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Visita al castillo de Hamlet, obra en IV actos.
Acto I – Estación de tren de Copenhague.
Cafés, máquinas expendedoras y gente con prisa que corren al andén. La estación de Copenhague podría ser la de cualquier país de Europa. Compramos el siguiente tren que sale a Helsingor, a 40 minutos de Copenhague, con la intención de visitar el pueblo donde se ubica el castillo de Hamlet, es decir, donde se inspiró Shakespeare para escribir una de sus grandes tragedias. Un viaje en el que se mezclan historia y literatura.
Tenemos suerte: hay mucha frecuencia y cada 20 minutos parte un tren. El billete de un día cuesta 85 coronas (unos 11 euros). El trayecto es corto y agradable, discurriendo paralelo al mar entre casitas y praderas verdes. Llegando a Helsingor se dibuja la costa sueca enfrente, la ciudad hermana de Helsingborg: éste es el punto más estrecho de separación de las dos orillas, entre Dinamarca y Suecia.
Nada más apearse del tren y salir fuera destaca el castillo de Hamlet o de Kronborg -ése es su verdadero nombre – imponente. El aire frío y húmedo del mar traspasa los huesos a pesar del tímido sol. Bordeando la orilla se llega a la recia fortaleza rodeada de agua, mirando al azul y a Suecia, amigos o enemigos dependiendo de la época histórica.
“Con un cebo de mentiras pescas el pez de la verdad”. (Polonio a Reinaldo)
Acto II – Explanada delante del Palacio Real de Helsingor.
Accedemos al recinto amurallado a través del puente. Al no ser noche obscura el fantasma del padre de Hamlet no se presenta, rey difunto de Dinamarca que clama venganza. En su lugar sólo hay unos pocos turistas interesados en conocer los secretos de este castillo, de estilo renacentista construido en 1585 bajo el reinado de Federico II. El perímetro que bordea la fortaleza está dotado de cañones apuntando al mar, dispuestos a darlo todo en su defensa.
Pagamos las 75 coronas que cuesta la entrada completa (10 euros) y accedemos al gran patio cuadrado que distribuye las estancias de este palacio residencia de reyes del norte de Europa.
Acto III – El castillo de Hamlet: interior del palacio.
Por los salones de palacio camina una dama vestida de época, sin hablar, sin mirarnos. ¿Será el espíritu de la desdichada Ofelia? Mobiliario de época, ricos tapices, grandes chimeneas destinadas a combatir el eterno frío de estas latitudes… Se abren hasta un gran salón de baile. La capilla donde oraban se conserva tal cual estaba en el S.XV, con su revestimiento de noble madera.
“Duda que ardan las estrellas, duda que se mueva el sol, duda que haya verdad, mas no dudes de mi amor” (Carta de Hamlet a Ofelia)
“Sobre todo, sé fiel a ti mismo, pues de ello se sigue, como el día a la noche, que no podrás ser falso con nadie». (Polonio a Laertes)
Acto IV – Las Casamatas.
Las luces de los candiles no llegan para alumbrar las profundidades de la fortaleza. Las Casamatas son un entramado de pasadizos que discurren bajo el castillo a oscuras, envueltos en humedad. Aquí se almacenaban víveres para resistir en los tiempos de asedio y se refugiaban los soldados a la espera de las órdenes de los altos mandos. Siento un escalofrío de imaginarlos aquí abajo contando las horas, consumiéndose de pura lividez.
Pero no estaban solos. Entre las tinieblas encontramos un poderoso héroe danés llamado Holger, quien según la leyenda habita aquí, en el castillo de Kroborg. Su barba es tan larga que forma un ovillo en el suelo entre la que permanece dormido hasta que Dinamarca se encuentre en peligro mortal, momento en el que despertará para salvar a su nación.
Epílogo: Hamlet y Kronborg, de la literatura a la realidad.
No se sabe con certeza si Shakespeare estuvo en la fortaleza de Kronborg. Lo que sí es que el mito del príncipe danés apareció por vez primera alrededor del año 1200 en unos textos históricos daneses. Hamlet fue escrita alrededor del año 1600, cuando Helsingor tenía una importante posición en Dinamarca, debido a su localización estratégica. Siglos después, este castillo ha sido utilizado como escenario para numerosos filmes, perpetuando el mito de Hamlet y su trágica historia para siempre.
“Ser o no ser, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro. Morir es dormir, nada más” (Hamlet)
Web oficial: http://www.copenhague.info/helsingor/
GranPumuki
Muchas gracias por tu artículo teatralizado
Saludos
David
Pero bueno Patri, sí que te dio de sí tu escapada a Copenhague . Y qué bueno!! así estamos descubriendo tantos rincones contigo. Un abrazo
cosmopolilla
Ya ves, no se pudo estirar más el tiempo y porque había que dormir un poquito je je je la verdad que el castillo está a 40 minutillos así que en una mañana vas, lo ves y vuelves, merece la pena. Un abrazo
Cristina
Este castillo es fantásticos, desde su arquitectura a su historia, sin olvidar su privilegiada ubicación. Y tú post… perfecto para hablarnos de ese palacio donde pudo haber tenido lugar la historia de Hamlet. Un abrazo grande.
cosmopolilla
Muchas gracias, Cris, qué bueno tenerte de vuelta por aquí… Supongo que para ti no tanto seguiré tus publicaciones de Korea 🙂
Besotes