2014. Ese es el año en que los espectadores del canal estatal de televisión France 2 eligieron a Cordes-sur-Ciel como «El pueblo más bonito de Francia». Razones no le faltan. Esta villa amurallada conserva intacto su apariencia medieval, encaramado sobre una colina rocosa, flotando entre las nubes los días de niebla. ¿Es este pueblo el Cielo en la Tierra para los franceses? Por sus arcos y travesías empedradas, cuestas, casonas góticas con postigos de madera pintados en verde y azul, fachadas cubiertas de hiedra… Diría que sí. Te cuento qué ver en Cordes Sur Ciel en un día. Bienvenue a Les Plus Beaux Villages de France!
Otoño en Cordes-sur-Ciel
Nos encontramos en la región de Occitania, al sur de Francia, departamento de Tarn. A tan sólo 25 kilómetros de Albi, la ciudad de Toulouse-Lautrec, por una carretera entre colinas de viñedos llegamos a Cordes-sur-Ciel. Coronado por la giglesia – fortaleza de San Miguel, esta villa se convirtió en uno de los refugios de los cátaros cuando comenzó la persecución de la Inquisición, tras haber sido declarados herejes. Pasear por su centro histórico resulta encantador: parece que se hubiera quedado atrapado en aquella época, cuando el pueblo se rebeló y arrojó a tres inquisidores al pozo de la plaza del Mercado. Corría el año 1234 y una cruz colocada por orden del Papa recuerda este evento.
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Lugares que ver en Cordes-sur-Ciel en un día
Cátaros, alquimistas, brujas y toda suerte de herejes habitaban este pueblo medieval convertido en fortín, protegido por nada menos que cuatro murallas concéntricas. Sus sinuosas y estrechas callejuelas dibujan un trazado laberíntico, con esquinas, pasadizos y recovecos. La fundación de Cordes-sur-Ciel se remonta al año 1222, bajo el mandato del conde Raimundo VII de Tolosa. Enfrentado al Papa de Roma por cuestiones políticas, batalló contra él, llegando a ser excomulgado. En plena lucha contra el catarismo y sus ideas revolucionarias, Cordes-sur-Ciel se convirtió en la plaza más fuerte de los albigueses tras caer Béziers y Carcassonne. Hasta que fueron derrotados y Bélibaste, el último perfecto, quemado en la hoguera de Villerouge-Termenés hace 700 años. Sin embargo, cuenta la leyenda que muchos de ellos continuaron practicando la fe prohibida en secreto, en la intimidad de sus viviendas de Cordes-sur-Ciel. Quién sabe…
Casas y torreones en Cordes-sur-Ciel
Alojamiento en Cordes-sur-Ciel.
Descubrí este bello pueblo en una Ruta por el sur de Francia en coche, haciendo base en Albi. Por su cercanía con la ciudad roja, capital del Tarn, no me alojé en Cordes, aunque sería lo ideal si estás haciendo un itinerario que incluya también otros pueblitos encantadores de la zona como Najac, ya en el Aveyron, Belcastel etc. Si no quieres alquilar un coche ni conducir, para visitar Cordes-sur-Ciel otra opción es reservar esta Excursión desde Toulouse con parada también en Albi.
En mi caso, reservé un cómodo apartamento en la ciudad de Albi para poder cocinar: Le Rinaldi, a unos pasos del Puente Viejo del río Tarn. Aunque en Cordes-sur-Ciel y alrededores hay hoteles rurales y casitas muy apetecibles:
Casas con entramado de madera en Cordes-sur-Ciel
Mirador de Cordes-sur-Ciel.
¡Bonjour Cordes! Recomiendo estacionar el coche en la parte baja del pueblo, ya que por el centro histórico no se puede transitar, en el Parking des Tuileries. Ojo porque si es sábado por la mañana posiblemente te encuentres el mercado al aire libre que se suele celebrar en la plaza de la Mairie, frente al Ayuntamiento de Cordes-sur-Ciel. Un buen lugar para aprovisionarse de quesos franceses, dulces, frutas, verduras y otras delicias occitanas.
Día de Mercado en Cordes-sur-Ciel
Antes de meterte en el meollo del centro histórico y explorar qué ver en Cordes-sur-Ciel, la mejor panorámica de la villa es desde el mirador, situado en una colina boscosa justo enfrente. Sólo hay que seguir el camino marcado por Google maps hasta Point de vue – Cordes. Desde allí tendremos esa postal de la villa: en otoño suele aparecer flotando sobre la niebla ¡de ahí su nombre! Aunque fui en esta estación, no tuve suerte…
Cordes-sur-Ciel desde el mirador
Porte de l’Horloge.
Ahora sí, vamos a patear esta preciosa villa medieval repleta de palacios góticos gracias a la bonanza económica obtenida por el comercio de paños, sedas y pieles, ya que estaba ubicada en un cruce de caminos. Podemos atravesar las recias murallas de Cordes-sur-Ciel por la Porte de l’Horloge y caminar por la Rue de la Barbacane hasta la oficina de turismo y centro de recepción de visitantes de Cordes. Aquí nos informarán de todos los museos y monumentos que visitar en Cordes-sur-Ciel y alrededores. Su ubicación: en una bonita casa medieval, la maison Gaugiran.
El encanto de Cordes-sur-Ciel en el sur de Francia
La escalera del Pater Noster.
En este paseo por el centro de Cordes-sur-Ciel podrás contemplar sus sinuosas callejuelas y casas góticas, por un recorrido empedrado siempre cuesta arriba, que conduce hasta la iglesia de San Miguel. Uno de los lugares más curiosos que ver en Cordes-sur-Ciel es la escalinata del Pater Noster: con 52 escalones, en referencia a las palabras del Padrenuestro. Cuentan que en siglos pretéritos los creyentes hacían promesas y las subían de rodillas como redención de los pecados.
Casas nobles y museos de Cordes-sur-Ciel.
Repartidas por toda la villa, hay mansiones que pertenecieron a la nobleza y burgueses. Algunas aún conservan los escudos nobiliarios esculpidos en las fachadas junto con otros símbolos que denotan poder y riqueza. Por ejemplo la casa del Gran Cetrero, con halcones tallados; la del Gran Escudero, donde resalta un caballo o escenas de caza en la casa del Gran Cazador. Otros palacios góticos hoy están restaurados para albergar museos: el de Arte Moderno y Contemporáneo, ubicado en la maison du Grand Fauconnier. O la casa más dulce que ver en Cordes-sur-Ciel: el museo de las Artes del Azúcar y el Chocolate. ¡Imposible no caer en la tentación!
La fachada más espectaular que ver en Cordes-sur-Ciel, con ventanales góticos, es la de la Maison du Grand Veneur, en la misma Grand Rue Raimond VII. La también llamada Casa del Gran Gener, a cuyas esculturas le han dado una interpretación alquímica.
Maison du Grand Veneur, Cordes-sur-Ciel
La plaza del Mercado.
El corazón de Cordes-sur-Ciel es la plaza del mercado, en la parte alta de la ciudad, centro neurálgico de la vida cotidiana y el comercio. Plaza cubierta por un techo de madera, para salvar las inclemencias del mal tiempo y la lluvia, hoy alberga bares y cafeterías donde descansar un ratito los pies de cuestas y escaleras. Aquí, en la gran plaza, es donde se localiza el pozo de 113 metros de profundidad. Ése donde arrojaron a los inquisidores que llegaron al municipio para detener a los cátaros y someterlos a la hoguera para purificar sus pecados. Los indomables herejes no se dejaron amedentrar por los representantes del tribunal del santo oficio.
Plaza del Mercado, qué ver en Cordes-sur-Ciel
Iglesia de San Michel.
Cruzando la Porte de ville alcanzamos la iglesia de San Miguel, un templo amurallado que ocupa la parte alta del promontorio rocoso sobre el que se asienta Cordes-sur-Ciel. Construida en el siglo XIII -poco después de ser fundada por el conde Raimond- tuvo que ser restaurada en el siglo XV ya que había quedado casi en ruinas tras sufrir un incendio. Austera y de modesto tamaño, dentro alberga retablos, vidrieras y pinturas murales originales, decorando la bóveda.
Iglesia gótica de Cordes-sur-Ciel, Francia
El Jardín del Paraíso.
A unos pasos de la iglesia localizamos el jardín botánico de la villa, un proyecto contemporáneo creado a finales de los años 90 integrando naturaleza y diseño. Con varias terrazas de cultivos, estanques de nenúfares, huertos y plantas ornamentales, o un pabellón persa, el Jardin des Paradis certifica que sí, en Cordes-sur-Ciel estamos tocando el cielo de Francia.
Tras pasar junto a la fachada de la Maison du Grand Écuyer, si caminamos bajo el arco de la Porte des Ormeaux salimos del recinto amurallado y casco medieval de Cordes-sur-Ciel. Las vistas desde la parte trasera del pueblo son deliciosas: los campos de viñedos y bosques de Tarn se pierden tras las tapias del cementerio municipal. Aunque sea una expresión muy manida ¡Cordes-sur-Ciel es de cuento total! ¿No te parece?
Las puertas y murallas de Cordes-sur-Ciel
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