorme sol que destella con cristales amarillos dispuestos en una esfera invertida, abrazado de blanco y azul. Luz que guía a las notas al elevarse e invadir cada rincón de este magnífico templo modernista de la música en Barcelona.

Techo del Palau de la Música Catalana

Techo del Palau de la Música Catalana

Consigue tu entrada al Palau de la Música Catalana en este enlace.

La programación de los conciertos se puede consultar en su web oficial: Palau de la Música.

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