Atardece en Barcelona.
Desde el Parc de Guinardó tengo la ciudad a mis pies, una masa parpadeante que se extiende hasta la playa.
No estoy de visita.
Tengo algo que contaros: después de más de una década viviendo en Madrid, me he mudado a Barcelona. Comienzo una nueva época en esta ciudad. No os voy a engañar. Me ha dado pena dejar Madrid, mi vida allí. Ahora mismo me siento extraña, bipolar. Unos días nostálgica, otros ilusionada con un cambio que me trae viento fresco del mar, esa luz del Mediterráneo que me recuerda a mi infancia.
Mientras me acostumbro a mi nuevo barrio, paseo por la Rambla de Guipúzcoa -donde habito ahora- hasta la Sagrada Familia. Me sorprende el túnel de árboles de la avenida; aquí no han perdido sus hojas. Y a la vez el aire tibio, los parterres de pensamientos, me recuerdan a mi origen, cuando vivía en Málaga o en Motril.
Supongo que cuando vives en ciudades diferentes acabas desarrollando una especie de desarraigo. Soy de muchos sitios. Soy de ningún lugar…
En fin. Hola Barcelona. Me quedo por aquí: Año nuevo, vida nueva…

Atardecer en Barcelona

Ya es oficial, supongo, si lo conté tal cual me leéis, públicamente, en mi cuenta de Instagram.

2020 ha llegado con un cambio importante. Siempre he dicho que «viajar me permite vivir muchas vidas en una». Y es cierto. La sensación continua de moverme, de cambiar de país, idiomas, monedas, rostros, sonidos, paisajes, culturas… Varias veces al año, al menos a mí me aporta que el tiempo se dilate. El poder unir varios mundos en uno mismo donde las experiencias vitales son ricas, complementarias y permanentes. Cada lugar aporta un descubrimiento, un trozo de algo nuevo y único que se adhiere a ese libro de conocimientos y experiencias ensanchando el alma.

El mundo, Tokyo

Pero también es cierto que, entre viaje y viaje, había un lugar al que aprendí llamar hogar o casa y ese era Madrid. Un pequeño piso en el barrio de Tetuán donde he pasado mis últimos años, bien conectado con el aeropuerto (eso sí) y con el centro de la ciudad de los Austrias para poder ver a esa familia que eliges. Si bien mis raíces y mi familia está en el sur –mi Granada– a donde regreso siempre que es posible, a pesar de ser freelance -eso que llaman ahora tan de moda «nómada digital» (es decir, podría trabajar desde cualquier parte del mundo)-, estaba totalmente acomodada en la capital.

Otoño en Madrid

Pero los tiempos evolucionan, en la vida no hay nada permanente y, como muchos me preguntáis el por qué os lo voy a contar: a mi pareja le ofrecieron un buen puesto de trabajo en Barcelona y decidimos probar. Son oportunidades a las que intuyes que hay que subirse al tren. Y este AVE nos ha hecho, de momento, decir adiós a Madrid e instalarnos en Sant Martí, donde poder oler la brisa del Mediterráneo.

Al mar…

Mi siguiente objetivo es aprovechar esta nueva base para explorar Cataluña, ya que apenas la conozco. Y, por supuesto, lo iré contando por aquí. Gràcies. 

«Tu I jo hem buscat coses similars, Tu I jo hem tingut el cap ple de pardals,
Tu I jo dalt de la nòria, Tu I jo I la nostra història,
Però tu I jo no ens hem banyat mai al mar, al mar, al mar….» (Manel) 

Barcelona

Publicado por cosmopolilla

La vida es el arte de lo imposible. Licenciada en Comunicación Audiovisual, mi pasión es viajar. Desde 2013 lo cuento en mi blog.

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7 comentarios

  1. Bienvenida a mi ciudad. Todo lo que quieras saber, ya tienes a quién preguntar.

      1. Seguro que muy bien. ¡Mucha suerte!

    1. Hola, si sólo vienes 2 días y no conoces Barcelona te recomiendo ver sus lugares más importantes, aquí te dejo el artículo que escribí en otra ocasión (antes de venirme a vivir aquí): https://lacosmopolilla.com/10-lugares-que-ver-en-barcelona/ saludos y disfruta de la ciudad

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