Pintxos por Euskadi
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Pintxos con sabor cantábrico

Escrito por la
el
20 noviembre, 2015

Érase una vez cuatro andaluzas que nunca habían estado en Euskadi y decidieron cruzar la península de mar a mar en busca del Cantábrico. Así por gusto, a pasar unos días de vacaciones. Me dirás: «esto me suena de algo». No, aunque lo parezca no es el preludio de «Ocho apellidos vascos». Pero sí tengo que decir que en cuestión de horas pasamos del tórrido calor tropical de la costa granadina en pleno agosto, a unos apacibles 22 grados. No faltaron los nubarrones negros.

Mar Cantábrico

Mar Cantábrico

Así comenzó nuestra epopeya, nuestra Ruta por la Costa Vasca en coche, o al menos parte de ella.

Cuartel general: Zarautz. 

Después de buscar y rebuscar alojamiento (¿a quién se le ocurre ir los días previos al quince de agosto… Y mirar diez días antes? Pues sí, efectivamente: a nosotras. A las de Graná. Ah, perdón, que quería huir de los tópicos en este post…) AirBnb fue nuestra salvación. Ya que coincidía con la Semana Grande de Donostia, el pueblo de Arguiñano nos ofreció la posibilidad de alojarnos en casa de Mikel. Un ático en pleno centro por precio asequible.

Zarautz

Zarautz

Zarautz nos encanta al instante. De las reminiscencias balleneras y los famosos astilleros donde nació la primera nave que dio la vuelta al mundo, la de Juan Sebastián Elcano, ya no queda rastro. Pero es un pueblo lleno de vida: estrechas travesías con comercios y tabernas, placitas donde juegan los niños, el mercado de productos frescos y hasta casonas históricas y señoriales. Esta era zona tradicional de veraneo de la más alta aristocracia: el Palacio de Narros fue hogar de la Reina Isabel II en periodos estivales.

Centro de Zarautz

Centro de Zarautz

Ruta de pinchos por Zarautz.

¡Pero vamos a lo que vamos! Una de nuestras principales razones para elegir Euskadi como destino fue, sin duda, lo gastronómico. El reloj del ayuntamiento marca el medio día. Suerte que Mikel nos ha soplado un par de sitios: el Txori, en Patxicu Kalea y la plaza Pilar Barrén, con varios a elegir. Empezamos la ruta de bares dispuestas a comernos Zarautz, regada por txacolí.

Barra de pintxos vascos

Barra de pintxos vascos

Los consejos de mi amiga Marta, del divertido blog «Rojo cangrejo» resuenan en mi cabeza: «no pidas nada de la barra, aunque estés muriendo de hambre, aunque tenga una pinta increíble… Pide los pintxos de la cocina». Con esto se refiere a los pitxos que aparecen escritos en la pizarra. Pero no puedo resistir la tentación y cojo una vieira que está para relamerse los bigotes… Seguimos con un calabacín relleno de queso de cabra gratinado con cebolla confitada… ¡Los quiero todos!

Vieira

Vieira

Por la tarde el Cantábrico en Zarautz nos seduce con la «Reina de las playas»: la más extensa del País Vasco. En estos días está rebosante de bañistas y surferos. Su arena amarilla y finísima, el monte de bosque oscuro que la abraza, las casetas de baño a rayas azules y blancas… Forman un decorado como de otra época, tan diferente a nuestras playas del sur.

Playa de Zarautz

Playa de Zarautz

Atardece y refresca. Toca sacar paraguas y chaqueta, ya que nos sorprende el chaparrón. No importa, esperamos en una taberna a que descargue esta pequeña tormenta estival y nos dirigimos al local elegido para la cena: el restaurante de Arguiñano, sin haber reservado ni (sí, cuando nos juntamos vamos así, a lo loco…) Tenemos suerte y nos acomodan en una mesa de la entrada, ya que tiene dos partes: la barra tipo bar normal, y el restaurante para la «jet-set». Cuatro txacolís, pinchos variados. La cuenta nos sale a 10 euros por comensal. La verdad, mejor de lo esperado.

Restaurante de Arguiñano

Restaurante de Arguiñano

Un día en Donosti, la Perla del Cantábrico. 

Hoy toca pasar el día en la capital de Guipúzcoa, la Perla del Cantábrico. Zarautz se encuentra a tan sólo 15 km. de San Sebastián, estando muy bien comunicado tanto por en autobús como en tren de cercanías. Elegimos el bus y en un ratito estamos en el elegante Paseo de la Concha, disparando los objetivos más rápidas que el viento, como unas guiris más. Aquí es fácil sentirse como una señorita de la Belle Époque.

Playa de la Concha

Playa de la Concha

Momento de internarse por su Casco Viejo, la ría, la Catedral neogótica… El sol resplandece. Suena la música. El ambiente es realmente animado.  Entre el gentío se oye una mezcolanza de euskera, español y francés. La ciudad brilla bajo el sol del verano. ¡Se nota que es Aste Nagusia!

Mercado Donostia

Quien no se alegra el día es porque no quiere

Catedral Neogótica

Catedral Neogótica

De pintxos por el Casco Viejo de Donosti.

Al medio día nos perdermos por las callecitas del Casco Viejo buscando los bares de pintxos recomendados: la Cuchara de San Telmo, el Borda Berri (especialidades: la carrillera y risotto de Idiazabal), el Sport (famoso por su pintxo de foie),  Néstor (su txuletón), A fuego Negro o La cepa. Buena ruta ¿no?

¡Una de pulpo!

¿Tripa llena? Para bajar los pintxos, nada mejor que subir al Monte Urgull y disfrutar de la panorámica sobre la ciudad y la bahía entre los cañones defensivos. Mientras abajo, en el puerto, se desarrolla un «abordaje pirata«.

Bahía de la Concha

Bahía de la Concha

El camino es de un verde musgoso, casi extraterrestre. En su cumbre aguarda una fortaleza, el Castillo de la Mota, con ilustrativo museo sobre la historia de la ciudad.

Sendero del Monte Urgull

Sendero del Monte Urgull

Monte Urgull

Monte Urgull

Una vez más, el sol decide despedirse y comienza a llover. Como me dijo un simpatico camarero asturiano: «el verde hay que pagarlo«…

Castillo de la Mota

Castillo de la Mota

La excusa de la lluvia caprichosa y que no podemos ir al «Peine del Viento«, temporalmente cerrado debido a un temporal, lleva nuestros pasos de nuevo a las tabernas. Esta tarde tenemos una guía de lujo: Marta, mencionada anteriormente, se ofrece a  llevarme al mejor bar de la ciudad: el Zeruko. Impresionante: son las 19.00, está a punto de abrir y ya hay cola para acceder al local. ¡Esto promete!

De pintxos por Donosti: Zeruko

De pintxos por Donosti: Zeruko

Ahora hay que hacer caso a la anfitriona y elegir los pintxos de la pizarra. No nos arrepentimos: son exquisitos. Estos tienen nombres tan sugerentes como: «Minitarrina de bacalao al sarmiento con ensalada efervescente de caserío», «Timbal de morcilla con foiegras con costra de pistacho y glaseado».

Barra del Zeruko

Camarero, ¡otro txacolí!
De pintxos con Marta de "Rojo Cangrejo"

De pintxos en el Zeruko con Marta de «Rojo Cangrejo«

Esa noche nos despedimos de Donostia en el tren bajo otra lluvia: la de los fuegos artificiales que colorean el cielo de mil tonos.

http://www.sansebastianturismo.com/

Fuente: http://www.sansebastianturismo.com/

Sabor a Getaria.

De Zarautz a Getaria hay tres kilómetros por una senda que discurre junto al mar. Esta villa marinera, en la que nació Juan Sebastián Elcano, nos sorprende por pequeña y bonita, atrapada entre la escarpada montaña y el Cantábrico. Su iglesia de piedra destaca entre los rojos tejados. Sus calles y plazas están repletas de terrazas, con brasas en las que ya humean piezas de marisco y pescado asado. Elegimos una terraza junto al puerto al azar, con el objetivo de probar el txacolí de Getaria denominación de origen.

Guetaria

Guetaria

Zumaia, última parada.

Antes de virar al sur y perder de vista al Cantábrico, hacemos un alto para almorzar en Zumaia. El viento y las nubes azotan la costa del bello municipio ofreciendo un espectáculo de mar bravo y naturaleza salvaje. Al otro lado, en la bahía en la que confluyen el río Urrola y el Narrondo, las barquitas se balancean en un baile mucho más sosegado. Nos sentamos en la Justa Taberna, con menú del día sabroso y barato.

Zumaia

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Un cuento con sabor a mar Cantábrico. A explosión de ricos pintxos en el paladar. A unos días de verano diferentes, templados y frondosos en el norte.

Cuatro andaluzas en Euskadi

Cuatro andaluzas en Euskadi

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14 Comentarios
  1. Responder

    Mauxi

    24 noviembre, 2015

    Soy una enamorada de Euskadi y de sus pintxos, así que me ha dado mucha «envidia» tu post Patri, y también muchas ganas de volver.

    Se ve que se lo pasaron en grande; preciosos los lugares que visitaron, los pintxos tenían muy buena pinta y, encima con buena compañía y una excelente guía local. ¡Para repetir! Un abrazo y a seguir disfrutando!

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