Déjame que te cuente una historia de amor. De amor por los animales, por la naturaleza y por nuestro planeta. Una historia de esas que hacen que te reconcilies un poquito con la raza humana. Porque tras la visita al centro de rescate Jaguar brota en tu corazón una chispa de esperanza. La certeza de que aún queda gente que piensa en algo más que en ella misma, que está dispuesta a poner su granito de arena para cambiar el mundo.

Guía del centro de rescate Jaguar

Conocer la labor de los voluntarios en este centro de rescate es una de las mejores experiencias que hacer en Costa Rica, el país de la pura vida.

Visita al centro de rescate Jaguar.

¡Buenos días, Puerto Viejo! La mañana en el caribe de Costa Rica huele a lluvia y sabe a gallo pinto recién cocinado. Alquilo una bici por 5$ todo el día en el establecimiento de la esquina. El ejercicio matutino sienta estupendamente: hay que recorrer los casi 5 kilómetros de distancia hasta Punta Cocles. A las 11 horas comienza la visita guiada a las entrañas del centro de rescate Jaguar.

En bicicleta de Puerto Viejo al centro de rescate Jaguar

La carretera que discurre bordeando la costa es de los mejores lugares por los que he pedaleado en mi vida. Cruzando la pura jungla, es inevitable pararse a saludar a los monos aulladores que habitan entre las ramas, a un grupo de sociables caballos o incluso a un perezoso echándose la siesta junto al camino.

Carretera de Puerto Viejo a Manzanillo

A la derecha un cartel indica el acceso. La entrada al centro de rescate Jaguar cuesta 20$ y la visita es en grupo. Se pueden reservar previamente visitas privadas para quien desee una experiencia más personalizada e interactuar con los animales de forma más directa. Es cierto que la entrada por un recorrido de hora y media puede resultar un tanto excesiva. Pero sabed que esta fundación no tiene ánimo de lucro y todo lo recaudado se destina íntegramente a la reserva.

Entrada al centro de rescate Jaguar

Ya estamos dentro. Observo divertida cómo dos pelícanos grises andan a sus anchas por el corredor. El guía nos da la bienvenida e iniciamos el itinerario, que permite conocer la historia del centro y de sus inquilinos, permanentes o efímeros. Cada visita es única, ya que los ocupantes de los recintos van cambiando. Todos los días aterrizan nuevos ejemplares tras sufrir algún percance. Se trata de animales salvajes que se encuentran heridos o son vulnerables en algún sentido. Cuando se recuperan son devueltos a la naturaleza. En concreto a La Ceiba, un área protegida de bosque primario que rodea al centro y que también es propiedad de este.

Coatí herido, centro de rescate Jaguar

Diablo nos acecha desde el agujero de su casa – árbol. Es un gato montés al que unos niños golpeaban en plena calle. Ahí está Teo, Luna, Charly… Cada animal posee su nombre y memoria. Bebés de perezoso cuya madre ha muerto electrificada o atropellada en la carretera, a los que los voluntarios alimentan con cariño y esmero. Historia que se repite entre los monos adolescentes que juegan en su recinto.

Recinto de primates, centro de rescate Jaguar

En la charca brillan los ojos de un pequeño caimán que, no se sabe muy bien cómo, apareció en la bañera de un lujoso hotel. No sé quién se asustó más, él o la norteamericana que pretendía darse una ducha. Tras el cristal dormita una enorme boa, antigua mascota de un irresponsable vecino de la comarca, que una mañana escapó y se dio un festín con los gatos de la vecina. La legislación de Costa Rica es estricta al respecto: no se permite tener de mascota a animales salvajes. Por suerte para ellos, acabaron en el Centro de rescate Jaguar.

Una boa que nunca podrá volver a la naturaleza: acudiría a los hogares humanos

Historia del Centro de Rescate Jaguar, Puerto Viejo.

¿Y cuál es la historia del centro? Nos remontamos a 2007. Encar es una bióloga catalana que se enamoró de Costa Rica y su naturaleza. Se instaló en este trocito de paraíso terrenal con Sandro, italiano y también biólogo. La pasión por los seres vivos les unió en el camino. Los habitantes de la zona, enterados de su profesión, les iban dejando animales salvajes que encontraban y no sabían cómo cuidarlos. Hasta que un día apareció un cachorro de jaguar cuya madre había sido asesinada por cazadores furtivos. El pequeño se encontraba en muy malas condiciones y a pesar de los esfuerzos no consiguieron salvar su vida. Tras este episodio, Encar y Sandro fundaron el centro de rescate Jaguar en memoria de la cría. Nos cuentan que hace unos meses Sandro falleció. Ahora Encar gestiona el centro junto con voluntarios que llegan a Puerto Viejo. Labor encomiable la de quienes entregan su vida para cuidar a nuestros hermanos más indefensos, con los que compartimos este hogar llamado Tierra.

Los bebés de perezoso hacen las delicias de los visitantes

Publicado por cosmopolilla

La vida es el arte de lo imposible. Licenciada en Comunicación Audiovisual, mi pasión es viajar. Desde 2013 lo cuento en mi blog.

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18 comentarios

  1. Ay Patri el tema de los animales, es un tema la verdad bastante peliagudo, por desgracia no en todos los países se valora a los animales como se debiera, es muy loable la labor que realizan muchas personas de manera altruista. Jejeje los bebés perezosos son una pasada.
    Un abrazote tortuguilla ;)!!!

    1. Hola guapa, ¡muchas gracias! Desde luego la conciencia que hay en general en Costa Rica sobre el entorno es admirable. Está muy limpia, por todos los lugares hay carteles de «Tu basura no forma parte de este lugar», además del centro de rescate Jaguar existe la mayor protectora de perros callejeros del mundo y la caza deportiva está prohibida, por poner algunos ejemplos. Un abrazo

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