Ruta Vicentina, Alentejo, sur de Portugal
Europa Portugal

Destino Alentejo: el sur de Portugal por la Ruta Vicentina

Escrito por la
el
9 octubre, 2017
Acantilados en el Alentejo, Ruta Vicentina

Acantilados en el Alentejo, Ruta Vicentina

Mar furioso, color zafiro, golpea los acantilados abruptos en esta postal atlántica que me regala el Alentejo nada más llegar a Ilha do Pesegueiro. Sol y viento de cara, arena brillante. Gaviotas luchando contra los vaivenes de la brisa. La sensación de libertad, el olor a lo indomable me invade aquí, al comienzo de la Ruta Vicentina. Ahora sólo queda seguir el sendero dirección sur, hasta el Cabo de San Vicente entre bosques de alcornoques, campos de trigos, pueblos pintados de blanco y azul pero sobre todo paisaje agreste, salvaje y solitario. Un país auténtico, insólito y desconocido, más allá de lo típico que ver en Portugal

Paisajes del Alentejo, Portugal

Paisajes del Alentejo, Portugal

La costa alentejana, un tesoro por descubrir.

Amantes de la naturaleza, del hacer el camino al andar como Machado, pero por senderos perdidos y nada transitados: apuntad en vuestra libreta de destinos favoritos la costa alentejana, uno de los secretos mejores guardados del país luso. Con más de cien kilómetros de litoral salvaje y cerca de 75 mil hectáreas de área protegida, se trata de un paraíso preservado por gentes locales. Alentejanos dispuestos a abrirnos sus casas y huertos, a entablar una conversación recogiendo la pesca del día con la nostalgia de tiempos más prósperos.

Pueblos del Alentejo

Pueblos del Alentejo

Las dos vertientes de la Ruta Vicentina.

Comienza el otoño a teñir de tonos ocres las copas y el suelo. Las aves cantan desde los esbeltos pinos atlánticos, los enebros y los madroños… Sombrero, calzado cómodo, agua y una mochila con poco peso. ¿Empezamos a caminar? ¿Ya elegiste itinerario? La Ruta Vicentina, llamada así por finalizar (o comenzar) en el Cabo de San Vicente, el extremo sudoeste de Portugal, tiene dos variantes: el Camino Histórico, que recorre el interior y el conocido como Trillho dos Pescadores, que discurre paralelo a la costa sin perder nunca de vista el océano. El mejor plan posible para descubrir lo mejor que ver en el Alentejo.

Ruta Vicentina, Camino Histórico

Ruta Vicentina, Camino Histórico

Una ruta fuera del gran turismo.

Lejos de los focos de atracción turística de Portugal como son las dos grandes ciudades, Oporto y Lisboa (ambas me apasionan) o las playas doradas del sur en el Algarve, la Ruta Vicentina se inaugura en 2012 y pretende enamorar a ese viajero amante de lo sencillo y genuino. Los proyectos que se están poniendo en marcha para activar la zona tienen como argumento recuperar la memoria colectiva del pueblo alentejano, integrar lo cultural y lo artístico en el paisaje así como a la población local, con el fin de vivir una experiencia total de inmersión en el entorno, única y maravillosa.

Finca de Odette

Finca de Odette, Proyecto Arrátel

Ruta Vicentina, caminos de monte y mar.

Mapa de la Ruta Vicentina, Portugal

Mapa de la Ruta Vicentina, Portugal

Dónde alojarse en la Ruta Vicentina. Mis recomendaciones:

  • Rodeado de pura naturaleza donde sentir la belleza alentejana en el interior: apunta el Naturarte Campo (San Luis). Tras la caminata y con la bajada de temperaturas nocturnas, nada más delicioso que un plato de caldera, sopa de pescado típica en el Alentejo.
  • La finca rural de la Quinta do Chocalhinho, en Odemira, es otro paraíso donde relajarse en el Alentejo. A las afueras del pueblo, su anfitrión hace lo posible para que te sientas como en casa, cosa bastante fácil con una cena casera consistente en bacalao con nata y los simpáticos animales domésticos con los que habita. Maravillosa estancia.
  • Ya en la costa alentejana, céntrico y recién inaugurado, a un corto paseo de la playa, comodidad absoluta en un alojamiento más chic y moderno: el Guarda Ríos (Vila Nova de Milfontes).
Alojamiento en Odemira

Alojamiento en Odemira

Ruta Vicentina: Camino Histórico.

Érase una vez una tierra yerma, difícil de cultivar en las medianías por la salinidad, la dureza del sol, el clima mediterráneo y seco. Un terreno accidentado con montañas, vegetación densa y huraña. En este árido escenario la tónica es la resignación y la pobreza, sobrevivir a los inviernos gracias al trigo. Olvidados del gobierno y del mundo, los alentejanos aprenden a vivir en soledad y silencio. Esta y muchas historias son las que se pueden cosechar por el camino, acompañadas del dulce sonido de un Cante Alentejano, canciones polifónicas declaradas Patrimonio Cultural por la Unesco.

Horno de piedra, El Alentejo

Horno de piedra, El Alentejo

Postales de un Portugal rural e interior.

Santiago do Cacém, Vale Seco, Cercal de Alentejo, San Luis, Odemira… Un total de trece etapas por caminos rurales, completando unos 25 km. al día, por villas y aldeas con varios siglos de historia para asomarse a ese Portugal de interior agrícola. Ríos, valles, azuladas montañas se alternan con bosques de alcornoques centenarios, donde se puede observar la extracción del corcho en sus troncos desnudos. El Camino Histórico también se puede realizar en bicicleta.

Alcornoque centenario, Ruta Vicentina

Alcornoque centenario, Ruta Vicentina

Senderos circulares: Pego das Pías. 

Anexos a la Ruta Vicentina se bifurcan senderos circulares, pequeños y medianos paseos para descubrir rincones bellos y singulares como Pego das Pías, en el tramo de San Luis a Odemira. Una sencilla caminata hasta un idílico lago en el que chapotean patos salvajes y un cañón de piedra que se refleja en la serena superficie del río Mira.

Pego das Pías, Ruta Vicentina

Pego das Pías, Ruta Vicentina

Cañón del río Mira, El Alentejo

Cañón del río Mira, El Alentejo

Proyecto Arrátel: la casa de Odette. 

Como ya expliqué, vinculados a la Ruta Vicentina se desarrollan varios proyectos integrando a la población local. Iniciativas que permiten interactuar con los protagonistas del Alentejo: sus habitantes, herederos de la tradición y el legado que sus padres y abuelos les inculcaron. El proyecto Arrátel toma su nombre de la unidad de medida del lino. Gracias a él conozco a Odette. El camino hasta su finca es largo y angosto, mas merece la pena. La casa que habita es una hacienda de hace 300 años, con horno de piedra, molino de aceite y hasta una pequeña escuela que instaló su padre; antes, los niños tenían que caminar hora y media hasta el pueblo más cercano.

Proyecto Arratel

Proyecto Arratel

Ovejas de Odette

Ovejas de Odette

Vida campesina del Alentejo.

Odette nos recibe con un aguardiente de la tierra tan fuerte como su sonrisa. Cada pliego de su piel es la historia de su vida, desde que fue niña y creció en estos mismos campos hasta su posterior traslado a la cosmopolita Lisboa. La cual me parece un universo paralelo, a lustros de aquí. Odette volvió a la vida rural hace 17 años. Nos muestra las estancias, que me recuerda a los antiguos cortijos andaluces, objetos del pasado con los que araban las bestias, instrumentos musicales… Su casa es un museo de la vida campesina del Alentejo.

El molino, proyecto Arratel

El molino, proyecto Arratel

Escuela de la finca de Odette

Escuela de la finca de Odette

Un baño en el embalse de Santa Clara. 

El Alentejo tiene mar, un océano bravo e infinito. Pero también existen playas tranquilas, como la fluvial del embalse de Santa Clara. Ideal para darse un baño si sube el calor en medio de la caminata. Se nota que acaba de finalizar el verano: está a mitad de su capacidad. Rodeado de un bosque de madroños en los que el fruto comienza a enrojecer, el agua está limpia y templada. Bajo ella, se esconden los restos de pueblos sumergidos en pro del progreso.

Embalse de Santa Clara, ruta Vicentina

Embalse de Santa Clara, ruta Vicentina

Madroño, El Alentejo portugués

Madroño, El Alentejo portugués

Playa de Santa Clara

Playa del embalse de Santa Clara

Pueblo de Santa Clara.

Esta es otra de esas rutas circulares, anexas al Camino Histórico, que permite conocer el encantador pueblito de Santa Clara. Una de esas villas del interior del Alentejo donde junto a su iglesia y el bucólico paseo por el río parece que el tiempo se ha congelado.

Santa Clara, El Alentejo

Santa Clara, El Alentejo

Santa Clara, el Alentejo

Santa Clara, el Alentejo

A caballo por la ruta Vicentina. 

A pie, en bicicleta… O también a caballo. En la hacienda Herdade da Matinha, no muy lejos del gran océano, además de la posibilidad de hospedarse en un hotel rural de diseño se puede pasear a caballo en alguno de los hermosos ejemplares que cuidan con esmero. Una experiencia inolvidable el admirar el paisaje alentejano a lomos de un animal tan bello como el dócil de mi Mike, tan sólo desobediente cuando la deliciosa hierba fresca se cruzaba en el camino.

Ruta a caballo por El Alentejo

Ruta a caballo por El Alentejo

Camino de los pescadores. Onde a terra acaba…

Más cortita y turística -al menos en verano- es el Trillho dos Pescadores, la variante de la Ruta Vicentina que discurre siempre junto al mar. Cuatro etapas caminando de Porto Covo a Odeceixe, el primer pueblo del Algarve con una de las playas más hermosas de Portugal, la cual se aprecia desde el mirador de las Maravillas. Un camino salvaje usado por los pescadores y locales para desplazarse de pueblo en pueblo, por senderos de piedra y terruño, azotados por el viento e invadidos por los largos brazos de las acacias.

Playa de Odeceixe, Algarve

Playa de Odeceixe, Algarve

Pescador en Vila Nova, Ruta Vicentina

Pescador en Vila Nova, Ruta Vicentina

Ruta Vicentina: la luz de Vila Nova de Milfontes.

Vila Nova de Milfontes es uno de esos pueblos que nada más pisar su casco urbano peatonal, de pequeños comercios y casitas con macetas, me conquista. Una gran fortaleza vigila el estuario del río Mira antes de fundirse con el Atlántico en una amplia playa. Pueblo marinero donde quisiera quedarme varada disfrutando del sol por mucho tiempo, tengo la suerte de fotografiarlo también desde el agua en un agradable paseo matinal en barco, zarpando desde el embarcadero con Maresia.

Vila Nova de Milfontes

Vila Nova de Milfontes

Iglesia de Vila Nova de Milfontes, El Alentejo

Iglesia de Vila Nova de Milfontes, El Alentejo

Salvaje océano en Zambujeira do Mar.

Continuando hacia el sur, por un cabo Sarao de furioso oleaje, encontramos Zambujeira do Mar, otro pueblo de pescadores con extensas playas de olas largas y espumosas, el sueño de todo surfero. Calma y buen pescado, un vino al atardecer… ¡Hay veces que ser feliz es tan sencillo!

Zambujeira do Mar, Alentejo

Zambujeira do Mar, Alentejo

Playa de Vila Nova, Alentejo

Playa de Vila Nova, Alentejo

Gastronomía alentejana: sabores de tierra y mar.

«En el Alentejo el vino es más barato que el agua». Pronto lo confirmo. Y, además de económico, riquísimo. Afrutado y ligero los blancos, perfectos para acompañar el delicioso pescado y marisco fresco que se sirve junto al mar. Los tintos tienen cuerpo, embotellados para aguantar los duros trabajos del campo junto con un buen plato de estofado alentejano, de garbanzos con carne y verduras de la huerta como el que me sirvieron en el hotel Santa Clara, con vistas al embalse del mismo nombre tras la visita a la casa de Odette, dentro del proyecto Arrátel.

Estofado alentejano

Estofado alentejano

Un arroz caldoso en Ilha do Pessegueiro.

Si bien hace poco más de un mes en Lisboa tuve mi primer acercamiento a la gastronomía del sur de Portugal, cenando en la Casa do Alentejo, el degustar un exquisito arroz caldoso de langosta en el restaurante A Ilha (Ilha do Pessegueiro), es dejar que el mar inunde los sentidos. No me extraña que la dueña diga con orgullo que «muchos españoles vienen hasta aquí a pedirlo».

Arroz caldoso con langosta

Arroz caldoso con langosta

Una ensalada de pulpo aderezado con cilatro, principal condimento que no puede faltar en las comidas, rayas fritas y la feijoada es la especialidad de O Sacas Restaurant, en Zambujeira. Tan divinos como los calamares a la plancha en Porto das Barcas en Vila Nova de Milfontes, donde la cena del sábado fue una fiesta para el paladar hasta decir basta.

Ensalada de pulpo

Ensalada de pulpo

¡Y qué decir de los postres! Tarta de bolacha, de limón, de queso, helado casero de fresa… Ay, mejor no pesarse a la vuelta… Puedo asegurar que en pocos lugares del mundo he comido tan bien como en el El Alentejo.

Tarta de chocolate, fresas y frambuesas

Tarta de chocolate, fresas y frambuesas

Sigue viajando por Portugal en el blog: 

Agradecimientos: muchas gracias a Turismo de Alentejo por la invitación a conocer la Ruta Vicentina. 

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7 Comentarios
  1. Responder

    Jesús

    22 octubre, 2017

    increible, tengo muchas ganas de volver

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Patricia Rojas
Barcelona

¡Hola! Soy Patri, periodista y apasionada de los viajes. Andaluza de Motril (Granada) desde 2013 escribo en lacosmopolilla.com relatos de lugares y gentes del mundo. En mi web encontrarás completas guías de países y ciudades, consejos para ahorrar viajando, rutas en coche o artículos sobre gastronomía local. ¿Viajamos juntas?

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