Hasta hace poco ignoraba que «la escultura más grande del mundo» no estaba más allá de dos horas en coche desde mi casa. La ecuestre más grande del mundo sí, la del general Gengis Kan cabalgando por las estepas de Mongolia, que tuve el placer de contemplar el pasado verano. Como no me quedan otros veinte días de vacaciones para volver al Transiberiano (pero todo lo que suena a «lo más grande» nos gusta) el fin de semana es la excusa perfecta para acercarse al territorio Artlanza: Quintanilla del Agua en Burgos.
El Territorio Artlanza, junto con el monasterio de Rioseco, lugar que descubrí en una ruta en coche por Las Merindades burgalesas es uno de los lugares que más me han sorprendido en los últimos años viajando por el norte de Castilla.
Territorio Artlanza, Burgos: el sueño de Félix.
Este es un pueblo tranquilo. En el Territorio Artlanza nos recibe Félix Yánez, artista de la terracota. En su horno el barro se transforma en rostros de humanos y animales, portadas de casas colgantes u objetos cotidianos, que exhibe con orgullo tras las vitrinas de su tienda – taller. Pero esto sólo es el vestíbulo. Con una sonrisa nos invita a adentrarnos en su GRAN OBRA, a través de una pequeña plaza cuadrada rodeada de árboles. La fachada de una antigua estafeta de correos con una bicicleta oxidada en la puerta nos traslada al instante a otra época, otro tiempo. En el centro, una cruz de piedra a cuyos pies juega un gato diminuto.
La plaza de San Pedro, nos cuenta Félix, fue creada en 2006, con el fin de tapar la leñera y disponer de un rincón en el que recrearse durante el verano. Lo que nunca hubiera esperado es el éxito e interés que despertó entre los visitantes del taller de cerámica, animando a Félix a finalizar la plaza y continuar con la expansión de la aldea. Su particularidad reside en usar todo tipo de material reciclado: las puertas, ventanas, carteles, tejas, maderas… Son recogidas por el propio artista de derribos y escombreras.
Así pues, este es el comienzo de la pequeña villa creada por Félix, a imagen y semejanza de una Quintanilla del Agua de hace varios siglos. Si te preguntabas cómo era la vida en la época de tus bisabuelos he aquí la respuesta. A la recreación de un típico pueblo burgalés no le falta detalle: sus pasadizos tortuosos confluyen hacia un corral de Comedias, donde en el estío celebra su propio Festival de Teatro.
La «escultura mas grande del mundo» está regada por una fuente, que serviría para dar de beber a sus gentes y ganado. Una oscura bodega donde almacenar los vinos. La escuela de niños y la de niñas, donde parece que aún resuenan los ecos de juegos infantiles. Su posada y la cantina. Hasta una ermita donde asistir a misa cada domingo y en acontecimientos importantes.
«Hace poco visité Mejorada del Campo y pude contemplar la catedral de Justo. Me di cuenta de que hay gente más loca que yo.»
La voz de Félix rompe la calma de la explanada trasera de su pueblo fantasma, donde sólo se oye el rumor del río cercano.
Y así, cae la tarde encendiendo el cielo de los campos de Castilla. Se oscurecen los muros de esta aldea congelada en el tiempo y nos despedimos de Félix, un hombre que vive por su sueño. Que seguirá organizando talleres de niños y asombrándonos a los que ya no lo somos tanto. Recorriendo vertederos, rescatando postigos desechados por los años, para que podamos asomarnos a través de ellos a esa otra Quintanilla del pasado.
Quintanilla del Agua se encuentra en la ribera del río Arlanza, a 50 km. de Burgos.
Más información en Turismo de Burgos.
Hola! Interesante blog! Un saludo.
Gracias 🙂
Que sitio tan curioso!!! Y vaya trabajo y dedicación el de Félix Yánez. Muchas gracias por mostrarnos sitios tan chulos, queda apuntadísimo para una próxima visita a la zona.
Saludos viajeros.
Gracias, Rosa. La verdad que curioso es, sobre todo por «el viaje en el tiempo», je je. Un abrazo