América Brasil

Ilha Grande, la isla paraíso de Brasil

Escrito por la
el
28 diciembre, 2015

El viento del Atlántico me alborota el cabello mientras me asomo impaciente por la borda del barco que ha zarpado hace una hora del puerto de Angra dos Reis. Ilha Grande se va perfilando en el horizonte como una silueta cada vez más nítida de color verde esmeralda y trazos puntigados. Por fin, desembarcamos en el pequeño muelle de Vila do Abraao, que sin llegar a las tres mil almas es la capital de la isla.

Ilha Grande

Ilha Grande

Cuando engullía mapas y guías previo mi viaje por el sur de Brasil, en algún lugar leí que Ilha Grande era conocida como «el Caribe Brasileño» por las aguas turquesas de sus playas, rodeadas de tupida selva tropical. No dudé que ésta sería una parada ineludible de mi itinerario, entre la colorida Río de Janeiro y la ecléctica Sao Paulo por la Costa Verde.

La sensación inicial: ¡qué tranquilidad! Después del caos de Río, su intenso tráfico… Apearme en esta isla cuyo acceso sólo es posible por vía marítima, por lo que no circulan vehículos a motor, me transmite una paz intensa. Hasta mí sólo llega el ruido de las olas, las risas de los niños jugando a la pelota en la playa, el timbre del carrito de los dulces o el repicar de la campana de una iglesia estilo caribeño pintada de amarillo.

Vila do Abraao

Vila do Abraao

Vila do Abraao

Vila do Abraao

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Alojamiento en Ilha Grande.

Con la mochila en la espalda nos adentramos por sus calles de arena a la caza de un hostel que nos convenza de aspecto y precio. Tenemos suerte: en agosto es temporada baja, el «invierno» tropical, por lo que están todos semivacíos. De hecho el cielo está cubierto de nubes y el aire huele a lluvia. La temperatura ha bajado de 25 a 18 grados gracias a un frente del sur. Pero eso no nos impide una vez instaladas salir a explorar los alrededores. Hemos tenido que pagar en efectivo la Pousada Ouro Verde: aquí no conocen los datáfonos. Es más, ni siquiera hay un banco o cajero en toda la isla. Menos mal que veníamos prevenidas.

Ilha Grande

Pousada Ouro Verde

Excursión a la Praia Lópes Mendes.

En la calle principal los pequeños establecimientos exhiben los paquetes que ofrecen a los turistas, con un gran surtido de actividades acuáticas: buceo, snorkel, paseos en barco o lancha hasta las calas más recónditas de la isla, como la Laguna Verde o el Lago Azul. Aunque no hace mucho día de playa nos decidimos por coger una excursión a la Praia Lópes Mendes, al otro lado de la isla y recomendada por un amigo.

Fuente: wikipedia.org

Fuente: wikipedia.org

Tras un agradable paseo de media hora en barca, admirando los bordes de la isla, nos desembarcan en la pequeña bahía de Pouso.  La arena es dorada y fina, como la del desierto. Alrededor sólo hay mata atlántica, un bosque espeso verde brillante, que se apretuja feroz entre las rocas oscuras y el agua. El mar está como un plato, turquesa y cristalino. Las palmeras que sobresalen de la espesura terminan de transmitir esta postal caribeña: efectivamente parece que estemos en las Antillas y no en una isla en medio del Atlántico.

Bordeando en barco Ilha Grande

Bordeando en barco Ilha Grande

Bahía do Pouso

Bahía do Pouso

La Praia de Lopes Mendes está al otro lado del sendero, señalan con el brazo a un camino imperceptible que se interna en el bosque. En un par de horas nos recogen de vuelta con la barca, nos dicen con ese acento brasileño cantarín al que ya nos hemos ido habituando. Durante veinte minutos caminamos por la vereda de tierra siendo observadas por monitos sawis y pájaros extraños a los que no les gusta nuestra intromisión en su selva, hasta llegar a la popular praia. No me extraña que sea una de las más bellas de Brasil: rodeada de verde, mar abierto y suaves olas que rompen en terraza. Una playa virgen. Lástima que no acompañe el tiempo para darnos un chapuzón…

Praia Lopes Mendes

Praia Lopes Mendes

El pueblo «fantasma» Dos Ríos.

De vuelta a Abraao oscurece. Un rico caldo verde de cena y a dormir, esperando que el nuevo día haga mejor para aprovechar bien la estancia en Ilha Grande. Sin embargo, no tenemos suerte: sigue nublado y con chubascos. Nada de playa, así que optamos por una ruta de senderismo hasta Dos Ríos, un pueblo a dos horas de camino atravesando la isla.

Ilha Grande

¿Llueve? Vamos de excursión por la selva…

El trayecto transcurre a la sombra del Pico do Papagayo, una montaña cubierta de vegetación con casi mil metros de altura. Exuberantes flores tropicales, arroyos, piedras pintadas de musgo, y sobre todo selva salvaje es lo que domina el paisaje…

Caminata a Dos Ríos

Caminata a Dos Ríos

Dos Ríos y su cárcel abandonada. 

Hasta hoy puedo asegurar que Dos Ríos es uno de los lugares más recónditos e insólitos del mundo en los que he estado. A él sólo se llega por este camino a dos horas de Abraao o bien en barco si no hay temporal. Su aspecto es el de un pueblo fantasma, olvidado del tiempo y el espacio, devorado por el bosque. Los columpios están vacíos. El colegio también. No hay nadie con quien hablar, excepto una anciana señora que en una chabola diminuta nos vende dos botellas de agua a precio de oro.

Dos Ríos

Dos Ríos

Dos Ríos

Dos Ríos

Dos Ríos

Dos Ríos

Dos Ríos, iglesia

Dos Ríos, iglesia

Parece que Dos Ríos aún conserva su aire de pueblo maldito: en el S.XIX albergaba un local de cuarentena para extranjeros enfermos que venían a Río de Janeiro. Posteriormente se convirtió en una colonia de enfermos de lepra. Más tarde, durante el Estado Novo, por su aislada ubicación se construyó una prisión a donde mandaron a algunos de los más peligrosos criminales del país y fue donde acabaron los presos políticos de régimen militar de 1964. El presidio fue desalojado en 1994 y hoy sus instalaciones se pueden visitar, convertido en una especie de museo o memorial, tan solitario y tétrico como el resto del pueblo.

Antiguo penal de Dos Ríos

Antiguo penal de Dos Ríos

Nuestro último día en Ilha Grande por fin sonríe el sol. ¡Podemos disfrutar de unas horas de relax en sus paradisíacas playas! No nos queremos marchar… En el fondo siento una pizca de envidia de la joven argentina que nos atendió en la pousada. ¡Este sí que es un lugar para perderse del mundo!

Ilha Grande

Ilha Grande

Pero hay que seguir el camino… Volver al continente. Nos espera el pueblo portugués de Paraty, Sao Paulo y la descomunal canción del agua en las Cataratas de Iguazú.

Adeus, Ilha Grande…

Ilha Grande

llha Grande

Lee la aventura completa en: Soñar Brasil, sentir el sur.

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11 Comentarios
  1. Responder

    jordi (milviatges)

    28 diciembre, 2015

    Que gratos recuerdos! Estuvimos por allí hace apenas 1 mes aunque por desgracia en una excursión de un único día y además, con no tan buen tiempo. Me han encantado las fotos de las playitas, me teletransportaba allí pero que ahora mismito!
    Un beso y feliz año nuevo!

    • Responder

      cosmopolilla

      28 diciembre, 2015

      Gracias, Jordi. La verdad es que de tiempo bueno… Poco, sólo el tercer y último día. El de la caminata a Dos Ríos nos llovió pero bien. Es lo que tiene el Trópico, que llueve mucho. Aún así, yo volvía ahora mismo también.
      Un abrazo y feliz años 🙂

  2. Responder

    Bo

    29 diciembre, 2015

    Qué bellos lugares que nos has descubierto, al menos para mí que no sabía de la existencia de estos parajes que parecen sacados del mismo paraíso. Me llamó también la atención el pueblo Dos Ríos y su historia estremecedora y que la puso sin querer en el mapa de lugares insólitos que en su momento solo sirvieron para dar abrigo a enfermos o «castigar» a los que mal se portaban en su última temporada.

    Y termino sobre el Invierno tropical, me da un poco de risa el término en sí, porque es como pasa en Iquitos, decimos estamos en Invierno, y normalmente ese término denota frío, bajas temperaturas, etc. Es lo que me dijeron hace unos días en Bangkok, estamos en Invierno, claro, uno a más de 30 grados C diarios.

    Un abrazo y te deseo lo mejor para el 2016 y en adelante.

    P.D. A ver si el 2016 nos da oportunidad de conocernos, ya casi llevamos un año de relación, aunque virtual me acuerdo bien claro hace un año que nos conocimos con tu comentario en mi post de los Souvernirs 🙂

    • Responder

      cosmopolilla

      29 diciembre, 2015

      Muchas gracias, Bo. Ya te digo, Dos Ríos es realmente un lugar recóndito, parece mentira que haya gente que pueda vivir allí… Si alguna vez me quiero perder del mundo desde luego éste sería un buen candidato… Además que estos paisajes de selva, de playas paradisíacas son un auténtico paraíso.
      Lo mismo digo, a ver si es 2016 podemos coincidir en algún evento viajero y por fin desvirtualizamos 😉
      ¡Un abrazo y buen comienzo de año! Que tengas muy feliz 2016 🙂

  3. Responder

    LILIÁN VIAJERA

    29 diciembre, 2015

    Patri!!! qué genial!!! Brasil es un país maravilloso y le tengo mucho afecto! Es un país vecino y amigo. Y en Brasil te podés sentir más que especial.
    Hace poco hice un relato viajero sobre un crucero que hice y paró en varios lugares de Brasil. Leer tu post me hizo acordar de mi estadía por allí !!! y de mis zambullidas en ese espectacular mar!!
    Excelente 2016 para vos !!! Que seas muy FELIZ!!!!
    Gracias.
    Lilián Viajera

    • Responder

      cosmopolilla

      31 diciembre, 2015

      Hola Lilián, muchas gracias, qué bueno que fueras por allí, qué suerte tú tienes Brasil cerquita y puedes ir más a menudo je je cuando fui en el barco desde Angra dos Reis iba una pareja de argentinos también dispuestos a perderse en la isla paraíso.
      ¡Un abrazo y que tengas muy feliz 2016!

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