Asia China

Palacio de Verano de Pekín

Escrito por la
el
18 noviembre, 2015

Lejos del bullicioso centro de la Ciudad Prohibida, a doce kilómetros de Beijing, el emperador Qianlong ordenó construir allá por el 1750 un palacio rodeado de agua y jardines, donde refugiarse los más calurosos días del estío. Cien mil obreros trabajaron ampliando el lago Kunming hasta conseguir la deseada forma de melocotón, que representa la longevidad en la cultura china, observados desde la colina por el mandatario. El lugar perfecto para emplazar el Palacio de Verano de Pekín.

Lago Kunming

Lago Kunming

Historia del Palacio de Verano de Pekín.

La historia de este palacio es de dichas y desdichas: durante cien años el Palacio de Verano de Pekín fue objeto de recreo de la familia imperial. En 1860 quedó casi derruido  por las fuerzas franco inglesas durante la Segunda Guerra del Opio, siendo restaurado y embellecido por la viuda emperatriz Cixi cuarenta años después. En 1900 durante la Rebelión de los Boxers de nuevo fue arrasado por tropas extranjeras, con lo que tuvo que ser reconstruido en 1949, justo antes de la Revolución de Mao.

En la China del S. XXI, el Palacio de Verano de Pekín es un amplio conjunto monumental de 300 hectáreas por el se pierden turistas y pequineses, en torno a la inmensidad de su lago, la Colina de la Longevidad, las residencias, teatros, pagodas, paseos para la recreación y muelles. Y al que hoy accedemos en el moderno suburbano, parada Xiyuán.

Mi visita al Palacio de Verano de Pekín.

Brilla el sol en un nítido cielo azul inusitado en Pekín, por razones que ya expliqué en anteriores entradas (Beijing, la Ciudad Prohibida sigue estando vetada). Las construcciones puntiagudas se elevan entre los árboles de la Colina de la Longevidad, rodeada de canales, una estampa que parece sacada de una pintura china tradicional.

Canales del Palacio de Verano

Canales del Palacio de Verano de Pekín

Tras abonar los 50 yuanes de la entrada estamos en el recinto. Me gustaría escribir sobre lo bucólico de este parque, la tranquilidad de sus senderos. Pero no sería cierto. La verdad es que estaba tan abarrotado de turistas como Badaling, el tramo de la Gran Muralla que visitamos.

Turistas en el Palacio de Verano

Turistas en el Palacio de Verano

Aún así, disfruto del gran espacio que Cixi diseñó para su propio deleite: De pasear por el Gran Corredor, un pasillo techado de más de 750 metros a orillas del lago. Cuentan que lo mandó construir la emperatriz para poder moverse por el palacio sin preocuparse por las inclemencias meteorológicas. Lo mejor: sus techos decorados de primorosas pinturas.

El Gran Corredor

El Gran Corredor

De ascender por la escalinata a la Pagoda del Buda Fragante, que da paso al templo budista del Mar de la Sabiduría, que corona la Colina de la Longevidad. A él acudía a orar una vez al año la emperatriz.

Pagoda del Buda Fragante

Pagoda del Buda Fragante

De la nave que nunca navegó flotando sobre las aguas: el Barco de Mármol de dos pisos, hecho de madera, mármol y cristal, en el que Cixi era halagada por sus invitados en suntuosas fiestas.

El Barco de Mármol

El Barco de Mármol

El día acompaña y eso se nota en el ambiente, el aire cálido, las risas infantiles, los jóvenes haciendo cola para comprar un helado en los puestos, alquilar un patín a pedales o subir a bordo de una barca que cruce el lago hasta el Puente del Cinturón de Jade, vestigio de la época de Qianlong, al otro lado del Palacio de Verano.

Nosotros sin embargo optamos por el largo paseo. Los sauces llorones y moreras bordean el lago hasta su otro extremo, donde se encuentra la isla de Nanhu. Con una pequeña pagoda rodeada de bosque, se accede por el Puente de los Diecisiete Arcos, decorado con 540 leones esculpidos, réplica del popular puente de Marco Polo al sur de Pekín.

Puente de los Diecisiete Arcos

Puente de los Diecisiete Arcos

En esta idílica isla, mucho más sosegada, finalizamos la tarde y nuestro día en el Palacio de Verano de Pekín, con un plácido atardecer a ritmo de las barcazas deslizándose sobre las quietísimas aguas del lago.

Atardecer en el Palacio de Verano

Atardecer en el Palacio de Verano de Pekín

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Lee mis otras entradas sobre Pekín en el blog:

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7 Comentarios
  1. Responder

    Vicenta Delgado

    13 julio, 2018

    Vaya he tenido la oportunidad de visitar algunos países, ciudades del continente asiático pero sin duda alguna los relatos de este palacio merece la pena visitarlo, la verdad has mostrado un lugar que creo que muchos no conocemos en oportunidades he realizado un par de viajes a Japón pero me gustaría llegar a china y visitar este tipo de lugares como el Palacio De Verano en Pekin, tener una experiencia como la tuya gracias por compartirla, excelentes reportajes con todo lujo de detalles y gran cantidad de fotos que os ayudaran a “marcar como favoritos” en la planificación de vuestro viaje. 😉

    • Responder

      cosmopolilla

      13 julio, 2018

      Gracias, yo también quiero volver a Pekín porque me quedé con la espina de no poder ver la Ciudad Prohibida, pero de momento ahora toca ¡Japón!

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