Toma aire y sopla, bien fuerte. La niña que hay en mí no puede evitar esparcir al viento las diminutas cipselas que envuelven al diente de león con un deseo pronunciado en voz baja. Hay cientos, tal vez miles, dando una blanca pincelada a los infinitos prados primaverales de Andorra, como queriendo sustituir a la nieve y volver a cubrir el antiguo camino de los traginers. También conocida como la Ruta del Ferro. Una de las mejores rutas de senderismo que hacer en una escapada a Andorra de 3 ó 4 días. ¡Sigue leyendo!

Diente de león, el camino de los Traginers, Andorra

Valle de Ordino.

Es una mañana de domingo fresca y nublada, que a mí me sabe a resaca de felicidad, de momentos inolvidables, tras dos increíbles jornadas rodeada de amigos en el encuentro anual de bloggers de viajes, el TBM. A pesar del cansancio acumulado fruto de las pocas horas de sueño y los nervios, toca levantarse temprano para salir al campo y hacer una ruta: el Camino de los traginers, en el valle de Ordino.

Valle de Ordino, Andorra

Dejamos atrás la capital del principado, Andorra la Vella, y su trajín de comercios y turistas. Los edificios verticales dan paso a las casas grises de piedra y pizarra, que se mimetizan con el paisaje del Pirineo. En apenas 20 minutos de trayecto nos hemos trasladado a los valles del norte, en concreto al valle de Ordino. Situado a 1.300 de altitud, es el valle más agreste y septentrional de Andorra. No deja de sorprenderme la majestuosidad de las montañas, lo abrupto de sus hondonadas. Aún extensas manchas de nieve resplandecen en las cumbres.

Valle de Ordino, Andorra

La Ruta del Ferro en Andorra: el Camino de los traginers. 

En el pueblo de Llorts iniciamos la Ruta del Ferro, al pie de la mina de carbón en la se extraía hace más de un siglo el preciado mineral. Bajo esta vertical ladera los traginers iniciaban su camino, tras cargar el fardo de hierro a lomos del burro por una senda de 4 kilómetros hasta el pueblo vecino de La Cortinada.

Ruta del Ferro, Andorra

Hoy la Ruta del Ferro es una pista de tierra que discurre junto a carboneras, antiguas ferrerías y esculturas de hierro en recuerdo de los antiguos habitantes del valle. Si bien es cierto que, para mí, la protagonista de esta vía es el agua, cuyo sonido es la banda sonora que pone música a nuestros pasos:

Río Valira, valle de Ordino, Andorra

Agua que fluye y surge a borbotones en repentinos manantiales, roja como la tierra y de un sabor intenso y metálico…

Fuente de Ferro, Andorra

Agua veloz que se precipita en forma de río y de cascadas…

Cascada, ruta del Ferro, Andorra

Antes de iniciar el camino, accedo con mi grupo al interior de la mina ataviados con protectores de plástico, ya que las paredes de la galerías pueden manchar la ropa. Dentro se percibe la humedad, el intenso frío que debía aterir los huesos de los mineros, sin más luz que la de sus candiles y un pequeño agujero sobre sus cabezas.

Entrada a la mina de Llorts, ruta del Ferro, Andorra

Bajo tierra el silencio sólo es interrumpido por el sonido intermitente del agua al gotear del techo al suelo, formando charcos color sangre.

Mina de Llorts

Como siempre que visito una cavidad subterránea, se agradece la vuelta a la superficie y a la luz, por tímida que sea. Aunque arranque a llover y tengamos que buscar refugio en la caseta. Pasado el chaparrón momentáneo -así es el tiempo primaveral en los Pirineos – podemos disfrutar del sendero que discurre paralelo al río Valira, cuyas aguas del deshielo corren con fuerza.

Camino del Ferro, Ordino

Recrearse en el paisaje. Llenarse los pulmones de alta montaña, de naturaleza pura, es lo mejor de este camino. Los bosques espesos de encinas, robles y abetos muestran un verde brillante en diferentes matices. Los prados frescos son un lienzo verde con briznas blancas y amarillas.

Prado, valle de Ordino

Lo que hace particular a esta ruta son las continuas referencias al mundo del hierro y sus hombres, que cobran vida en ella en forma de esculturas, como un homenaje al duro trabajo de mineros y traginers. Obras al aire libre como «Terra, ferro, agua i fol» del japonés Staru Satu; la «Casa de la tierra y el fuego» del portugués Alberto Carneiro.

La Casa de Tierra y Fuego, el camino de los traginers

Sobre un puente románico de piedra aparece «Endless», de Mark Brusse: dos figuras de bronce empujando una roca. De otro mundo vienen «Los extraterrestres», siete esculturas talladas a a partir de moldes de las alcantarillas de ciudades del mundo tan opuestas como San Petersburgo o Tokio, dotando al prado de extraños habitantes metálicos.

Los Extraterrestres, ruta del Ferro, Andorra
La princesa Leia en Andorra

Los que sí son de este mundo, autóctonos de la tierra, son los caballos que pacen tranquilamente en la pradera. De raza pirenaica, castaños y robustos, su carácter sociable les hace mirarnos con curiosidad e incluso un ejemplar se acerca a saludarnos.

Caballo hispano – bretón de los Pirineos

Casa de Cal Pal.

Viviendas de piedra, molinos, y la silueta de la iglesia románica de La Cortinada del S.XII nos dan la bienvenida de nuevo al casco urbano. Junto al río destaca la casa solariega de Cal Pal, de típica construcción tradicional andorrana. Está dotada de serrería, una muela movida por la fuerza del agua y un palomar blanco.

Casa de Cal Pal, valle de Ordino, Andorra

Visita a la Casa d´Areny – Plandolit en Ordino.

El Camino de los traginers finaliza en Ordino, en el museo Casa d´Areny- Plandolit, el hogar de una de las familias más poderosas del principado, dueños del hierro, de las minas e incluso de los burritos que llevaban los traginers. La visita a esta casa nos traslada un siglo atrás en el tiempo, a lo que era la vida de una familia noble y acomodada a través de sus jardines, la bodega, el salón con objetos extravagantes y la cocina con ricos enseres, punto de reunión familiar.

Casa d´Areny – Pladolit, Andorra

Nos asomamos a las zonas más íntimas: la habitación del barón y la de la baronesa, separadas como era costumbre en la época. El tocador de porcelana con tenacillas de hierro para rizar los cabellos según la moda parece que fuera usado ayer.

Habitación del barón, Casa d´Areny – Pladolit
Tocador de la baronesa, Casa d´Areny – Pladolit

Retratos de poderosos nos miran solemnes desde la pared. Entre otros objetos insólitos hay incluso un ajedrez con alas de mariposa cristalizadas en sus casillas, capricho del hijo del noble que entre otras muchas profesiones ejerció de biólogo, médico y taxidermista.

Ajedrez con alas de mariposa

Lo más destacado de la mansión es sin la inmensa biblioteca, con ejemplares antiquísimos que constituyen una de las bibliotecas más importantes de Andorra, con tratados de todas las artes y ciencias.

Biblioteca, Casa d´Areny – Pladolit

Tanto andar por el camino de los traginers nos ha abierto el apetito. La jornada acaba degustando típicos sabores andorranos, como las chacinas y embutidos. Las carnes a la brasa nos hace despedirnos del valle de Ordino con muy buen sabor de boca. Mucho mejor que el del agua roja del hierro. Aunque sé que de aquí en adelante añoraré mi cómoda cama de flores y hierba fresca en los prados primaverales andorranos…

Prado de Ordino, Andorra

Publicado por cosmopolilla

La vida es el arte de lo imposible. Licenciada en Comunicación Audiovisual, mi pasión es viajar. Desde 2013 lo cuento en mi blog.

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