Europa Grecia

Sabor mediterráneo en Grecia: Atenas e islas

Escrito por la
el
14 febrero, 2014

Grecia: Atenas e islas Cícladas. te invito a un viaje a través del tiempo a la cuna del arte, el teatro, la democracia y la filosofía, buscando los vestigios de la que fuera una gloriosa civilización. De la culta Atenas a las leyendas de la Atlántida en Santorini, pasando por las playas blancas de aguas cristalinas de la tranquila Paros. Un recorrido por las islas griegas marcado por la luz y el azul a través de una tierra milenaria con sabor a Mediterráneo, retsina -ese suave y delicioso vino ambarino- y pescado fresco.

Este es el relato de una semana en la ancestral Grecia: Atenas e islas Cícladas: Paros y Santorini.
¿Te subes al ferry conmigo?
Santorini

Santorini, Grecia: Atenas e islas

Ruta de una semana en Grecia: Atenas, Paros y Santorini.

Día 1 – Madrid – Atenas.

Día 2: Atenas.

Día 3: Atenas – Santorini (en ferry).

Día 4: Santorini.

Día 5: Santorini – Paros, la isla donde el tiempo se para.

Día 6: Paros.

Día 7: Paros – Atenas.

Día 8: Atenas – Madrid.

MAPA DE LA RUTA POR GRECIA:

Mapa de Grecia

Mapa de Grecia

Una ruta clásica para, en los siguientes viajes, visitar otras islas menos famosas:

Descripción de la ruta por Grecia:

Día 1: Llegada a Atenas.

Volamos en el primer vuelo de la mañana Madrid – Atenas directos con Iberia: 3 horas de recorrido sobrevolando el mar Mediterráneo de punta a punta. Según aterrizamos la primera tarea, cambiar el reloj: en el país heleno son 2 horas más. Acabamos de desayunar cuando ya es casi hora de almorzar, je je je.

Del aeropuerto al centro de la capital griega hay un tren moderno y cómodo. Nos bajamos en la Plaza Omonia, lugar donde habíamos reservado una habitación: Hotel Economy, como su nombre indica, básico pero económico.

La primera impresión no fue nada alentadora: una plaza sucia y atestada de gente con los ojos perdidos y fumando crack a plena luz del día. Algunos se acercaban a hablarte, pedir dinero o tabaco. Entonces me arrepentí un poco de no haber reservado hotel en Plaka, la zona céntrica y turística por antonomasia, donde los precios se disparan. A pesar del lamentable espectáculo, he de decir que no nos sucedió nada, aunque no me resultó una zona agradable y en lo sucesivo tratamos de evitarla cada vez que volvíamos al hotel.

Día 2: Atenas.

La visita a la Atenas histórica es el punto de partida para toda la viajera que busque lo más importante que ver en Grecia. Para sumergirse en una continua búsqueda de las huellas de aquella célebre civilización que todos recordamos por Alejandro Magno, Homero o Platón, un increíble legado del que quedan algunas huellas.

Ágora. Atenas.

En la búsqueda de estos restos de la Atenas de Pericles, es de obligada visita la singular Acrópolis, obra del gran Fidias, dominando sobre una colina la ciudad, lugar sagrado donde aún retumban los ecos de los cánticos y oraciones a Zeus, Apolo o Atenea, la guardiana del Partenón y la polis.

La Acrópolis

La Acrópolis

Las Cariátides

Las Cariátides

¡Qué recuerdos de las clases de instituto de Historia del Arte!

El Partenón

El Partenón

Otros lugares para visitar en Atenas son el teatro griego, junto a la Acrópolis y donde aún se representan obras, el Foro, del que apenas queda nada salvo un pequeño templo, y el Museo Nacional, con una sucesión de bellos restos arqueológicos compuestos por clásicas esculturas, ornamentadas cerámicas o vasijas, entre los que sin embargo faltan los más importantes: los frisos del Partenón (British Museum), la Venus de Milo o la espectacular Victoria de Samotracia (El Louvre), por citar sólo algunos.

Teatro de la Acrópolis

Teatro de la Acrópolis

 

Museo Arqueológico

Museo Arqueológico

Dejando de lado el tema expolio, a mí me cautivó el silencioso y apartado cementerio de tiempos arcaicos, Keramikos: un camposanto dispuesto en un jardín, con lápidas talladas representando a figuras de guerreros sobre sus caballos, luchando contra seres mitológicos como el Minotauro, o sonrientes doncellas de piedra, que hace más de 3.000 años que cruzaron la laguna Estigia a bordo de la nave del barquero Caronte en su viaje de no retorno.

Kerameicos

Kerameicos

El atardecer es el momento perfecto para pasear por el barrio de Plaka, turístico, limpio y mucho más cuidado que el resto de la ciudad, con bares y restaurantes a precios asequibles. En el famoso bar Brettos, con sus coloridas botellas de cristal, degustamos un vino típico. Y, para acabar la noche, en una bonita terraza a la luz de las velas nos sentamos a degustar una copa de vino retsina, una ensalada griega y una musaka casera, ¡la mejor que he probado en mi vida! Y es que la gastronomía griega es deliciosa.

Día 3: Atenas – Santorini.

Seguimos la ruta por Grecia: Atenas e islas. Este día toca madrugón: a las 7 de la mañana zarpa el ferry con destino a las Cycladas. Grecia tiene más de 2.000 islas, aunque sólo unas 200 están habitadas, conformando un diverso mosaico de archipiélagos distribuidos por todo el Mar Egeo. Nosotros nos decantamos por las Cycladas, las más famosas y cercanas a la capital.

Teníamos que estar en el puerto media hora antes. Nos levantamos de noche y vimos amanecer en la cubierta del ferry, mientras éste se iba despegando lentamente de la costa, alejándonos de la ciudad dormida y adentránonos en el mar, totalmente en calma.

Los pasajes los habíamos adquirido previamente por Internet, en la compañía Blue Star Ferries, dos billetes en primera, tan sólo 10 euros más caros que en clase económica (35€ por trayecto y persona), y mucho más cómoda y espaciosa (de un simple banco de madera en cubierta a unos sofás largos y cómodos con cafetería, para varias horas en barco creedme, merece la pena!)

Fuente: www.ferries.gr/bluestarferries

Fuente: www.ferries.gr/bluestarferries

Hay varias rutas de ferries que recorren las islas Cycladas. Las más conocidas son Mikonos, Naxos, Paros y Santorini, aunque hay innumerables, pequeñas y casi deshabitadas, como gotitas salpicando el mar Egeo, que fuimos dejando atrás conforme nos íbamos acercando a nuestro destino. Mikonos sin duda es también una buena elección, sobre todo si se va buscando diversión y buen ambiente, por algo es conocida como «la Ibiza griega».

El viaje en barco se me hizo eterno: ¡8 horas hasta llegar a Santorini! Ojalá hubiéramos tenido presupuesto para cubrir ese tiempo en avión, pero salía unos 200 euros más caro…

ISLA DE SANTORINI.

La pequeña isla es una auténtica perla, ya sea para recién casados, singles o grupos de amigos. Con forma de media luna, en la antigüedad era redonda, hasta que explotó el volcán que dormía en su centro, provocando un gran cataclismo que sumergió la mitad de la isla bajo las aguas formando lo que se conoce como «la caldera». En medio emerge la punta del volcán y al otro lado el trozo de isla que sobrevivió al hundimiento (Thirassia). Esta tragedia fue recogida por el propio Platón en sus crónicas. Algunos historiadores atribuyen a esta catástrofe la leyenda de la Atlántida.

Fuente: www.grecotour.com

Fuente: www.grecotour.com

El ferry desembarcó en el puerto de Fira, la capital. Nada más bajarte, te abordan los isleños intentando que te quedes en su hotel, comas en su restaurante o le alquiles un coche. Nosotros hicimos esto último. Por 25€ el día cogimos uno pequeñito para recorrer la isla a nuestro aire y sobre todo llegar al alojamiento.

Los hoteles en Santorini por lo general son caros, frecuentados por parejas en su honeymoon, especialmente los que tienen vistas a la caldera. Después de rebuscar mucho por Internet, encontramos un apartahotel pequeñito, tranquilo y maravilloso, en Ia u Oia, al norte de la isla, con una espaciosa habitación con baño, cocina, balcón y piscina con vistas hacia la vecina isla de Íos. 70 euros la noche: Villa Anemoesa.

Hotel en Santorini

Hotel en Santorini

Con la chatarra de coche que habíamos alquilado recorrimos la única carretera que atraviesa la isla, capturando las primeras imágenes móviles de Santorini: pueblos al puro estilo mediterráneo, encaramados en el acantilado con sus casas de cal blancas, como en mi querida Andalucía, adornadas con alegres flores de colores. Mención especial merecen las pequeñas iglesias, de cúpulas redondas y azules. La tierra, marrón y volcánica, se ondula en barrancos imposibles, con precipicios que terminan abruptamente en el mar.

Santorini, la Caldera

Santorini, la Caldera

En Oia es donde dicen que se disfruta del «atardecer más bello del mundo». Para comprobarlo, nos acercamos hasta la punta norte y observamos asombrados como la gente se iba aglutinando para ver caer el sol allí: en terrazas, miradores, incluso en los tejados de las casas.

Atardecer en Santorini

Atardecer en Santorini

No sé si fue el atardecer más bonito del mundo, aún me queda mucho  por descubrir… Pero sí fue uno de los más hermosos que recuerdo, apagándose el sol poco a poco en el agua.

Puesta de sol en Santorini

Puesta de sol en Santorini

En la tiendecita del hotel compramos provisiones: leche, café, galletas, ensalada, pasta y un delicioso yogur griego. Cenamos y desayunamos así al día siguiente en nuestro espléndido balcón disfrutando de las vistas y del suave tiempo de final de verano.

Día 4: Santorini.

El segundo día en Santorini lo empleamos en recorrer la isla de norte a sur sin prisa, deteniéndonos en sus pueblos y playas, a tomar una refrescante cerveza o darnos un chapuzón en las transparentes y cálidas aguas. La playa que más nos gustó fue la de Perissa: tranquilo pueblo al sur, con una bonita iglesia de seis cúpulas.

Perissa

Perissa

Para comer, hay mil sitios para «guiris», caros y malos. Tuvimos la suerte de encontrar un pequeño restaurante solitario en Vlichana, al sur de la isla, «Dimitris«. Situado sobre un embarcadero, en una terracita de mesas y sillas de madera, mantel de cuadros blancos y azules, degustamos varios platos de pescado fresco deliciosos, incluyendo un octupus a la plancha, riquísimo y barato. Dimitri, un agradable señor de unos 50 años, nos invitó al postre: una fresquísima sandía. Salimos encantados.

La tarde la pasamos recorriendo las callecitas de la capital, Fira, con unas vistas impresionantes sobre la caldera y el volcán, donde tuvimos otro atardecer de película!

Fira. Grecia: Atenas e islas

Fira. Grecia: Atenas e islas

Lo que menos me gustó de Santorini fue Kamari o guiriland, la zona más turística: una playa saturada y un pasillo de restaurantes con carteles de fish & chips y tiendas de souvenirs.

Día 5: Santorini – Paros.

Decimos adiós a Santorini y cogimos el mismo ferry de vuelta a Atenas pero haciendo parada en Paros, otra de las Cycladas, de forma casi circular y mucho menos concurrida que la anterior.

Aunque para isla auténtica, Amorgos, la isla de «El Gran Azul». Un descubrimiento muy posterior en un nuevo viaje a Grecia…


ISLA DE PAROS.

Nuestra segunda isla Cíclada fue la de Paros, a mitad de camino entre Atenas y Santorini:

Fuente: www.grecotour.com

Fuente: www.grecotour.com

El ferry nos dejó al atardecer en el puerto de Parikia, con sus elegantes casas y molinos. Hicimos el mismo proceso que en el puerto de Fira y alquilamos un coche pequeño en una de las múltiples oficinas. Por la carretera circular que bordea la isla llegamos en breve a Naoussa, donde habíamos reservado por dos noches otro apartahotel: Hotel Adonis, de precio y calidad similar al de Santorini. La habitación: grande y preciosa, con cama con dosel y balcón desde el que llegaba el rumor de las olas de la playa situada 50 metros más abajo.

Hotel Adonis

Hotel Adonis

Día 6: Paros.

Paros es una isla apacible, casi deshabitada, cuyos dos puntos principales son Parikia y Naoussa, lugar de veraneo de los atenienses más pudientes. No vi ni a un español por allí.

A destacar: el precioso y tranquilo Lefkes, pueblo en la montaña en el interior de la isla. Dimos un paseo por sus pintorescas calles, donde los gatitos toman el sol plácidamente entre sus casas blancas de postigos azules donde cuelgan las parras cuajadas de uvas, y también nos cruzamos con algún señor a lomos de su burrito , camino con sus herramientas del campo. Un auténtico remanso de paz alejado de la costa.

Lefkes

Lefkes

En cuanto a playas, la más famosa es la playa Dorada, frente a las costas de Naxos. Opino igual que de Kamari: guiriland, aunque más pequeña. Os contaré un lugar que descubrimos, recóndito y «secreto»: cerca de Naoussa, en Kolimbithres, sale un camino que desemboca al final en una playa preciosa, una bahía rodeada de árboles y aguas poco profundas y cristalinas, una piscina marina. Pero si se sigue el camino, hasta el final, llegando a la punta de la isla, se encuentra la «playa de mármol»: una playa sin arena, de cubos enormes de mármol blanco y rosado donde tenderse al sol. ¡Un lugar fantástico donde relajarse y coger bronceado!

Paros

Paros

Para cenar, en el puerto de Naoussa hay varios locales de pescado fresco y rico, aunque el precio ya es más de turista. En el último cenamos una ensalada griega y un gran calamar relleno (delicioso) con un vino por unos 20 euros por comensal. Un capricho que mereció la pena para nuestra última noche en las islas. Una vuelta por sus calles blancas y estrechas, que parecían trasladarme a mi Andalucía de vuelta antes de tiempo, para comprar unos regalitos y despedirnos de la bella Naoussa.

Naoussa

Naoussa

Día 7: Paros – Atenas.

Completamos el círculo de la ruta de Grecia: Atenas e islas. Día de vuelta a Atenas en el ferry de la tarde. La mañana nos sirve para recoger, devolver el coche y darnos una última vuelta por Parikia, una cerveza nostálgica en una terraza frente al mar y a embarcar de nuevo.

Paros Puerto

Paros Puerto

Me despido con este atardecer desde el barco, que nos regaló como último adiós el mar Egeo…

Puesta de sol en el Egeo

Puesta de sol en el Egeo, Grecia: Atenas e islas

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13 Comentarios
  1. Responder

    Daniela

    10 mayo, 2016

    Hola! que hermosa aventura y que lindas fotos! te hago una pregunta: cómo es el agua? es verdad que es muy fría? me encantaría ir alguna vez! gracias!

    • Responder

      cosmopolilla

      10 mayo, 2016

      Hola, no estaba nada fría, es Mediterráneo así que está templadita (si vas en verano, claro je je julio – agosto y septiembre) no dejes de ir es maravillosa 🙂
      Un saludo

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Patricia Rojas
Barcelona

¡Hola! Soy Patri, periodista y apasionada de los viajes. Andaluza de Motril (Granada) desde 2013 escribo en lacosmopolilla.com relatos de lugares y gentes del mundo. En mi web encontrarás completas guías de países y ciudades, consejos para ahorrar viajando, rutas en coche o artículos sobre gastronomía local. ¿Viajamos juntas?

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