Bali
Asia Indonesia

Indonesia en la mochila: Java, Bali y Lombok.

Escrito por la
el
31 octubre, 2014

Dejemos atrás la vieja Europa y pongamos rumbo hacia el sol naciente… Lejos, muy lejos, casi al otro lado del globo, en el hemisferio sur. Destino: Sudeste asiático. Indonesia: 20 horas de vuelo y una mochila que volverá llena de recuerdos únicos, de esos que te iluminan el rostro y te arrancan una sonrisa cuando de repente aparecen en un tarde lluviosa de nuestro otoño occidental: un templo hindú flotando entre nenúfares en el lago sagrado, un amanecer en el volcán Bromo, con su humeante laguna verde, o un placentero baño en las cristalinas aguas del Índico rodeado de la barrera de coral de las Gili Island, auténtico paraíso.

¿Te metes en mi mochila?
Ubud, Bali, Indonesia

Ubud, Bali, Indonesia

El trayecto es largo, pero te aseguro viajero que merece la pena… No quedarás indiferente.

Isla de Lombok

Isla de Lombok

DATOS SOBRE INDONESIA

Indonesia es un país gigante, formado por cientos de islas… Para conocerlas todas habría que estar varios meses. Con sólo 20 días hay que elegir: nos quedamos con las más accesibles: la hiperpoblada isla de Java, la famosa Bali y la tranquila Lombok. Me hubiera encantado ir a Borneo a internarme en la selva en busca de los orangutanes rojos, así como el dragón de Komodo en la isla del mismo nombre, o capturar una instantánea de las lagunas de colores que habitan en el interior de los volcanes de isla Flores… ¡Otra vez será!

Mi primera vez en Asia…

Ha sido toda una experiencia: un viaje a lo desconocido y lo exótico, el descubrir un mundo nuevo de colores, olores, sabores, texturas… Que los primeros días supusieron un choque cultural impactante. Desde la musulmana Java, con sus cantos del almuédano desde las mezquitas llamando a la oración (benditos despertares a las 4 de la mañana…) hasta el misticismo hindú de Bali, con sus templos y rituales sagrados de ofrendas de fruta e incienso a los dioses.

Kuta, Bali

Kuta, Bali. Surferos y mujeres musulmanas en la playa.

País de contrastes, me quedo con la amabilidad extrema de la gente, encantadores y dispuestos a ofrecerte su ayuda en cualquier momento.

Gracias, Asia, por recordarme que sonreír es gratis…

Fuente: www.catai.es

Indonesia: nivel de vida y moneda:

Asia es económico, sobre todo comer. La moneda es la rupia, devaluadísima: 1 euro son 10.000 rupias. Nada más llegar al aeropuerto cambié 200 euros y me dieron 2 millones de rupias (sí, ¡no pude dejar de flipar por tener un millón de algo! je je je La comida típica, arroz y más arroz… y fideos, ¡de arroz! Los sirven con carne o pescado, y huevo, nada de cerdo. El precio: 1 – 2€ el plato. Lo más caro el alcohol, estamos en un país musulmán: una rica y refrescante bintang, la cerveza local, puede costar 2-3€, más que comer…

Comida indonesia

Alojamiento en Indonesia:

Alojarse en habitaciones «medio decentes» vino a costar unos 8 – 10 euros por persona. Esto es: cama o colchón en el suelo y un baño a lo indonesio (agujero en el suelo y cubo para lavarse, en muchos no hay agua caliente). De estos lujos pasamos al mega lujo: hay resorts increíbles, por unos 30 – 50 euros por persona. Nosotros íbamos muchos días, no nos lo podíamos permitir… ¡Así que a prepararse para la aventura!

Baño indonesio.

Baño indonesio

Baño indonesio

Cómo moverse por Indonesia, ¿por libre u organizado?

En Indonesia se conduce por la izquierda, herencia de un pasado colonial inglés, y además tiene un tráfico infernal por lo que yo bajo mi punto de vista no recomiendo alquilar un coche o moto, a pesar de que permita mayor libertad. Nosotros nos movimos en transporte público para salvar largas distancias como el tren desde Yakarta a Yoggy, y en transporte privado para hacer las excursiones al volcán Bromo o para recorrer Bali ya que de otra forma no es posible.

Vacunas para ir a Indonesia

Fui al Centro de vacunación internacional a inmunizarme de hepatitis A y B, y fiebre tifoidea. También es recomendable encefalitis japonesa si se van a visitar zonas rurales y profilaxis para la malaria (si se va sólo Bali no es necesario): una pastilla al día y ninguno sufrimos efectos secundarios. Aunque más vale prevenir que curar y el RELEC extrafuerte para evitar picaduras es el mejor aliado. ¡Estamos en el trópico!

Seguro para viajar a Indonesia.

¡No viajes a Indonesia sin seguro! Yo recomiendo Mondo. Si lo compras a través de mi web tendrás un 5% de descuento por ser lectora. Lo puedes conseguir aquí:

Clima en Indonesia:

¿Cuándo es mejor viajar a Indonesia? Este país insular se encuentra justo debajo de la línea del Ecuador, por lo que su clima tropical hace que sólo existan dos estaciones al año: la seca y la húmeda. Con calor todo el año, la diferencia es que llueva con mayor o menor frecuencia. Yo fui en temporada seca: finales de agosto y principios de septiembre, con un tiempo espléndido, ideal para estar todo el día en remojo…

LA RUTA POR INDONESIA: JAVA, BALI Y LOMBOK

Día 1: Llegada a Yakarta (Isla de Java).

2: Yakarta – tren nocturno a Yogyakarta. Día 3: Yogyakarta.

Día 4: Yoggya: templos de Prambanan y Borobudur. 

5: Yogyakarta – volcán Bromo.

Día 6: Bromo – Denpasar (BALI).

7: Denpasar – Senggigi (LOMBOK)

Día 8: Senggigi. 

9: Sengiggi – Gili Trawangan (Islas Gili).

Día 10: Gili Trawangan.

Día 11: Gili – Ubud (BALI).

Días 12, 13, 14 y 15: Ubud (excursiones por la isla).

Día 16: Ubud – Kuta.

Días 17 y 18: Kuta.

Día 19: Bali – Yakarta (vuelo).

Día 20: Yakarta – Madrid.

CUADERNO DE VIAJE: 20 días de mochilera por Indonesia.

Día 1: Llegada a Yakarta o Sarajevo II.

Volamos con Qatar Airlines haciendo escala en Doha. Un vuelo comprado con bastante antelación (5 meses) costó 600 euros ida y vuelta; nada mal para 20 horas cruzando el mundo. Salimos un sábado de Madrid a las 15 horas y aterrizamos en el aeropuerto de Yakarta un domingo a la misma hora. Jet jag cero: las 10 horas de vuelo de Doha-Yakarta las pasamos durmiendo 🙂   A la salida del aeropuerto nos abordaron los taxistas ofreciéndonos llevar a múltiples lugares. Como era de día nada de taxi: hay un bus que te lleva por 2€ al centro, a la misma estación de tren de Gambir. Allí cogimos un bemo o tuc-tuc, con el objetivo de que nos llevara al hotel que habíamos reservado previamente a través de booking para pasar la primera noche. Empezó la diversión: un bemo es una moto a la que le han colocado detrás un cubículo portátil con 2 ruedas… Que por cierto se perdió y tardó lo suyo en encontrar el hotel. Éste, de estilo europeo y medianamente asequible, (Rumah Shinta), nos salvó la primera noche… A la vuelta del viaje ya conociendo la ciudad buscamos aloja en la zona «mochilera» (Jalan Jaksa).

Bemo o Tuk tuk

Bemo o Tuk tuk

Día 2: Yakarta y tren nocturno a Yoggy.

Yakarta es la capital de Indonesia, con más de 10 millones de habitantes. El impacto de la llegada fue brutal: la bauticé Sarajevo II, puesto que me pareció una ciudad bombardeada, en la que opulentos rascacielos alternan con edificios en ruina y destruidos, canales de agua cubiertos de inmundicia y basura por doquier. El denso tráfico y la contaminación hacen de Yakarta un auténtico caos insoportable. Una auténtica locura de ciudad, al menos para una «europeílla» como yo…

Yakarta

Yakarta

Yakarta

El caos y la suciedad de Yakarta.

Avisados estábamos de que Yakarta no tenía nada que ver… Así que por la mañana lo primero que hicimos fue ir a la estación de Gambir a comprar los billetes para desplazarnos a Yogyakarta o Yoggy, centro cultural de Java, en el centro de la isla. Los conseguimos para esa misma noche: salida a las 20 horas y llegada a las 6 de la mañana. Eso sí, no quedaba nada de clase turista, only first class, casi 50 euros la broma…

Habíamos dejado las mochilas en la consigna del hotel, por lo que el día lo destinamos a explorar las «maravillas» de Sarajevo II, del que sólo puedo destacar un paseo por Monás, el emblema de la ciudad, gigantesco parque con una enorme antorcha dorada en su centro.

Monás

Monás

Fiesta fin de Ramadán en Monás.

Coincidía que era justo el fin del Ramadán, por lo que el parque entero era una fiesta: puestos de comida, venta ambulante de todo tipo de cachivaches, familias haciendo picnic… Igual que el Retiro pero a lo indonesio. ¡Inmersión cultural!

Fin de Ramadán

Fin de Ramadán

¿Puedo sacarte una foto?

Creo que nunca me he sentido más extraterrestre en mi vida: éramos los únicos europeos y los indonesios no paraban de mirarnos y señalarnos como a los bichos raros del lugar. Sentarse a descansar era sinónimo de convertirse en atracción turística o mono de feria. Docenas de personas nos pidieron que posásemos en fotos con ellos… ¡Famosos por un día! Nos tomamos con humor este inesperado club de fans indonesios…

¿Una foto, por favor?

¿Una foto, por favor?

Comimos en el agradable Memories, recomendado por la Lonely, en la zona guiri, (Jalan Jaksa), de ambiente europeo, con ventiladores y mesitas de madera, nuestra primera comida indonesia y un té helado para refrescarnos del intenso calor.

En tren a Yoggi.

Por fin llegó la hora y con gusto nos subimos al tren a acomodarnos en nuestros confortables asientos anchos de cuero de primera clase… Casi no pegué ojo en toda la noche. Culpables: el continuo traqueteo y que a media noche se detuvo en una estación en medio de la nada, donde vendedores ambulantes se pusieron a gritar a pleno pulmón: «¡¡KOPI, KOPI, KOPI!!» (café) y no sé cuántas cosas más…

Tren de Yakarta a Yoggy

Tren de Yakarta a Yoggy

Día 3: Yogyakarta.

Llegamos a Yoggy ojerosos de madrugada. Un desayuno en la estación (un maldito kopi, ¡ahora sí!), y comenzó la siguiente odisea: buscar alojamiento, tarea poco fácil ya que como he comentado anteriormente era fin de Ramadán, esto es, semana festiva en toda Indonesia, lo cual equivalía a todo ocupado. Después de desalentarnos con los carteles de No Vacancies por los alrededores de la estación, consultamos la Lonely Planet y fuimos a probar suerte en otro barrio un poco más alejado (Prawitomaran). Recorrimos toda la calle viendo auténticos tugurios (habitación without shower, un somier de colchón finísimo y tablas rotas, e incluso un lugar donde en el baño se paseaban tranquilamente unas «graciosas» cucarachas saludando con sus antenas…) Al borde de la desesperación, por fin al final de la calle encontramos un sitio limpio, con baño nuevo y cómodas camas por 10 € la noche por persona (habitación de 3). Visto lo visto nos quedamos.

El Kraton de Yoggy.

Dedicamos el resto del día a recorrer Yoggy: el kraton (palacio del sultán) y las concurridas calles del centro. Fue un día duro: calor sofocante, exceso de gente, ríete tú del Rastro un domingo, coches, motos, ruido… Acabamos un poco saturados, por lo que la tarde la pasamos degustando un zumo y un magnífico masaje de una hora ¡por 5 €! En toda la calle hay lugares muy agradables, en los que sólo hay que entrar, preguntar y relajarse. En cuanto a la cena, nos gustó el Vía Vía, de ambiente internacional y rica comida fusión, aunque cuidado con el picante! creo que alguien lloró con el pollo al curry… 😉

Aprovechamos también la tarde para reservar en una agencia de guiris de las muchas que hay en la calle principal la excursión para el día siguiente: el templo budista de Borobudur y el templo hindú de Prambanam, a unos 40 km. de Yoggya.

Kraton

Kraton

Descanso en el kraton

Descanso en el kraton

Noche de pesadilla.

Nuestra primera noche en Yoggy fue… pues como la definió una de los miembros de la expedición: «muy pintoresca». A eso de la una de la madrugada al ir al baño me encontré con una súper «antenuda» (cucaracha de considerables dimensiones) saludando desde la pared… Del grito desperté al resto y la cuqui se coló en la habitación, por lo que empleamos un rato a la caza y exterminio de la visitante nocturna. Pasado el incidente, nos volvimos a dormir, y exactamente a las 4 de la mañana nos despertaron unos cánticos coránicos: teníamos la mezquita justo al lado del hotel y el almuédano llamaba a la primera oración del día… Esta se convertiría en la b.s.o. de nuestros despertares en Indonesia… Teniendo mezquita, ¿Quién necesita despertador?

Día 4: Yoggya: templos de Prambanan y Borobudur.

Tras la noche agitada nos levantamos para la excursión matinal. Nos habían dejado un termo con kopi y thé en la entrada de la habitación: muy sabrosos ambos. Junto con unas extrañas pero ricas galletas rellenas de queso que habíamos comprado el día anterior recuperamos parte del buen humor que acompaña a todo viajero pese a las adversidades y/o anécdotas menos agradables. La furgo nos recogió a la hora acordada y pusimos rumbo a los templos más famosos de Indonesia.

El templo de Borobudur, el monumento budista más grande del mundo.

Borobudur se esconde entre verdes montañas, emergiendo como un sueño entre la bruma matinal. Más que un templo es una mole de piedra gris impresionante, con gigantes campanas bocabajo y estatuas de Buda con la mirada perdida en el horizonte, como añorando tiempos pasados en los que las oraciones retumbaban entre esas piedras antiguas. Nos pusimos el pañuelo tradicional alrededor de la cintura y ascendimos hasta su sagrada cumbre, admirando las perfectas figuras primorosamente esculpidas en sus laterales.

Buda de Borobudur

Buda de Borobudur

Borobudur

Datado en el año 750 d.C. es el monumento budista más grande del mundo.

Templo de Borobudur

Templo de Borobudur

Prambanán, templo hindú.

Tras la visita continuamos hasta Prambanán, conjunto de varios templos hindúes construidos en el S.IX, similares en su imponente arquitectura a los de Camboya o Malasya. Dedicados a los tres principales dioses de la mitología hindú: Brahma (El Creador), Visnú (El Preservador) y Shivá (El Destructor), algunos se pueden visitar por dentro, aunque la mejor perspectiva se obtiene desde lejos.

Prambanan

Prambanan, Java, Indonesia

A medio día estábamos de vuelta a Yoggy, y nos refrescamos del intenso calor con una rica bintang, más que ganada! Para comer, encontramos un delicioso italiano en la misma calle del hotel, el Gading: pizzas ricas y baratas, para descansar un poco del repetitivo arroz.

Como ya habíamos visto todo lo que queríamos en Yoggy, volvimos a visitar la agencia para gestionar nuestro siguiente destino: el volcán Bromo, a 2.300 metros de altitud, el más activo de la isla de Java. Partiríamos al día siguiente.

Día 5: Yogyakarta – volcán Bromo.

Día de ruta: 11 horas de bus por media isla de Java hasta llegar al anochecer a nuestro destino. Un buen libro fue mi salvación. Exhaustos de autobús, cenamos en el hotel que nos habían asignado una reconfortante sopa soto ayam (con pollo y fideos de arroz), y nos fuimos a dormir. Se nota que estamos en la montaña: hace bastante fresco. ¡Es hora de sacar del fondo de la mochila el pantalón largo y el forro polar!

Sopa soto ayam

Sopa soto ayam, Indonesia

Día 6: Amanecer en el volcán Bromo – Denpasar (BALI) en La cafetera.

A las 3 de la mañana nos despiertan: vamos a ver el amanecer. En un todoterreno nos conducen por caminos polvorientos en plena noche hasta llegar a un punto alto en la ladera de la montaña, desde la que se divisan el volcán Bromo, con su gran cráter profundo y redondo, y más al fondo, el volcán Semeru, el más alto de Indonesia (3.600 m.), ambos activos. El ver como la luz va poco a poco dando color a ese paisaje lunar y desolado creo que ha sido una de las mejores experiencias del viaje.

Amanecer en Java

Java

Amanecer en el volcán Bromo.
Volcán Bromo

Volcán Bromo, Java, Indonesia

Con el sol ya brillando, toca retroceder hasta las faldas del Bromo. Desde ahí, en el llamado «Mar de arena», se asciende al mismo cráter subiendo por una empinada escalera de madera hasta el borde, desde el que se divisa su verde laguna humeante y se aspira el intenso olor a huevos podridos que emana la gran concentración de azufre. ¡Marea!

Interior del Bromo

Interior del Bromo

Mar de ceniza y arena… ¿Estamos en Java o en el Yemen?

Mar de arena

Mar de arena, Java, Indonesia

Bromo

Tras la excursión, vuelta al hotel, desayuno y de nuevo mochilas al hombro: ¡nos vamos a Bali!

Del volcán Bromo a Bali. 

El trayecto Bromo – Bali fue sin duda la parte más penosa del viaje: nos metieron en un minibus viejísimo (al que bauticé «la cafetera») a 30 guiris hacinados durante casi 12 horas… ¡Un horror!

Autobús

Autobús cafetera en Indonesia

Sólo paramos a estirar las piernas en un local de carretera para comer y en el ferry que cruza de una isla a otra…

Llegamos a Bali completamente aturdidos y destrozados, prácticamente a las 12 de la noche. Por fortuna el día anterior en Yoggya reservamos habitación por Internet en un hotel en Denpasar, así que cogimos un taxi y nos dirigimos allí directamente. El hotel, de cuyo nombre prefiero no acordarme, era el hotel de los horrores: sucio, cochambroso, y el baño, con un agujero en la pared, daba auténtico miedo… Pero dado nuestro estado no hicimos otra cosa que envolvernos en el saco y huir al mundo de los sueños hasta la mañana siguiente.

Día 7: Denpasar – Senggigi (LOMBOK)

Nos despedimos rápidamente del hotel de pesadilla y cogimos un taxi rumbo a la bahía de Padang, pequeño puerto al este de la isla desde donde zarpan los ferries y barcos rápidos a Lombok, la isla vecina. A través del cristal comencé a vislumbrar los primeros fogonazos de la maravillosa Bali: verde y más verde proveniente de una exhuberante vegetación tropical, playas, palmeras, templos hindúes de piedra con estatuas de Ganesh (el dios con cabeza de elefante), alegres sombrillas amarillas de flecos… Pero fue una visión fugaz: habíamos decidido dejar Bali para el final, y en el mismo puerto de Padang compramos los tiquets que nos llevarían a Lombok, el punto más alejado de nuestro viaje.

Bahía de Bandang

Bahía de Bandang, Bali, Indonesia

El viaje en barco de 4 horas de isla a isla nos pareció una delicia al lado de «la cafetera» del día anterior: aire libre, brisa marina, y decenas de indonesios observándonos. De nuevo éramos los bichos raros del lugar 😉

La primera aproximación a Lombok logró cautivarme: bosque tonalidad verde claro, palmeras, que daban un aspecto de isla desierta de aguas cristalinas… Después de la paliza de Java nos hemos ganado unos días de descanso, ¡toca disfrutar en la playita!

Playa de Lombok

Playa de Lombok, Indonesia

En el mismo puerto gestionamos en una pequeña agencia local los siguientes días: estábamos tan cansados que queríamos que nos dieran todo hecho. En apenas media hora arreglamos el traslado al pequeño pueblo de Senggigi, con pernocta de dos noches, traslado a una de las diminutas Islas Gili con alojamiento dos noches más y vuelta a Bali en rapid boat y traslado a Ubud. Todo por 80 euros por persona, nada mal teniendo en cuenta que sólo el barco rápido a las Gili comprándolo por separado costaba 60 euros!

Día 8: Senggigi (Lombok). 

Nuestra estancia en Senggigi se puede resumir en: playas paradisíacas de palmeras y transparentes aguas con precioso coral rosa en la arena, tranquilos paseos, y comidas de delicioso pescado a la brasa por módico precio. Ahora sí… ¡Vacaciones!

Comida en Lombok

Comida en Lombok, Indonesia

Eso sí, de los despertares de las 5 de la mañana con los cantos de la mezquita no nos libró nadie… Ni tampoco en las Gili Island.

En estas paradisíacas playas de Senggigi el choque cultural también se hizo patente, y he de decir que me impresionó el ver a mujeres musulmanas pasear y bañarse en la playa cubiertas de cabeza a pies, junto a las pocas occidentales luciendo biquini…

Para disfrutar del atardecer, al sur de Senggigi se localiza un templo de los vestigios hindúes de la isla, una sobria y pequeña construcción de piedra gris aferrada al acantilado.

Templo hindú en Lombok

Templo hindú en Lombok

Día 9: Sengiggi – Gili Trawangan (Islas Gili).

Las islas Gili son tres perlas suspendidas en el Índico, flotando al norte de Lombok en un arrecife de coral precioso y único: Gili Meno,Gili Air y Gili Trawangan.

Las dos primeras casi están despobladas y son muy tranquilas: islas de pescadores y algún resort para recién casados que busquen relax. En cambio Gili Trawagan, la más grande y alejada de la costa, la noche es una fiesta y pululan los locales de marihuana y cócteles explosivos de magic mushrooms. Hacia esta última nos dirigimos, más que por el reclamo nocturno, porque eran los precios más asequibles para alojarnos.

Por la mañana vinieron a buscarnos en una van y nos dejaron en el puerto, donde tomamos el «cayuco», atestado de turistas e indonesios. En poco rato estaba pisando la isla paraíso, donde el agua es la más transparente que he visto en mi vida.

Barco a Gili

Barco a Gili, Indonesia


Gili Trawagan
es un lugar paradisíaco, donde el tiempo parece haberse detenido y no hay lugar para el estrés. Aquí la gente se mueve en bici o carro de caballos: no necesitan más, en apenas 2 horas andando se completa la vuelta circular a la isla.

This is Gili island!
Gili Trawagan

Gili Trawagan, Indonesia

Nos alojamos en el hostal que nos habían reservado, en el interior del pueblo, un poco apartado de la orilla, que resultó ser bastante aceptable, con un tranquilo jardín donde poder relajarse antes de salir a la bulliciosa calle principal.

Hostel en Gili

Hostel en Gili

En la calle principal hay mil sitios para comer o para tomar deliciosos batidos de fruta tropical preparados al instante, agradables terrazas con techo de paja, sofás o sillones, siempre con vistas a ese precioso mar y las islas vecinas…

Una bintag en las Gili

¿Una rica bintang?

Por la noche se monta un mercado en la plaza con puestos de pescado y carnes a la brasa, barato y variado. Y después… Empieza la fiesta! A  mí me encantó el Sama-Sama, animadísimo y con buena música en directo.

Sama Sama

Sama Sama, un bar en Gili, Indonesia

Día 10: Gili Trawangan.

Segundo día en el paraíso: día de resaca, playa y snorkel.

Snorkel

Snorkel en Gili, Indonesia

Dos advertencias para disfrutar de la playa: las Gili están rodeadas de un arrecife de coral gigante, por lo que no hay arena, si no coral finísimo deshecho en níveas piedrecitas. En cuanto caminas un poco, el coral pincha. No sobran las cangrejeras o los escarpines que usamos aquí para las playas de roca. Segunda advertencia: ¡el sol abrasa! Me unté con abundante crema del 50 y, aún así, me quemé la espalda… ¡Mucho cuidado!

En mi segundo día en las Gili la mañana la invertí en hacer snorkel. En lugar de contratar una excursión de guiris, que costaban unos 10 euros, por 3 eurillos alquilé para todo el día en un puestecito unas gafas, tubo y aletas de snorkel y me fui al punto de avistamiento de tortugas marinas que había visto el día anterior paseando por la playa, al final del pueblo a mano izquierda.

Increíble la sensación de nadar sobre el mundo submarino de los arrecifes de coral rosáceo, blanco e incluso violeta, entre peces payasos, estrellas de mar y, justo donde ya no se hace pie, preciosas tortugas marinas dándose un festín de algas ajenas a todo.

Por la tarde, el punto más alto de la isla es lugar de reunión para disfrutar del atardecer: detrás del pueblo discurre un camino que asciende por una escalera de piedra entre el bosque y simpáticas terneras hasta la cumbre de la colina.

Gili

Gili

Sendero por Gili

Sendero por Gili

De espaldas dejamos a Lombok y las otras Gili. De frente, donde se oculta el sol, las siluetas de las montañas de Bali.

Vistas a Gili Air

Vistas a Gili Air, Indonesia

El sol se oculta, la marea sube cubriendo los arrecifes de coral…

Atardecer en Bali desde Gili

Atardecer en Bali desde Gili, Indonesia

Día 11: Gili – Ubud (BALI).

Nos despedimos de las Gili y nos desplazamos en apenas una hora y media a Bali, en un rapid boat. En la misma bahía de Pandang nos recogen y nos dejan en Ubud, en el corazón de Bali, centro cultural y espiritual de la isla.

Ubud

Ubud, Bali, Indonesia

Ubud es un remanso de paz y frescura, una ciudad rodeada de inmensa vegetación y terrazas de campos de arroz verdes y cuidadas. Los templos y las ofrendas a los dioses destilan misticismo en cada esquina, así como las innumerables procesiones con música y los barong, o espíritus «buenos».

Vistas de Ubud

Vistas de Ubud

Procesión de Ubud

Procesión de Ubud, la Indonesia hindú está en Bali

ALOJAMIENTO EN UBUD

Después de preguntar en varios alojamientos por los alrededores de la calle principal (Monkey Forest Road) encontramos un maravilloso hotel familiar con sólo 4 habitaciones, rodeadas de un estanque con nenúfares y peces de colores. Nos gustó tanto que nos quedamos más de lo esperado. La dueña, una simpática balinesa, todas las mañanas nos traía a la terraza un delicioso desayuno de frutas cortadas y sandwiches calientes rellenos de plátano.

Hostel de Ubud

Hostel de Ubud, Indonesia en la mochila

Días 12, 13, 14 y 15: Ubud.

¡Viviendo el estado ZEN en UBUD!

Establecemos como «cuartel general» el maravilloso Ubud y desde allí nos dedicamos los días siguientes a descubrir los encantos de Bali…

En UBUD:

Un paseo por el Monkey Forest, un frondoso bosque entre graciosos primates (macacos balineses). ¡Cuidado con sacar comida o bebida!

Bosque de monos

Bosque de monos, Ubud, Bali, Indonesia

Los senderos del norte de Ubud, entre terrazas de arrozales centenarios y pueblos recónditos, en los que los simpáticos lugareños te invitarán a tomar un té: no temas, una leyenda hindú dice que invitar a un forastero a casa les traerá fortuna…

Terrazas de arroz

Terrazas de arroz

RECORRIENDO BALI:

Desde Ubud contratamos dos días a un taxista: negociamos precio y por 15 euros por día cada uno nos llevó por toda la isla a nuestro aire… Imprescindible:

El Templo Madre: el más grande de Bali, junto al lago Batur y a los pies del monte sagrado (VolcánAgung, de 3.142 m de altura).

Templo Madre

Templo Madre

 

Templo Madre de Bali

Templo Madre de Bali

The Elephant Cave: al sur de Ubud, un ancestral templo excavado en una cueva.

La Cueva del Elefante

La Cueva del Elefante

Hot Spring: Templo de aguas termales, donde las gentes de Bali acuden a bañarse para purificar cuerpo y espíritu.

Hot Spring

Hot Spring

El Templo del lago: al norte de Bali, una de las estampas más famosas de la isla, entre un bello paisaje de montaña.

Templo del lago

Templo del lago, Bali, Indonesia

La cascada de Gitgit, al norte de la isla, a la que se accede andando por un sendero tan frondoso como empinado.

Gitgit, Bali

Gitgit, Bali, uno de los rincones más bonitos de Indonesia

Las plantaciones de café, té y cacao: una visita didáctica sobre los procesos tradicionales, donde hacen cata y puedes comprar. Consejo: es muy caro, ya que te lo venden como souvenir para turistas. En un supermercado compré varios paquetes de té de Java y café de Luwak (un primate que se come y caga los granos de café, siendo en la Gran Manzana el café más caro del mundo) por 20 cts el paquete. Sabor intenso e increíble.

Cacao

Cacao

¿Tostamos un poco de café?
Tostando café

Tostando café

No llegamos a ir a Tanah Lot, el templo en el mar, o a Uluwatu, el pueblo de los surferos, en el extremo sur de la isla, lugares que nos recomendaron…

Después de las excursiones, por la tarde, la mejor opción es sucumbir al relax en los locales de masajes (sigo alucinada… ¡una hora por 5 euros!), frescos zumos de papaya en una de las terrazas jardines de la Monkey Forest Road, y espectáculos culturales, como una representación de danza balinesa en el Palacio de Ubud, ¡magnífica!

Danza balinesa

Danza balinesa, Indonesia

Para comer: al final de Ubud, pasado el puente sobre el río, hay un supermercado donde compramos pan, embutido, queso, tomates y fruta, lo que sirvió para las excursiones por los senderos del norte de Ubud así como los días de ruta por la maravillosa isla.

Para cenar, me encantó el café-librería de un francés afincado en Ubud, el Rendezvousdoux, siguiendo la calle a la derecha del Palacio, con deliciosos y baratos creps dulces y salados. Sin embargo The Three Monkeys, famoso restaurante recomendado por la Lonely, lo resumiré en caro, malo y saturado.

Día 16: Ubud – Kuta.

Los últimos días fueron destinados a descanso y relax total en la playa de Kuta, el sitio más turístico de Bali, lleno de surferos australianos y extranjeros en busca de sol y playa.

Desde el propio Ubud cogí un bus y a medio día ya estaba en Kuta. Seguí el consejo de la Lonely y me adentré por los callejones en busca de alojamientos más económicos que los ostentosos resort a pie de playa. Me quedé en el Gemini Star Hotel, uno de los recomendados por la Guía. Barato y con buenas instalaciones, incluyendo jardín y piscina, por la noche si se opta por no salir es imposible dormir sin tapones: justo detrás hay una discoteca al aire libre. Retumbaban todos los cristales de la habitación.

Días 17 y 18: Kuta.

Días de playa, leer al sol, paseos al atardecer… Y compras en los miles de puestos de ropa y souvenirs de las calles de Kuta. Puede que Kuta sea lo más feo de Bali, pero a veces también es bueno un poco de sabor a verano y frivolidad.

Atardecer en Kuta, Bali, Indonesia en la mochila

Atardecer en Kuta, Bali, Indonesia en la mochila

Aproveché para acercarme hasta la vecina Seminak, donde había quedado con una amiga de la Universidad, que vive allí. En la playa en un agradable chiringuito llamado la Plancha, regentado por un malagueño, de estilo chill out con puf y sombrillitas, degustamos unas bintangs y nos pusimos al día.

La Plancha

La Plancha, una bintag de Indonesia

Por la noche cenamos en el mercado de Kuta, concurrido, rico, variado y muy barato, con abundantes puestecitos donde poder elegir la comida. Lo mejor: los batidos de fruta, hechos al instante!

Día 19: Bali – Yakarta (vuelo).

Nos despedimos de Bali y volvemos a «Sarajevo II», en un vuelo de una hora que habíamos comprado en España con Asian Airlines (30 euros). La noche la pasamos en un hostal bastante cutre que encontramos en Jalan Jaksa, en el que por supuesto nos volvió a despertar la mezquita a las 4 de la mañana… ¡Qué diferencia con Bali!

Día 20: Yakarta – Madrid: volvemos España.

DESPEDIDA DE INDONESIA

Vuelvo a Europa, a mi rinconcito de Madrid. Pensando en todos los bellos lugares que he dejado atrás y que para siempre formarán ya parte de mí misma… ¡Pronto volveremos a ponernos en camino!

El camino sigue y sigue…

Caminando por Indonesia

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23 Comentarios
  1. Responder

    Elda

    25 abril, 2022

    Indonesia la siento como mi segunda casa, después de pasar unos 5-6 meses, un poco similar a tu recorrido…
    Parece que has tenido un poco de mala suerte en Jawa, lo digo porque teniendo yo fobia a las cuquis, no me he encontrado ni una y menos en los alojamientos. De hecho, ni siquiera me he topado con mis enemigas en Thailand, las únicas me las encontré fritas en el mercadillo callejero de Khao San Road jajaja…
    En cuanto a Yogyakarta, la cual la he vivido muchísimo, es una perla cultural, un contraste brutal entre lo que uno se espera de una sociedad musulmana y esa apertura donde el hinduismo aún late muy fuerte.. Mis amigos de allí siempre se presentan como musulmanes rock&roll,… Es tan maravillosa y única Yogja,
    el bullicio de la vida nocturna sin importar que día de la semana, mucha juventud, hombres y mujeres de todas las edades que gozan de comida y danzas sundaneses hasta la madrugada, el mejor carnaval, decenas de homestay estilo balines, el teatro de las sombras, el viaje a ojos vendados por los árboles reales del palacio en la noche y un sinfín de anécdotas cotidianas y sus alrededores… Y su patrimonio artístico y cultural es simplemente brutal! Que decir de los alrededores? Que muy cerca está una de las mejores playas de surf de fama mundial? El tesoro de Imogiri o la ruta de los increíbles graffitis de Solo?
    Y sin embargo, parece que sus dos inmensos templos le hacen sombra en los tours propuestos.

    A ver cuando toca volver, siempre queda Sama-Sama para una Bintang fresca y una noche larga de reggae jejejeje Saludos!!!

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      cosmopolilla

      29 abril, 2022

      Muchas gracias por tu comentario, esta ruta por Indonesia fue un viaje que hice hace muchos años, de hecho fue mi primera vez en Asia y fue toda una experiencia, de ahí mi post -uno de los primeros que escribí en el blog- con una visión de viajera poco experta, pero aún así guardo muy buenos recuerdos. Supongo que ahora si hiciera el viaje con muchos kilómetros en la mochila lo viviría y escribiría diferente, ¡a Indonesia tengo que volver! Hay tantas islas, tantos lugares… Un saludo

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