¡Amanece un cielo soleado! Mientras preparo el café enciendo la radio. Una música alegre invade la cocina, presagio de un gran día que me arranca una sonrisa. “La primavera ha llegado a la ciudad y no sabes lo bien que me sienta papá…” cantan Delafé y las flores azules. Y a mí, que no tengo remedio, lo que me transmite son ganas de salir a la calle, al campo, a impregnarme del buen tiempo… ¡De viajar! ¿Dónde? Son muchos los destinos de primavera que me vienen a la mente sin tener que desplazarme muy lejos de la capital…
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Los mejores destinos de primavera: los Patios de Córdoba.
A finales de abril los vecinos del centro histórico de Córdoba engalanan verjas, patios y balcones. Los abren al público con orgullo, en un derroche de luz y alegría con sus miles de flores y fuentes, que disfrutar a la sombra del naranjo. El festival de los Patios de Córdoba, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es uno de los más deslumbrantes y coloridos del mundo.
Leyendas templarias en Ponferrada, El Bierzo.
Se retiran las nieves de las montañas que marcan la frontera entre León y Galicia. Se colman los lagos. Reverdece el bosque de castaños centenarios con hojas nuevas en el bosque de las minas romanas de las Médulas. Pero antes de llegar hasta ellos merece la pena hacer un alto en el camino, como los peregrinos de Santiago, y admirar el imponente y medieval castillo templario de Ponferrada.
O Ézaro, la cascada del fin del mundo.
Al otro lado del mar azota el Atlántico en la llamada Costa da Morte, haciendo zozobrar a las barquitas pintadas en azul y rojo de Ézaro. Estoy casi llegando al fin del mundo, a la Fisterra mágica y romana donde termina O Camiño. El deshielo convierte en espectáculo la cascada que se precipita al mar desde el monte Do Pinto, levantando un velo de bruma y espuma.
Cultura, gastronomía y naturaleza en la campiña de Badajoz.
Por las verdes dehesas pastan vacas y cerdos de raza ibérica: el sur de Badajoz es una de las cunas del ibérico, manjar español tan codiciado. En este rincón desconocido de España, lindando con Sierra Morena, se encuentran joyas arquitectónicas como la ermita de la Virgen del Ara, conocida como “la capilla Sixtina” de Extremadura o el monumento natural de la Mina de la Jayona.
El son del agua en el monasterio de Piedra, Aragón.
“A orillas del río Piedra me senté y lloré”… Escribía Paulo Cohelo. El escenario romántico de las ruinas del monasterio de Piedra constituyen un lugar perfecto para un viaje literario a este paraje montañoso, donde el agua se derrama en forma de arte por su parque natural. Uno de los destinos de primavera donde encontrar paz y armonía con la canción del agua y la madre naturaleza.
En la isla de Tenerife siempre es primavera.
Así la llaman: «la isla de la eterna primavera«, por su temperatura constante gracias a la caricia de los alisios. En las laderas volcánicas del gran Teide, el gigante dormido, en abril y marzo florece el tajinaste. Hoy tengo más ganas que nunca de asomarme a su cumbre y contemplar todo el archipiélago, antes de perderme por la alegría de sus calles coloniales, comer unas ricas papas arrugás con mojo, bañarme en sus playas de arena fina y oscura… ¡Sí, muy pronto voy a volver a esta querida isla!
De Madrid al cielo, pintado de azul.
Si más que de naturaleza eres urbanita, cualquier excusa es buena para escaparse a Madrid ¡y más en primavera! Los almendros de la Quinta de los Molinos ya florecieron, un paseo por la exuberante rosaleda del Retiro, los majestuosos jardines de Sabatini enmarcando el Palacio Real o una escapada al Capricho… Al atardecer un sinfin de teatros, musicales, museos, mercados gourmet al puro estilo neoyorquino… ¡Siempre hay algo divertido que hacer en Madrid!