Flor del Jardín Botánico de Gijón
Asturias España

El Jardín Atlántico de Gijón

Escrito por la
el
7 julio, 2016

Es una mañana de domingo en Asturias, de esas que huele a mar y a lluvia, aunque con optimismo los locales no dejen de decir «parece que va a abrir». Después de un intenso fin de semana disfrutando de la ciudad atlántica, de sus costumbres y gastronomía como es Gijón apetece un poco de naturaleza. Y la verdad, no hay que alejarse mucho del centro urbano para encontrarla: a media hora en autobús se  localiza el Jardín Botánico de Gijón.

Acceso al Jardín Botánico

Acceso al Jardín Botánico

Gijón es una de mis ciudades favoritas de España, una visita clásica que no puede faltar en una ruta por Asturias en coche.

Visita al Jardín Botánico de Gijón.

Un total de 25 héctareas de bosque se despliega en los márgenes de la ciudad, con más de 30.000 plantas de 2.500 especies diferentes. Un museo vegetal por el que perderse entre sus senderos, caminos y praderas. El hilo conductor de este parque no es otro que el océano Atlántico, recreando la vegetación que crece en los diferentes ecosistemas que lamen sus orillas.

Perdiguera de los Picos de Europa

Perdiguera de los Picos de Europa

El guía nos espera con una sonrisa para internarnos en la frondosidad, bordeando el arroyo de Peñafrancia. Sólo se escucha la canción del agua y algún pájaro madrugador. Paz y tranquilidad absoluta.

Arroyo de Peñafrancia

Arroyo de Peñafrancia

El Jardín Botánico es una auténtica selva, que se divide en cuatro áreas: el Entorno Cantábrico, la Factoría vegetal, el Jardín de la Isla y el Itinerario Atlántico. ¿Nos adentramos por sus senderos?

Senderos del Botánico

Senderos del Botánico

Comenzamos por lo autóctono. El Entorno Cantábrico se localiza en torno a la Quintana de Rionda, un caserío rural tradicional asturiano, donde no puede faltar la casa, la cuadra para los animales, el molino para moler el grano, el llagar donde se elabora la sidra y la panera, lugar de almacenaje de los alimentos en alto, para evitar a los roedores.

Panera, Jardín Botánico de Gijón

Panera, Jardín Botánico de Gijón

La diversidad forestal del Cantábrico se muestra en sus diversos arbustos, matas y árboles como fresnos, arces, olmos, tilos o carrascales. La estrella es el roble o carbayo, árbol sagrado desde tiempos ancestrales, cuando estas costas eran habitadas por los celtas.

Bajo el tilo

Bajo el tilo

Las hojas de los árboles nos cubren en un techo verde y fresco. Las flores salpicadas de gotas de lluvia matinal se abren tímidas: parece que aquí llega más tarde la primavera. El musgo cubre las piedras como un manto verde. Los olores y colores del Jardín Atlántico impregnan mis sentidos…

Flores del Jardín Botánico de Gijón

Flores del Jardín Botánico de Gijón

Seguimos caminando mientras el guía nos cuenta curiosidades y propiedades -curativas o mortales- de las plantas que nos rodean. Me imagino a más de un druida preparando sus pócimas…

Valeriana Pirenáica

Valeriana Pirenáica

Bayas del acebo: tan bonitas como peligrosas.

Baya

Baya

Del bosque a la Factoría vegetal, un paseo didáctico entre los usos de las plantas para los humanos: estas sí son comestibles. Huertas y jardines con cultivos de frutales del Viejo y Nuevo Mundo . El Itinerario Atlántico se completa con un viaje a los bosques boreales del norte de Europa sin salir de Gijón: ejemplares de abeto rojo, pino albar o abedules de montaña. Como próximo proyecto: completarlo con árboles de la otra orilla atlántica, la del continente americano.

Albaricoque en flor

Albaricoque en flor

Nuestros pies nos conducen a los Jardines de la Isla, la parte más antigua del Botánico. Sólo entrar y ya me he trasladado al Romanticismo, en concreto a 1870, cuando fueron trazados por el industrial gijonés Florencio Valdés. Estanques y grutas, puentes, estatuas y bancos, entre los que florecen las camelias o pequeños arbustos japoneses, con el único objetivo de ser un placer visual y oloroso para el recreo de la familia del burgués; hoy de todos los visitantes.

Jardines de la Isla

Jardines de la Isla

La Universidad Laboral de Gijón.

Con los pies cansados es hora de tomar un descanso y comer en la Universidad Laboral de Gijón, justo enfrente del Jardín. Con un estilo neoclásico, inspirado en el Partenón de Atenas, el majestuoso edificio es imponente: se trata de la obra arquitectónica más importante realizada en el S. XX en Asturias.

La Laboral, Gijón

La Laboral, Gijón

Un menú a base de fabes y cachopín típicamente asturiano me hace recobrar las fuerzas para subir a su torre (la verdad es que hay ascensor). Con sus 137 metros de altura es el edificio más alto de Asturias y desde su mirador se  obtiene una espléndida panorámica de Gijón y alrededores, con el azul Cantábrico de fondo.

Vistas de Gijón desde la torre

Vistas de Gijón desde la torre

¡Al final abrió!

Jardín Botánico de Gijón desde la Laboral

Jardín Botánico de Gijón desde la Laboral

Un viaje sostenible.

Tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol… Qué mejor manera de terminar un día completo de naturaleza en Gijón que compensando la huella de carbono dejada en el viaje. Nos sumamos al proyecto de Crear bosques plantado un pequeño carbayo, al que espero poder ir a ver muy pronto.

Mi carvayo

Mi carvayo

Sigue viajando por Asturias en el blog:

Llanes de cine, escenarios de película en el oriente asturiano

Oviedo, la Vetusta del siglo XXI a través de sus personajes

Carta de un peregrino inglés en el Camino del Norte

La Carriona, la Ciudad de los Muertos de Avilés

Qué ver en Llanes, mi paraíso asturiano

Más información en la web del Jardín Botánico de Gijón: botanicogijon.es

Gracias a Gijón con calidad por la invitación al blogtrip #Gijónsostenible16

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8 Comentarios
  1. Responder

    Miguel Angel Otero Soliño

    26 julio, 2016

    Has descrito dos lugares que llevan tiempo en mi lista de visitas, soy de los que me gusta perderme en los jardines y parques botanicos, porque son «museos» unicos que mutan y expresan colores, olores y sensaciones diferentes a lo largo del año. Si uno presta atención es capaz incluso de ver como la microfauna realiza todos sus ciclos vitales en ellos en periodos de tiempo que nos parecen insustanciales para el ser humano, pero que en el ciclo animal es un mundo. Hay gente que busca pokemons como locos, pero luego es incapaz de sentarse a ver los los colores de una flor o de una mariposa, por eso los jardines botanicos son necesarios para que la gente recupere el contacto con el medio, que a su pesar, nos soporta. un beso

    • Responder

      cosmopolilla

      26 julio, 2016

      Muchas gracias por tu comentario. Me ha hecho mucha gracia esa comparación con los «buscadores» de pokemon ja ja ja todo está en la educación, si desde pequeños aprendemos y nos enseñan a apreciar y disfrutar de la naturaleza, a cuidarla y conservarla podremos evolucionar un poquito.
      El Jardín te encantará, es un señor bosque que integra muy bien la parte de jardín histórico.
      Un abrazo

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