Andalucía España

Medina Azahara, la Ciudad Resplandeciente

Escrito por la
el
20 marzo, 2017

Una lagartija de piel verde y brillante se apresura a esconderse en una grieta del muro. Mis dedos palpan la pared rugosa y marchita, que hace más de mil años era la estancia palaciega del califa Omeya de al-Ándalus. Desde lo alto de la colina mi vista se pierde en la nostálgica belleza de lo desolado. El viento que agita las hojas es la sinfonía de las ruinas de Medina Azahara, «la Ciudad Resplandeciente». En los suntuosos salones donde se reunían los astrónomos, sabios y poetas más eminentes del mundo hoy crece la maleza.

«Te he recordado en Azahara con nostalgia

cuando el horizonte era límpido

y resplandecía la faz de la tierra.» 

Ibn Zaydun, poeta andalusí (1003-1071)

Medina Azahara, Córdoba

Medina Azahara, Córdoba

El día amenaza con lluvia en la ciudad de Córdoba. El Guadalquivir baja oscuro con furia, por algunas zonas desbordado. A las afueras de la urbe la carretera de Palma del Río nos conduce a la entrada de «Córdoba la Vieja». En las estribaciones de una Sierra Morena nublada palidecen las ruinas de la que fuera conocida como la «Ciudad Brillante» o «Resplandeciente». El moderno Centro de Interpretación acoge a sus visitantes, recreando en un museo lo que fue Medina Azahara. Realmente, es una visita imprescindible para comprender allá arriba qué es lo que estamos pisando.

Medina Azahara, la Ciudad Resplandeciente

Medina Azahara, la Ciudad Resplandeciente

Medina Azahara, la ciudad palaciega del Califato.

Año 929 en el recién estrenado Califato de Occidente.  Abd al-Rahman III edifica la ciudad más bella del mundo, casi tanto como su favorita, la joven Azahara: a ella se la dedica. Cuenta la leyenda que la muchacha, natural de Granada, era presa de la melancolía puesto que añoraba su tierra. Para contentarla, el califa mandó plantar toda Sierra Morena de almendros, para que al florecer en primavera le recordara la estampa de sus nevadas montañas.

Quién sabe si la joven conseguiría aplacar su tristeza al contemplar el valle verde y fértil del Guadalquivir a sus pies… Al pasearse junto a los jardines y ver reflejado su rostro en fuentes y estanques. Ella, como todos los de su tiempo, hace mucho que se marcharon, dejando sólo su sombra en la ciudad que compitió con el esplendor de Samarra. El «Versalles» de la Edad Media la han llamado.

Medina Azahara, puerta del Ministro

Medina Azahara, puerta del Ministro

Y es que consta que Abd al-Rahman no escatimó en su construcción ni el uso de los materiales, buscando intimidar a los reyes bárbaros del norte, que vivían en lúgubres fortalezas de piedra, y a sus vecinos del sur, los fatimíes del norte de África, enemigos de los Omeyas. Por algo él era el rey del gran Emirato, en el que su capital, Córdoba, era la ciudad más habitada y avanzada del planeta. Oro, piedras preciosas, opulentos mármoles púrpuras y carmesíes para vestir suelos y paredes. Incluso, cuenta la tradición que existió una alberca de mercurio, que arrojaba destellos de luz en la oscuridad de la noche.

Acueductos, fuentes, aljibes, almunias y estanques… El agua se canalizó como sólo los musulmanes sabían: jugando con ella, convirtiéndola en arte. Aprovechando el desnivel de la ladera, la ciudad palatina se distribuyó en tres terrazas, dominando el alcázar real la parte superior. Desde él divisaba el califa la verde campiña cordobesa, perdiéndose la vista en las extensas llanuras del Guadalquivir. En el alcázar también recibía las visitas oficiales, celebradas en el Salón Alto, de hermosos arcos distribuidos en naves contiguas.

Medina Azahara, muros y jardines

Medina Azahara, muros y jardines

He accedido a Medina Azahara por la Puerta Norte de la muralla. La que, según cuenta la leyenda, también está dedicada a la esposa favorita del califa. Continúo caminando por las dependencias del rey, la Casa de los Visires, el lugar de la guardia… Los muros que un día fueron blancos hoy están desteñidos, así como los zócalos, arcos y columnas, antaño pintadas en azul, rojo y gris. Frente a mí se alza el Gran Pórtico, entrada oriental al alcázar, con un arco de herradura.

Medina Azahara, Gran Pórtico

Medina Azahara, Gran Pórtico

Los cipreses alargados marcan el camino a través del hermoso Jardín Alto hasta el Salón Rico, la joya de Medina Azahara. El lujo y la solemnidad del mundo califal cobran  en él su máxima expresión, en sus tres naves de arcos de mármol, labrados con motivos que imitan a la madre natura. Este era el corazón de la Ciudad Resplandeciente: aquí estaba el trono. Aquí se celebraban las fiestas. Frente a la gran explanada del Salón Rico ahora cierro los ojos. Me imagino a los embajadores de Bizancio atravesando el pórtico, abrumados por la belleza de Medina Azahara, en recepciones de manjares exquisitos, con músicos y eruditos, rodeados de suntuosidad.

Medina Azahara, el Salón Rico

Medina Azahara, el Salón Rico

Abro los ojos y se posan en la parte de inferior, la última terraza. Este era el lugar de las viviendas y los artesanos, los baños, el mercado, los jardines públicos. Aquí se encontraba también la mezquita Aljama, edificada extramuros mirando a la Meca, en el lejano oriente.

Medina Azahara, mezquita

Medina Azahara, mezquita

Sin embargo, el fulgor de la ciudad resplandeciente se apagó pronto: tan sólo duró setenta años. A principios del siglo XI la guerra asoló al-Ándalus. El fuego arrasó Medina Azahara, reduciéndola a ruinas. La ciudad de amores y desencuentros, que presenció el tórrido romance del poeta Ibn Zaydun con la princesa y poetisa Wallada, se rindió a la soledad y el abandono. Por los salones en los que antes se escuchaba la música acompañando danzas y canciones, ya sólo resuena la lluvia y el viento… Bajo la tierra de Sierra Morena descansan sus secretos: aún hoy sólo se ha excavado un 10% de Medina Azahara.

«Desde al-Zahra te recuerdo con nostalgia,
el horizonte está claro y la tierra nos muestra su faz serena.
La brisa desmaya con el crepúsculo,
parece que se apiada de mí y languidece llena de ternura.
Así fueron los días deliciosos que ya pasaron,

cuando aprovechando el sueño del destino, 

fuimos ladrones del placer».

Ibn Zaydun (Córdoba, 1003 – 1071)

Medina Azahara, Córdoba

Medina Azahara, Córdoba

Medina Azahara, información práctica:

  • El conjunto arqueológico de Medina Azahara se encuentra a 8 km. de Córdoba.
  • Se puede llegar en coche (hay que estacionarlo en el Centro de Interpretación) o en autobús público, que sale del Paseo de la Victoria frente al mercado. 
  • La entrada es gratuita.
  • Web oficial: Turismo de Córdoba
  • Te interesa: Guía de lugares imprescindibles que ver en Andalucía.
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3 Comentarios
  1. Responder

    Click_Trip

    21 marzo, 2017

    ¡Mi lugar favorito de Córdoba! He tenido la suerte de poder visitarlo en varias ocasiones y no me canso. Cuanta historia y cuanta belleza en un mismo lugar.

    Un saludo! 🙂

    • Responder

      cosmopolilla

      21 marzo, 2017

      Muchas gracias, a mí también me encanta y he tenido la suerte de visitarla varias veces. ¡Muchas ganas de volver a Córdoba! Un abrazo

  2. Responder

    Tonio Ant

    31 marzo, 2017

    He ido varias veces a la hermosa ciudad de Córdoba y siempre quedó pendiente una visita a Medina Azahara… A ver si la próxima vez puede ser.

    En Youtube encontré un vídeo con una reconstrucción en 3D que da idea de lo fue: https://www.youtube.com/watch?v=RDXCSEygUdo

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