¿Algunas vez has soñado que vuelas?

Yo sí. Mi sueño se hizo realidad en la Capadocia, Turquía, una mañana de verano.
Vuelo en globo en la Capadocia, Turquía

Vuelo en globo en la Capadocia, Turquía.

Aún reinaba la oscuridad. Dormíamos plácidamente en una casa-cueva, alojamiento transitorio en nuestra estancia en Göreme, el pueblo que da nombre a todo el valle de esta asombrosa región en la Anatolia Central, cuando sonó la alarma: las cuatro en punto. No importa, es de esas veces en las que no hay nada más excitante que madrugar.

La recogida se hace a la hora acordada. Tras un breve desplazamiento en jeep y un rápido café para terminar de espabilarnos, ya estamos en medio del polvo, en esta explanada lunar donde se van inflando los globos, con fuego y aire. Es asombroso lo rápido que coge forma y se hincha el caparazón hueco de estos gigantes voladores.

Vamos al globo

Recuerdo que pensé en ese momento que, dado el despliegue humano y la cantidad de aparatejos requeridos, no me resultaba elevado el precio que habíamos pagado por este balloon tour, creado para guiris como nosotros, y reservado tan sólo con unas horas de antelación en el propio hostel: cien euros la experiencia.

Con gestos nos avisan de que nuestro globo ya está listo. ¡Qué nervios! Un pequeño salto, ¡ale hop! Y ya estoy dentro del canasto.  La llama se aviva a manos de nuestro piloto y el suelo de la cesta comienza a temblar y a despegarse, lentamente…

Arriba, arriba, cada vez más alto… Ahora sí, ¡estoy volando!
¡Vuelo!

Ya estoy ahí, surcando el cielo. Formando parte de esta bóveda celeste que se va tornando completamente azul y nítida, sin una nube en el horizonte. Siento emoción, vértigo, adrenalina, ganas de llorar y de reír al mismo tiempo.

Selfie en el globo

El globo se desliza muy suavemente: vamos de paseo. Lento como un gran pájaro redondo y estático, que planea contemplando el paisaje, sin prisa, disfrutando, apreciando el beso del aire sobre su rostro, sintiéndose vivo, henchido, pleno.

Sobrevolando la Capadocia

A lo lejos surge otro fuego, que no es el que siento sobre mi cabeza. Chispas de sol comienzan a calentar tras las montañas. Renace el astro rey dando los buenos días; hoy madrugué más que tú…

Good morning starshine, the earth says «hello»…

Amanecer en la Capadocia

A ritmo de brisa sobrevolamos las Chimeneas de las Hadas, con sus nidos de palomas, el Valle Rosa y el del Amor, las iglesias bizantinas excavadas en la roca, las colinas que la madre naturaleza con esmero esculpió, a base de agua y lava, en un arte abstracto y bellísimo…

Chimeneas de las Hadas

Y, poco a poco, descendemos. Regresamos a la triste superficie, al firme y seguro suelo de piedra y hierba al que pertenecemos los vulgares humanos. ¡Ay, qué lindo! Me he creído por un rato águila o ave torcaz. He respirado esa estimulante sensación de libertad, flotando sobre la tierra, con el aire fresco alborotando mi cabello y sonrojando mis mejillas.

Vuelo en globo

Yo he volado, sí. El vuelo en globo en la Capadocia ha sido una fantasía hecha realidad, efímera y espléndida, como todos los sueños…

Continuemos rodando, volando y atrapando sueños. Porque de esa materia intangible que son las ilusiones está tejida la red de la vida.

«Las ilusiones sostienen al alma como las alas a un pájaro.» (Víctor Hugo)

Publicado por cosmopolilla

La vida es el arte de lo imposible. Licenciada en Comunicación Audiovisual, mi pasión es viajar. Desde 2013 lo cuento en mi blog.

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13 comentarios

    1. Gracias, Flavia. Te gustará mucho. Allí en la Capadocia se puede reservar sin problema el día de antes así que no creo que te quedes sin sitio. Lo único que puede pasar es que haga mal tiempo (mucho viento) y cancelen la excursión, pero creo que no es muy habitual. Un abrazo.

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