Leyendas muertas de Segovia
¿Ves, aquella silueta blanca en el horizonte? La Mujer Muerta, guardiana de la ciudad de Segovia, bajo los pliegues de sus faldas vio llegar a romanos orgullosos, de armaduras resplandecientes con la luz del sol. Era el S.II de nuestra era y con el mandato del emperador Trajano se construyó una de las obras más magníficas de Iberia: el Acueducto de Segovia. Con 28 metros de altura y 167 arcos este prodigio para transportar el agua fresca de la sierra sigue impresionando a todo el que pasea bajo su recia estructura.
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Leyendas de Segovia: el demonio y el Acueducto.
La Mujer Muerta conoce la verdad: fue testigo aquella noche en la que una niña, cansada de subir y bajar a la montaña a llenar el cántaro, conjuró al diablo. Éste le concedió su ayuda a cambio de un alto precio: su alma si era capaz de levantar un acueducto antes del canto del gallo. La niña accedió pero cuando el diablo empezó a construirlo se arrepintió y pasó toda la noche rezando. Justo cuando faltaba la última piedra cantó el gallo, con lo cual consiguió salvarse del fuego eterno.
Leyenda de la Casa de los Picos.
Inicio aquí la subida hacia el corazón de Segovia buscando más secretos de su casco antiguo. A nadie deja indiferente la original fachada del palacete de Pedro López de Ayala, conocida como la Casa de los Picos. Un total de 617 pinchos de granito son los que sobresalen como amenazando a los transeúntes. La leyenda cuenta que tal excéntrica decoración fue invención del noble castellano que la adquiriera, a finales del S.XV, con el objetivo de borrar su anterior nombre: «la Casa del Judío», en recuerdo de su antiguo dueño que la habitó antes de la expulsión.
Un poco más adelante me encuentro con sirenas de mar adentro. Quizá por eso parezcan más efigies, guardando como fieras una de las plazas más bonitas de Segovia con casonas y torres renacentistas. Pero la Mujer Muerta me susurra que no, que no me deje engañar por las leonas: las auténticas «sirenas» pasan desapercibidas escondidas en los capiteles románicos, con alas de pájaro y no cola de pez.
La nueva y la vieja catedral de Segovia.
Sigo hasta la plaza Mayor donde se ubica la catedral de Segovia. Vuelve aquí a aparecer la figura del diablo, no vinculado a ésta si no a la antigua catedral ubicaba junto al Alcázar, concluida por el arquitecto Juan Guas a finales del S.XV. En su afán por terminarla cuanto antes pactó con el diablo y los carros cargados de piedra llegaron a Segovia como por arte de magia. Pero, como le pasó a la chiquilla del Acueducto, Juan terminó arrepintiéndose y salvando su alma, quedando el último carro varado en la sierra de Guadarrama. Quizás es por eso que la Catedral quedó maldita y tan sólo duró unos años: se destruyó en 1520 debido a la guerra, siendo sustituida por la actual.
De camino al Alcázar la Mujer Muerta me susurra que en la calle de los Desamparados vivió uno de sus preferidos, el ilustre poeta Antonio Machado, en una particular «Celda de viajero«. Hombre republicano y ateo, alrededor de esta pensión quizá sólo revolotee alguna de sus musas.
Las leyendas del Alcázar de Segovia.
Por fin estoy ante el Alcázar de Segovia, la fortaleza de silueta de cuento de hadas y vivienda de los Trastámara, Reyes de Castilla. Estos muros antiguos han sido testigos de la proclamación de Isabel de Castilla, las lecciones de latín de los infantes o de las iras de Alfonso X el Sabio, a quien cuenta la leyenda que Dios mandó un rayo para castigarle con su soberbia. Como recuerdo del episodio un cordón decora el techo de una de las salas del Alcázar, encargado por la reina Violante para que el monarca hiciera penitencia.
¿Subimos las empinadas escaleras de la Torre del Homenaje? Quizá si agudices la vista veas abajo una cruz de hierro marcando un trágico suceso: el de la caída al precipicio del infante Pedro en 1366. Una muerte rodeada de misterio en la que se cuenta que su aya se arrojó tras él, ciega de dolor por la pérdida, o tal vez por miedo al castigo.
Los grajos de la Vera Cruz.
En el llano castellano destaca solitaria la iglesia templaria de la Vera Cruz, donde ya nunca se posan los grajos de Segovia. Una de las más tétricas leyendas de Segovia es aquella que cuenta que fueron maldecidos por el prior de la Orden de los Caballeros de Malta, tras presenciar cómo despiadados devoraban el cuerpo de un caballero al que estaban velando los hermanos.
Finalizo mi paseo por Segovia buscando una leyenda de las vivas y deliciosas: el restaurante Duque, uno de los mejores asadores de la ciudad. Toca reponer fuerzas con un tinto de la tierra y una sopa castellana bien calentita, de esas que sirven hasta para levantar a un muerto.
David
Que vergüenza me da reconocer que no conozco Segovia, es para matarme lo sé y no me merezco tener un blog de viajes :(. Pero este post me ha reabierto el apetito a conocerlo. Se lo propondré a Irene 🙂
cosmopolilla
¡No puede ser! Pero si está al lado de Madrid… Hay que poner remedio ya. No hace falta ni llevar el coche, el AVE en 20 minutos te deja allí. Un abrazo
Victor
Segovia es infinitamente rica, desde las 10 de la mañana con tu aperitivo y sus torreznos hasta la madrugada con tu copita y su fresco…
cosmopolilla
Hmmm y que lo digas, qué ganas de volver 🙂
Ire
Me dejas siempre boquiabierta. Tu forma de narrar es muy top. Me has recordado la visita que me hicieron mis padres a Madrid y la consiguiente escapada. Que hicimos a Segovia, pero esta vez con datos, info e historias que no sabía. Soy consciente de que tengo que llevar a David si o sí a Segovia. Y volverla a visitar. Un besito y menuda pintaza tiene esa sopa castellana…. Un abrazote!
cosmopolilla
Tú si que eres top, Ire je je je tienes que llevar a David a Segovia, no se puede quedar sin conocerla con lo bonita que es, así que a poner fecha 😉
Un besazo
jordi (milviatges)
Es curioso como las leyendas se repiten en distintos momentos de la historia y en distintos lugares también. Esta que cuentas la habré oído de veces…claro que esta vez se trataba de levantar un acueducto, como dice tu, uno de los vestigios más extraodinarios que quedan en Europa de la época romama.
Jolín con la sopa, que buena pinta!
cosmopolilla
Gracias, Jordi, estaba riquísima 🙂
Un abrazo
Mar Vara
La última vez que he estado en Segovia fue hace un mes, la montaña de «La mujer muerta» estaba completamente blanca de nieve, y su vista desde la parte superior del acueducto era increíble. No me extraña que los segovianos creasen todo tipo de leyendas con un entorno tan singular y bonito.
Un saludo!
cosmopolilla
Gracias,Mar, y seguro que hay muchas leyendas más que tendré que conocer 🙂
Un saludo