España Extremadura

Plasencia, la ciudad de la Beltraneja

Escrito por la
el
12 mayo, 2015

Cuando se anda y se pisa el empedrado de una ciudad tan antigua como Plasencia, al menos a mí me entran ganas de preguntarle a las piedras. Sí, habéis leído bien: a sus piedras. Quiero rogarles que me cuenten todo lo que allí ha sucedido desde hace nada menos que mil años. Acariciar esas paredes, esas losas, con los ojos cerrados y que me susurren secretos de los que ya no están pero un día fueron. Que me lleven de paseo por su Historia, ellas que tanto han visto, ellas que todo lo saben…

Plasencia, lo que sus piedras me contaron…

Ha caído la noche en este norte de Extremadura, natural y frondoso. Se prenden las farolas a la par que se quedan vacías y silenciosas las travesías de la villa amurallada. En su arista sólo se percibe alguna cigüeña «haciendo gazpacho». El murmullo de las aguas del río Jerte, que la abrazan y protegen de invasiones enemigas. O al menos eso me dicen las piedras verticales de este muro antiguo, erigidas por orden de su mismo fundador: el rey Alfonso VIII en 1186, para «agradar a Dios y a los hombres» (Ut placeat Deo et Hominibus). ¿No parece que aún se escuchan los cascos de su gallardo corcel trotando a su entrada por la Puerta del Sol?

Alfonso VIII

Alfonso VIII

Baluarte de piedras que se prolongan, se funden y confunden con las de la Catedral Vieja. Románica y austera, me mira una Santa María la Blanca del S.XIII. Templo que pronto se queda pequeño y junto a él se levantan otros muros: los de la Catedral Nueva. Corren años convulsos, de nuevos aires, navegantes intrépidos, más filósofos y menos meigas… Es la época de Enrique IV. Entonces recuerdo una de mis historias preferidas: la primera vez que supe de este monarca, con fama de impotente, fue gracias a un libro que leí en la adolescencia, «En busca del unicornio» (Juan Eslava, Premio Planeta). El viaje ficticio de un caballero a la caza de un animal mitológico que sanara los males del monarca.

Catedral Vieja de Plasencia

Catedral Vieja de Plasencia

La ciudad de la Beltraneja.

Fue en Plasencia donde su hija Juana, apodada «la Beltraneja» se proclamó como legítima heredera. Donde casó con el rey portugués Alfonso V, su tío, que apoyó su derecho a la corona de Castilla frente a Isabel. Una guerra civil que Juana perdió, provocando su retirada y posterior conversión como religiosa en el monasterio de Coimbra. Aunque, hasta el fin de sus días, desde su exilio firmó como Yo la reina.

Juana la Beltraneja. Fuente: http://es.wikipedia.org

Juana la Beltraneja. Fuente: http://es.wikipedia.org

Piedras que padecieron el castigo de Isabel de la Católica: finalizada la guerra mandó cercenar todas las torres nobiliarias por haber respaldado a la Beltraneja. Pero además les azotó con su indiferencia, no pisando nunca el pavimento de Plasencia. Quien sí la holló fue su esposo, el rey Fernando, hospedándose en el palacete conocido como Casa de los Monroy, en la plaza de San Nicolás.

Casa de los Monroy, Plasencia

Casa de los Monroy, Plasencia

Palacio de los Zúñiga.

En la plaza vecina el rumor de agua que besa la fuente habla de milagros, el de un santo: San Vicente Ferrer. Estoy ante las puertas del palacio renacentista más bonito de la ciudad: el del Duque de Plasencia Don Álvaro de Zúñiga. Narran que su único hijo cayó enfermo de unas fiebres y el santo, recién canonizado, lo curó. Pero a cambio solicitó a la duquesa que construyera un convento, en el lugar que ocupara la antigua sinagoga judía.

Plaza de San Vicente Ferrer

Plaza de San Vicente Ferrer

La judería de Plasencia.

Por tanto en este punto arranca uno de los caminos de Sefarad. La judía fue una de las comunidades más antiguas y prósperas de Plasencia, cercada por un gueto hasta su definitiva expulsión del reino. A las afueras aún se conservan restos de tumbas excavadas en la roca, en el viejo cementerio judío en el cerro del Berrocal. Su recuerdo pervive en los adoquines del suelo, a través de piedras talladas con los nombres de los que habitaron la calle de Zapatería, una de las que desemboca en la plaza Mayor.

Calle Zapatería

Calle Zapatería

Plaza que fuera el mercado al aire libre durante muchos años, hasta que fue trasladado por razones higiénicas. Cuántos comerciantes, desfiles de ganado, juglares, trileros y comediantes habrá visto pasar desde su privilegiado mirador en la Casa Consistorial el Abuelo Mayorga Torre que se quedo viuda durante la invasión francesa, ya que destruyeron la entrañable figura. Más de cien años hubo de esperar a que por fin regresara, en 1977.

Plaza Mayor

Plaza Mayor

Entonces la plaza ya no era la de antaño. Nuevos edificios de moderna arquitectura. La más popular, aquella de piedras rojizas contribución de la República, por el edil de la época para secularizar la plaza y «tapar» la iglesia. Ay, esos tiempos de ilusión perdida… Al fondo destacan los puntiagudos brazos de la Catedral Nueva. Qué pena que no haya luna para ver la hora reflejada en su fachada plateresca, hoy que esa puerta y esa plaza están de nuevo abiertas. Durante años permanecieron cerradas para cesar el abandono de niños de las familias tan numerosas y pobres que no los podían mantener…

Plaza Mayor

Plaza Mayor

Comer en Plasencia.

Pero de eso, afortunadamente, hace mucho. Una campanada nos devuelve a este siglo y nos quedamos aquí, en la plaza. Ahora toca disfrutar Plasencia a través de su gastronomía: un vino ecológico de uva merlot acompañado de una selección de ibéricos, queso de oveja, una tapa de morros, una deliciosa torta de la Serena con confitura de frutos rojos…

Torta de la Serena

Torta de la Serena

Gozar. Comer y beber. Reír. Conversar de viajes, de cumplir sueños. Antes de que nuestro tiempo también pase y se desvanezca. Antes de que nuestra historia pase a formar parte de la Historia. Antes de que el eco de nuestros pasos se diluya en las piedras de los pasajes de Plasencia…

Plasencia

Plasencia

Datos prácticos para viajar a Plasencia.

  • Plasencia se localiza al norte de la provincia de Cáceres, España.
  • Cómo ir a Plasencia: en tren o en coche desde Madrid por la A5 (2 horas y media).
  • Dónde alojarse en Plasencia: económico y céntrico Hotel Rincón Extremeño.
  • Más información en: Turismo Extremadura
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34 Comentarios
  1. Responder

    María (Callejeandoporelmundo)

    12 mayo, 2015

    Precioso relato, Patricia, me ha encantado y me ha devuelto a caminar y a sentir las piedras de Plasencia.

    Un saludo.

    • Responder

      @lacosmopolilla

      12 mayo, 2015

      ¡Muchas gracias, María! Un abrazo grande.

  2. Responder

    Miguel Ángel Otero Soliño

    12 mayo, 2015

    Excelente resumen historico de la vida y devenir de la ciudad con cariño y buen estilo, mi enhorabuena otra vez. El guía de Plasencia nos comento que realmente la llamada «ruta de la plata» que atraviesa Plasencia no tiene que ver en su origen etimologico con el metal, sino con una palabra arabe similar que significa la empedrada. No se si has encaminado el relato a proposito por este tema, o te has enamorado de las piedras de la «ciudad maldita» al igual que hicieron los arabes al caminar por estas tierras, pero es algo curioso no crees?

    • Responder

      @lacosmopolilla

      12 mayo, 2015

      Sí, ha sido una alegoría a propósito. Me sorprendió mucho cuando el guía comentó este detalle porque yo estaba en la convicción errónea de que la Vía de la Plata tenía que ver con este precioso metal… También es muy posible que igualmente me haya enamorado del empedrado de Plasencia, puesto que como granadina algo de árabe correrá por mis venas 😉
      Muchas gracias por tu comentario, Miguel, me alegro mucho de que te haya gustado mi relato. Estoy deseando leer el tuyo, «ver» el mismo sitio con otros ojos y otra percepción. Un placer compartir una rica torta de la Serena y espero que volvamos a coincidir pronto. ¡Un abrazote!

  3. Responder

    Miguel Ángel Otero Soliño

    12 mayo, 2015

    bueno veo que nos hemos quedado con los mismos detalles (otra vez porque en Marrakech fue igual) ja ja, a mi también me sorprendió lo comentado por el guía, de hecho iba a enfocar mi texto en el empedrado y en la historia de la Beltraneja y ahora me has puesto el listón muy alto ¿como complemento yo lo que ya tu has narrado y cuyas sensaciones ya comparto? en fin tengo un reto literario a la vista a ver como lo encauzo… espero estar a la altura. un abrazo

    • Responder

      @lacosmopolilla

      12 mayo, 2015

      Je je je seguro que lo haces genial, como siempre. Lo mismo se puede contar de mil formas diferentes… Justo puse el foco en la historia de la Beltraneja por el libro que comento, que me gustó mucho (debe ser por lo de una crónica medieval de un viaje a África) y porque me apasiona esa parte de la Historia: la reina Isabel, la conquista de Granada, etc.
      ¡Un abrazo!

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