Fuente. Baños árabes, legado de al-Andalus.

Estrellas de luz conceden un halo de sol a la pared desnuda de ladrillo, desgastada por el implacable paso de los años. El silencio reina hoy en los baños árabes. Donde antaño fluía el agua hoy es una fuente seca, vacía. Musito una palabra y su eco se multiplica hasta perderse en la bóveda subterránea. Aquí se refrescaban, se untaban con aceites y perfumes, limpiaban su cuerpo los habitantes de al-Andalus. Un legado oculto en los cimientos de algunas construcciones que nos hablan de otra cultura; de un pasado lejano y glorioso.

Baños árabes de Jaén

La tradición del Hammam en Al-Andalus.

El baño para el musulmán es una obligación religiosa, un ritual que deben cumplir a diario, antes de orar. Si nos remontamos mil años atrás en el tiempo, encontramos una península ibérica conquistada por los califas de Oriente. Los árabes que desembarcaron en las costas andaluzas provenientes de las tierras áridas del sur encontraron un tesoro incomparable: el agua que brota como un milagro, de fuentes y manantiales.

El Generalife, la Alhambra

El agua en Al-Andalus se convierte en arte. Es un elemento de veneración con el que se jugará en jardines y palacios. Se construirán elegantes baños inspirados en las termas romanas, para la purificación y el deleite de piel y espíritu. Los baños se componían de tres salas: la de cambio de ropa y descanso, donde se desnudaban para pasar al baño; la sala de masaje o refresco y la sala de vapor, con tragaluces en forma de lucero cubiertas de cristales de colores, que convertían en magia la luz natural. En la galería solía haber músicos y cantores que hechizaban la atmósfera con sus acordes y melodías.

Guitarrista en los Baños Árabes de Madrid

La Alhambra de Granada.

En la fortaleza roja los baños se ubicaron al este del Palacio de Comares. Era este un exquisito hammam, como todas las dependencias de los palacios nazaríes, con columnas de mármol, celosías y azulejos de fantasía. Junto a su fuente descansaban las mujeres del harén, un espacio diáfano con una planta superior. Se cuenta que a esta galería se asomaba el rey para contemplar a sus mujeres desnudas, arrojando una manzana a la elegida para compartir su alcoba esa noche.

Fuente: www.alhambradegranada.org/

 

Baños de El Bañuelo.

Sigo en Granada. En el Paseo de los Tristes, al pie del Albaycín, se localiza otro vestigio de Al-Andalus: los Baños de El Bañuelo. Estos son del S.XI, época zirí. Dotados de una gran alberca por la que discurría el agua, su majestuosidad impresiona, con arcos y columnas de capiteles romanos, visigodos y califales, reciclados de épocas aún anteriores. De nuevo las bóvedas dejan pasar la luz con sus claraboyas estrelladas, imitación de la cúpula celeste.

Foto: www.albaicin-granada.com/

Baños Árabes de Jaén.

Pero es en el centro histórico de Jaén donde se encuentran los baños árabes más amplios y mejor conservados de Europa. Datados en el S.XI, los Baños Árabes de Jaén eran conocidos como los «Baños del niño» y hoy forman parte de los sótanos del Palacio de Villardompardo, con una extensión de 450 metros cuadrados. De decoración almohade, ocuparon el lugar de las antiguas termas romanas destinándose para el ritual del agua en tres salas contiguas: la fría, la templada y la caliente. Con la conquista cristiana se abandonó y acabaron convertidos en unas tenerías en el S.XIV. Hoy es uno de los museos más bonitos de Jaén, siendo un auténtico viaje en el tiempo el adentrarse por las entrañas del señorial edificio en busca de los restos de Al-Andalus.

Baños Árabes de Jaén

Si bien es cierto que todas las ciudades árabes poseían sus baños públicos, la gran mayoría no han sobrevivido hasta nuestros días. Fueron demolidos por los cristianos, ya que poseían tan mala fama como la de los burdeles.

Hammam Al Andalus: los baños árabes del S.XXI.

Hoy, siglos después, hemos recuperado esta tradición ancestral. Es posible revivir el esplendor de Al-Andalus con un baño en la historia. El primer hammam que se inauguró fue el de Granada. Recuerdo una maravillosa tarde de invierno a la sombra de la Torre de la Vela, bajo el embrujo de la luz tenue de las velas, envuelta en vapores y aromas, acariciada por el agua de sus piscinas. Un placer para los sentidos con una decoración exquisita, inspirada en la misma estancia que perteneció a los príncipes nazaríes.

Foto: http://granada.hammamalandalus.com/

De Granada a Madrid y también son varias las veces que me he regalado una inmersión en los baños árabes de la capital. Se ubican en pleno centro, junto a la plaza de Jacinto Benavente, en un antiguo aljibe donde se recrea la ilusión andalusí. Una piscina templada, una caliente y otra fría en las que ir alternando para relajar la piel y limpiarla de impurezas. El baño turco con sus vapores de eucalipto y la sala de descanso con té de menta. Tumbarme, flotar en el agua bajo los tragaluces escuchando la suave música y el tintineo del surtidor… Y olvidarme del mundo. La sesión finaliza con un masaje relajante de aromaterapia: el perfecto colofón para restablecer la armonía del espíritu con el universo.

Información práctica:

  • El Hammam Al-Andalus se encuentra en Granada, Madrid, Córdoba y Málaga.
  • El precio del baño es de 28 – 31 euros (sesión de hora y media).
  • Gracias al Hammam de Madrid por la invitación a los socios de MadTB.
  • Gracias a Turismo de Jaén por la visita guiada a los Baños Árabes.

Publicado por cosmopolilla

La vida es el arte de lo imposible. Licenciada en Comunicación Audiovisual, mi pasión es viajar. Desde 2013 lo cuento en mi blog.

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11 comentarios

  1. Hola Patri

    A mí es que cada vez me gustan los baños árabes, será porque son diferentes a nuestros baños habituales y porque hay magia, se respira historia y cultura.

    Yo un par de veces al Hammam de Málaga y cada vez es mucho mejor que la anterior visita.

    Un abrazote desde Iquitos.

    Bo

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