Camiseta verde y pantalón vaquero ajustado. Rostro moreno y ojos profundos, no parece tener más de quince años. Me hace gestos con la mano. «¿Qué sucede?» «Abra la ventana, el chófer tiene que apagar el aire». Obedezco y al instante siento la bocanada de aire tropical besándome la cara. La cuesta es muy pronunciada y al autocar destartalado le fallan las fuerzas para cruzar la Cordillera Central.  Atrás quedan las playas caribeñas de Bocas del Toro. Delante el volcán Barú, el techo de Panamá, por donde los senderos de Boquete atraviesan el corazón del bosque nuboso en busca de cascadas escondidas o el tímido quetzal.

Senderos de Boquete

De Bocas del Toro a Boquete, un trayecto interminable.

Son cinco horas de Changuinola a David por 9,80$. Cientos de curvas, cuestas y bajadas. Bosques, montañas, aldeas perdidas y momentos de niebla absoluta. Veinte minutos de retención por una manifestación del colectivo indígena con problemas en las minas. De almuerzo, un tamal de pollo y plátanos fritos gracias a un vendedor ambulante. En David cambiamos de autobús a un Diablo Rojo hasta Boquete, media hora más de trayecto. Por fin nos bajamos en Boquete Alto. Hace frío, llueve y está anocheciendo. Aún no sabía que este valle me iba a conquistar, convirtiéndose en mi favorito de todos los lugares que ver en Panamá.

Bajo Boquete, Chiriquí: por suerte la mañana siguiente lució el sol… Un rato.

Alojamiento en Boquete.

Cansados, nos presentamos en el Hostel Creadora B&B reservado el día anterior. Dora nos recibe con una amable sonrisa y un trato entrañable. Enseguida nos sentimos como en casa. Nos instalamos en una acogedora habitación junto a la cocina. Nuestra primera cena consiste en una sopa de sobre que compramos en el supermercado de enfrente. ¡Sí, en Panamá se puede sentir frío! Y es que estamos en la ladera del volcán Barú, el pico más alto de Panamá. Queremos adentrarnos por los senderos de Boquete y enseguida Dora dibuja un plano y nos cuenta todos los secretos… Incluyendo locales para comer barato como el buffet «El sabrosón».

Distrito de Chiriquí, Cordillera Central de Panamá

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Boquete, la «Suiza panameña».

Boquete resulta ser todo un descubrimiento. Un valle verde con casas alpinas que me trasladan con la imaginación a Suiza: montañas, bosques frondosos cubiertos de niebla, ríos de agua fresca y limpia… Un paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Un entorno casi virgen apenas explotado por el turismo. Al contrario que otras zonas de Panamá, está muy cuidado. No se ve basura ni suciedad. La gente es sociable y afectuosa.

Boquete, Panamá

Como nuestro alojamiento está en Boquete Alto nos tenemos que trasladar a Bajo Boquete. El autobús o taxi colectivo cuesta 0,60$. A medio camino se encuentra el Centro de Interpretación cuya visita nos da una idea de todo lo que tiene que ofrecer este distrito. Su terraza es un magnífico mirador al valle. Caminamos hasta el pueblo por una acera donde abundan las flores y revolotean mariposas.

Valle de Boquete

Bajo Boquete se articula en torno a una carretera principal. Su núcleo es una coqueta plaza donde se venden flores. Al atardecer se forma un revuelo de aves cantoras. Los niños juegan, se respira una paz sanadora. En esta misma plaza localizamos las agencias de turismo que ofrecen las excursiones guiadas por los senderos, individuales o colectivas, rutas en bicicleta etc. Echamos un vistazo a la oferta y decidimos hacer los senderos por nuestra cuenta.

Senderos de Boquete

Caminando recto hacia la iglesia se ubica la estación de autobuses. Tras preguntar a los conductores rápidamente nos acoplan en una furgoneta que sube la montaña. «¿Qué sendero queréis hacer?» «La cascada Escondida». ¡Arriba! Nos llevan por 2$. Llevamos lo imprescindible: agua, comida, botas de montaña y bañador. Y un puñado de dólares: en la mayoría de senderos hay que pagar ya que atraviesan fincas particulares.

Río de Boquete

Senderos de Boquete: la cascada Escondida.

El sendero Pipeline o la cascada Escondida se trata de una senda sencilla y corta, de unas dos horas, por un camino llano que no tiene pérdida. En la entrada la caseta de madera indica que hay que pagar 3 euros. Los campos de maíz y los prados de vacas pronto dan paso a un bosque antiguo y silencioso, con árboles centenarios.

Pasarelas de madera ayudan a cruzar el río hasta llegar a una pared vertical por donde se derrama una fina cortina de agua. Yo lo rebauticé como el sendero de las mariposas, por la cantidad y variedad de estas pequeñas amigas. La más especial es casi invisible, de alas transparentes como el viento. Dicen que este sendero es uno de los mejores para avistar el quetzal, pero nosotros no lo vimos. Y es que para avistar a este escurridizo pájaro, llamado el ave del paraíso y ave nacional de Guatemala, lo mejor es llevar un guía experto pajarero.

Cascada la Escondida, Boquete
Mariposa, Boquete

Senderos de Boquete: las cascadas Perdidas.

«The Lost Waterfalls» está un poco más adelante del Pipeline y se puede llegar caminando. Su acceso es caro: 7$, pero lo volvería a pagar otra vez. Una vereda estrecha cada vez más empinada conduce hasta tres impresionantes cascadas, a cada cual más preciosa, en un camino de ida y vuelta.

Si no quieres hacer el sendero por tu cuenta, puedes reservar aquí una excursión por las Cascadas Escondidas.

The Lost Waterfalls, mapa

Llegar a la primera no entraña dificultad. Sin embargo, cuanto más se avanza el terreno se encrespa y se torna resbaladizo. Para llegar a la tercera hay tramos de cuerda.

Senderos de Boquete, las Cascadas Perdidas

Mi baño en las frías aguas de la segunda cascada será una de esas experiencias que recordaré siempre… ¡Así como el tremendo chaparrón que nos cayó a la vuelta!

Y es que con la emoción se nos olvidó el chubasquero y comenzó a diluviar… ¿No damos un poco de penita?

El Sendero de los Quetzales, Boquete.

Para el sendero más famoso de Boquete se aconseja contar con guía ya que es fácil perderse. El recorrido consta de 6 kilómetros hasta Cerro Punta, desde donde hay que volver por el mismo o contratar una recogida. En el hostel Mamallena ofrecen la excursión por 35$. El Quetzal es tan bello como esquivo: lo mejor es llevar prismáticos y preguntar a los que custodian el sendero «por dónde vieron el pájaro» la última vez. El Sendero de los Quetzales no lo hicimos porque preferimos hacer los de las cascadas, más cortos y sin necesidad de contratar guía.

Sendero los Quetzales

Senderos de Boquete: subida al volcán Barú.

Con 3.405 metros de altura desde la cumbre del volcán Barú se divisan los dos océanos. La ruta es de 11 horas (6 de subida y 5 de bajada), y los que se suelen a aventurar comienzan a andar a las 11 de la noche para contemplar el amanecer desde lo más alto.

Volcán Barú

Senderos de Boquete: las pozas de agua caliente de Caldera.

Gracias a Dora conocimos las pozas de aguas termales: unos baños burbujeantes a casi 40 grados al aire libre, en un entorno rural entre cabras, vacas y caballos. El bus a Caldera (ida a las 10.45 – vuelta a las 15 horas) va repleto de panameños curiosos ávidos de conversación. Caminamos un kilómetro hasta el río, donde también hay zona de baño mucho más templada.

Vacas en el sendero de Caldera
Río Chiriquí, senderos de Boquete
Baño en las pozas de agua caliente

Sí, Boquete, fue un placer descubrirte. Con mucha pena me despedí rumbo al Pacífico. ¿Sabes? Creo que me alegro de que el quetzal permaneciera escondido… Así tengo la excusa perfecta para volver.

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Publicado por cosmopolilla

La vida es el arte de lo imposible. Licenciada en Comunicación Audiovisual, mi pasión es viajar. Desde 2013 lo cuento en mi blog.

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15 comentarios

  1. Ni idea de lo que me iba a encontrar al abrir este post. Y como bien dices he pasado de la selva tropical a una imagen que parece sacada del corazón de Suiza.
    Me ha encantado lo de la poza de agua caliente, perfecto para final para esa ruta chula que te marcaste. Un abrazo.

  2. Que zona más preciosa para hacer senderismo, con lo que a mi me gusta el senderismo. Lo del baño bajo la cascada, si estaba tan fría, quizás me lo hubiese ahorrado, como mucho meter los pies para refrescar de la caminata 😉 . Lo de cobrar por andar por allí es lo que veo un poco regular, pero en fin, si quieres verlo, es lo que toca.
    Un saludo Patri

    1. Hola Carmen, sí que estaba fría pero creo que había que darse el gusto je je y sí, es un fastidio tener que pagar y aquí en España no estamos acostumbrados a ellos, como ya dije el tema es que los senderos pasan por fincas privadas así que si los dueños deciden cobrarte pues no se puede hacer nada…
      Un saludo

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